Me viene esta anécdota precisamente, el segundo domingo de Cuaresma, en el que leemos la Transfiguración de Jesús en el Tabor. Un momento en el que Jesús se transforma y todo él se ilumina dejando transparentar lo que lleva dentro detrás del muro de su humanidad.
Con frecuencia todos nos quedamos a esa parte del muro y no vemos la vida que camina por la calle ni las sonrisas que nos llegan.
Vemos a los demás, no por lo que llevan dentro, sino por lo que vemos desde afuera.
Vemos a los demás, tapados y escondidos detrás del muro de sus cuerpos.
Vemos los árboles, desde su áspera corteza, y no vemos la savia que corre por dentro.
Vemos las rejas de la cárcel, y no vemos a los hombres que sufren privación de libertad allá dentro.
Vemos las rejas de los conventos de clausura, y no vemos esas almas contemplativas que han consagrado su vida a Dios y dedican sus vidas a orar por la Iglesia y el mundo.
Vemos la enfermedad y vemos muy poco al enfermo.
Vemos el pan de la mesa, y no vemos el sudor de quien lo ha ganado con su amor y el esfuerzo de su trabajo.
Vemos el cuerpo gastado y arrugado del anciano ya cansado, y no vemos al hombre que vive y siente y ama y tiene necesidad de cariño, allí dentro.
Vemos a la Iglesia desde sus debilidades humanas, y no vemos al Jesús que vive resucitado en ella.
Vemos el pan de la Eucaristía, y vemos muy poco al Jesús que se encierra dentro de ese pan.
“Maestro, qué bien se está aquí. Hagamos tres tiendas. Una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Hasta ahora le conocían a través del muro de su humanidad. Aquella mañana comenzaron a verlo desde dentro, desde su divinidad escondida.
Creer es ver lo que se esconde en el corazón de cada hombre.
Creer es ver lo que se esconde detrás de cada sufrimiento.
Creer es ver lo que se esconde detrás de cada fracaso en la vida.
Creer es ver lo que se esconde detrás de la muerte.
Creer es ver lo que hay detrás de la Cruz.
Creer es ver lo que hay detrás de cada pecador.
Creer es ver lo que se esconde detrás del agua del Bautismo.
Creer es ver lo que se esconde detrás del sacramento de la Penitencia.
Creer es ver lo que se esconde detrás del pobre que nos pide limosna.
Creer es ver lo que se esconde detrás del que viste unos harapos de pobreza.
Creer es ver lo que se esconde detrás de cada acontecimiento de la vida.
Señor: Esa mañana te destapaste. Te dejaste ver en toda tu verdad.
¿Te das cuenta de la alegría que cambió el corazón de tus discípulos?
Todos decimos que queremos verte,
danos unos ojos de fe capaces de mirar por detrás de las cosas.
Que cada día que te consagro en la Eucaristía,
mientras mis ojos ven sólo un pedacito de pan, mi fe te vea a ti.
Que cada vez que absuelvo a uno de mis hermanos,
descubra la presencia de tu amor y tu perdón en mi absolución.
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