"Ventana abierta"
Pésame a una querida amiga mía, por el fallecimiento de su esposo.
Queridísima Manoli:
Después de meditarlo mucho y en espera de que la herida cicatrice un poquito, si es que eso es posible, he creído conveniente brindarte este escrito, es lo menos que puedo hacer por mis amigos, y por esa capacidad de entrega que has demostrado tener hacia la persona amada, con quien has creado una maravillosa familia compartiendo tantos años de felicidad.
Sé que no estás sola, que tienes a tu familia, pero quiero que sepas que seguís contando con mi amistad y la de los míos.
Tu marido y vuestro padre os ha necesitado mucho, tanto como yo necesito a los míos, viéndome con mucha frecuencia imposibilitada, llegando a ser dependiente en todos los sentidos; aun así, nunca se me ha ocurrido recriminar a Dios, las cosas han venido así y no se puede volver atrás en la historia; además partiendo de la fe que gracias a Dios tengo, sé que todo es Voluntad de Él, y aunque las crisis y los fuertes dolores me dejen invalidante, no puedo sentirme triste, tengo a mi familia: mi madre que gracias a Dios aún me vive con 87 años, mis hermanos, pero sobre todo a mi marido y a mis niñas que son mis pies y mis manos ayudándome en todas mis necesidades.
Yo me miro a mí misma y veo que tengo cantidad de limitaciones, que da pena verme en cierto sentido, sin embargo soy una permanente oportunidad de que otros amen y sean grandes ante Dios.
Si el Señor permite que algo suceda, es porque también contamos con toda la fuerza necesaria, la fuerza que Él nos da para superarlo, o sobrellevarlo por lo menos; porque lo que está claro es que Dios nos quiere.
Santa Teresa de Jesús decía:
"Si así tratas Tú a tus amigos, con razón tienes tan pocos".
Él permite estas cosas, pero también nos da su Fuerza.
Tu marido sabía que aún podía amar mucho, que amar lo pueden hacer todas las personas, independientemente de su estado físico, con tal de tener corazón, un corazón tan grande como el que él tenía, y gente a su alrededor con la que poder volcarse, queriendo y sonriendo siempre.
Yo creo firmemente que desde algún lugar que Dios le habrá reservado junto a Él, él os ve y está de alguna manera con ustedes e intercediendo por su familia y sus amigos, mientras esperamos el reencuentro definitivo.
Querida Manoli, habéis echado el resto, sin consideraros víctimas por ello; todo lo que habéis entregado en tiempo, energía, esfuerzo, se os tendrá en cuenta, porque ante ustedes se presentó la posibilidad de amar como quizás no lo hubiéseis imaginado de otra forma; él fue un tesoro para ustedes, y habéis sido grandes a los ojos de Dios.
Él ha recibido vuestro cariño, una limpia mirada, una mano extendida, unos brazos siempre abiertos acogiéndolo, unos pies acompañándolo en el camino de la vida. Todo eso es lo que ha recibido de ustedes.
No queríamos pensar que este doloroso momento llegaría, como también nos llegará a todos cuando se cumplan nuestros días.
El Señor a creído conveniente en este justo momento llevarse a tu marido con Él.
Ha ocurrido durante la segunda semana, dentro de la cincuentena de la Pascua del Señor, donde todo creyente nos felicitamos por su Resurrección, y también la nuestra, si no, vana sería nuestra fe
-como dice San Pablo-.
Tú sabes positivamente que te quiero mucho. El cariño que nos profesamos, yo sé, es mutuo; sin embargo en este instante en el que intento comunicarme contigo, me está resultando especialmente duro, muy cuesta arriba, porque aunque sea por este medio -después de haberlo hecho por teléfono- no acierto a consolarte en tan tristes momentos.
Particularmente, me acerco aún más estrechamente a tu pesar, y al de tus hijos y familia, para haceros llegar mis más sentidas condolencias haciéndome eco también del sentimiento de mi familia, de todos los amig@s que son much@s, y de la Comunidad de Torreblanca.
No he podido estar cerca de ustedes en estos dolorosos momentos, pero sí con el cariño y el recuerdo de una amiga, y eso también lo hago desde casa.
Tuve el gusto de conocerle, pero no de haberle tratado en profundidad, aunque me consta, porque así lo proclamabas a los cuatro vientos, y a tus amigas entre quienes tengo el orgullo y el privilegio de pertenecer, que ha sido un buen esposo, un buen padre - a las pruebas me remito- y un buen abuelo, eso es lo más hermoso que se le puede atribuir a un ser humano.
Ya ves, querida Manoli, cómo es la vida de injusta, que a una gran alegría por esas dos nuevas bellezas que te han nacido, se le sume la tristeza por tan sensible pérdida.
Junto a nuevas vidas que llegan, otra vida se nos va.
¡Cuidáos mucho, tened ánimo y adelante, Paco querrá veros bien y felices!
Será vuestra lágrima su lágrima; vuestro dolor su dolor.
Pienso que Dios dijo:
"Si un ¡ay! es dicho por dos o más de vosotros, me llega al Corazón y allí encuentra remedio".
Llorad con los que lloran -aconseja el Libro- las lágrimas se secan mezclándolas. Son aquellas lágrimas que nacen en lo profundo del corazón, se recogen en los ojos, y desde allí recorren el camino hasta el cuenco de las manos de Dios.
Las lágrimas que se comparten aligeran la carga del dolor y lo hacen más llevadero y más fecundo.
Y como ninguna lágrima se pierde, Dios las recoge todas, nos serán devueltas convertidas en Alegría y Vida.
Todo sigue su curso, pero en el recuerdo van quedando todos los sentimientos agazapados.
¡Cuánto cuesta continuar caminando sin las personas que queremos!
¡Qué gran vacío dejan en el corazón; pero al mismo tiempo, qué alegría y qué agradecimiento por la fe en la resurrección que nos hace vivir con tanta esperanza los acontecimientos de muerte...
A medida que se acerca el invierno, parece que a nosotros también nos apena ver atardecer la vida y no sabemos por qué.
Dijo el poeta:
"Ninguna primavera tiene tal arrogancia que pueda ser continua su fragancia".
Pasan la primavera, el verano, y su fragancia y su brillo; pero nos queda la luz, la alegría, la fuerza de su savia que en las ramas alumbrará fruto.
No nos apene ver atardecer nuestra vida, tiene el atardecer una luz, un sosiego, un silencio especial, y Dios está más cerca.
Sobre un reloj antiguo está escrito:
"Ten por cierto que una de estas horas es la tuya"
Recordemos también que si bien el morir nos entristece, consuela el corazón la esperanza de llegar hasta Dios y no dejarle nunca:
"Dios de vivos es Dios, que no de muertos".
Nada importa, o importa menos, que todas las horas hieran y la última mate.
Nuestro Padre se lo llevó con Él para llenarle los ojos de estrellas, y así poder ver brillar la Luz de su Gloria con nuevo resplandor. La Gloria del Señor lo envolvió en su Claridad, y él fue con vela encendida de fe al encuentro de su Salvador, diciéndole:
"Señor, yo he vivido esperándote, y los latidos de mi corazón eran tus pasos".
Y recibió al Autor de la Vida abriendo las puertas de su corazón de par en par, y Dios lo llenó de su Luz y de su Paz.
Y seguro que también le dijo:
"Hijo, ven Conmigo, ¿tienes hambre?".
Se nos invita a ser como la pequeña piedra de la orilla; cuando Dios pase, cuando su mano la recoja y la arroje al Lago de la Vida, la pequeña piedra turbará la superficie del agua con incontables círculos, pero cuando alcance la profundidad se quedará en una gran quietud.
Se nos invita a que nuestro corazón sea como la pequeña piedra, ¡Dios está esperando en el fondo!
Paco ya contempla cara a cara la belleza de Dios, compartiendo el gozo de la Jerusalén del Cielo.
La clave está en la Sonrisa de Dios al recibir a sus hijos en su Casa para siempre.
¡La clave es su Sonrisa y Dios siempre sonríe!
Así podemos imaginar a Dios:
Buen Pastor reuniendo a todas sus ovejas.
Padre acunando a sus hijos cansados de errar por esta vieja tierra.
Creador escribiendo la útima y gozosa línea de su Gran Poema.
Dice San Agustín:
"Una lágrima por el difunto se evapora.
Una flor sobre su tumba se marchita.
Pero una oración por su alma, siempre la recoge Dios".
La Virgen María está presente como Madre de los Dolores, pero también como Madre del Remedio, siempre cercana a ustedes, siempre cercana a todos sus hijos, sobre todo cuando sufren.
Que Jesús en su Pasión y en su Resurrección os siga ayudando con esa su Fortaleza y os anime para seguir adelante.
Que no nos angustie la pena
por la triste despedida,
porque allí estará Dios
para llenarlo de Vida.
Que no hacen falta palabras,
ni rosas, ni tampoco labios,
sólo vuestras miradas en la mía
y vuestras manos en mis manos.
Sólo pido a Dios que te dé y os conceda a todos un poquito de su entereza para poder asimilar todo lo que está ocurriendo, que podáis salir adelante y que os haga saber que tu esposo, y también vuestro padre, está ya en el mejor sitio que podemos desear, en los brazos siempre abiertos del PADRE.
Os enviamos un abrazo junto con nuestra oración y el cariño profundo de nuestro corazón, y con él, en la medida de lo posible, infundiros ánimo y esperanza.
¡Hasta siempre amig@s!
¡Que el Señor os bendiga!
Angelita y familia.
2 comentarios:
tEs una bella página, la felicito por su trabajo tan hermoso lei su carta y me encantó,muchas gracias por compartirlo...
Martha Córdova de Perú.
Bendiciones.
Muy agradecida estimada amiga:
Me alegra que te haya gustado.
Mi blog siempre estará a tu servicio, si así lo deseas.
Muchas bendiciones también para ti.
Angelita.
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