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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 28 de diciembre de 2015

Humor navideño. Lunes, 28 - Diciembre - 2015

"Ventana abierta"

P. Eduardo Sanz de Miguel o.c.d.

Humor navideño

El 28 de diciembre se celebra la fiesta de los Santos Inocentes.  Como en España hoy es un día dedicado a las bromas, les propongo nueve chistes gráficos con tema navideños, además de la tierna fotografía de arriba. 
Feliz día a todos.

Las nuevas tecnologías llegan al Portal.

El Niño Jesús echa los dientes.

El baño del Niño Jesús.

Comidas navideñas.

Pruebas de vuelo a los renos de Santa Claus.

Los Reyes Magos no aman a Santa.

Regalo navideño.

Carta a los Reyes.

El arbolito.



Te prometo que de aquí en adelante todo será perfecto.

"Ventana abierta"


Te prometo que de aquí en adelante todo será perfecto.


Una mujer que se llevaba muy mal con su esposo sufrió un paro cardiaco. 


Casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle que, evaluando sus buenas acciones y sus errores no podría entrar en el cielo; y le propuso permitirle estar en la tierra unos días más hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltaban.
La mujer aceptó el trato, y regresó otra vez al hogar junto a su esposo.
El hombre no le dirigía la palabra porque desde hacía tiempo estaban disgustados.
Ella pensó:
Me conviene hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá. Hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora está planchando su camisa para salir a trabajar, le daré una sorpresa.
Cuando el hombre salió de la casa, ella empezó a lavar y planchar toda la ropa de él. Preparó una rica comida. Puso flores en la mesa con unos candelabros, y un cartel en el sofá que decía: 
"Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a nuestros hijos, donde tantas noches los abrazos cubrieron nuestros temores y sentimos la protección y la compañía del otro. Ese amor, aún con vida, nos espera en esa cama.
Si puedes perdonar todos mis errores, allí nos encontraremos".
Tu Esposa.


Cuando terminó de escribir el último renglón "Si puedes perdonar todos mis errores", pensó: ¿me he vuelto loca?, ¿yo voy a pedirle perdón cuando fue él quien comenzó a venir enfadado de la calle, cuando lo echaron de la fábrica y no encontraba trabajo? Yo tenía que arreglarme con los pocos ahorros que tenía haciendo juegos malabares, y todavía tenía que soportar su ceño fruncido.
Él empezó a beber alcohol, aplastado en el sillón, exigiendo silencio a los niños que sólo pretendían jugar.
Él me gritaba cuando yo le decía que de esta manera no podíamos continuar, que yo necesitaba dinero para mis hijos.
Él lo arruinó todo; y ¿ahora yo tengo que pedirle perdón?

Enfurecida rompió la carta, y escuchó la voz del ángel que decía:
- Recuerda: "algunas buenas acciones y alcanzarás el cielo, de lo contrario no podrás entrar".
La mujer pensó:
- ¿Valdrá la pena?, y volvió a escribir la carta agregando aún más palabras cariñosas:
"No supe comprender nada entonces, no supe ver tu preocupación al quedarte sin empleo, después de tantos años con un salario fijo en esa fábrica. ¡Debiste haber sentido tanto miedo...!
Ahora recuerdo tus sueños de "cuando me jubile haremos tal o cual cosa..." Cuántas cosas querías emprender al jubilarte.
Pude haberte impulsado a que las hicieras en vez de obligarte a aceptar estar todo el día sentado en ese taxi.
Ahora recuerdo aquella noche de locura cuando rompí esas cartas de amor que habías escrito para mí, y prendí fuego a todas las telas de los cuadros que pintabas. En ese momento me enfurecía verte así, encerrado en ese cuarto gastando nuestro dinero en pomos de pintura para nada, o sentado en ese escritorio escribiendo tonterías para mí.
Debí haberte animado a vender esos cuadros. Eran realmente hermosos. Estaba desesperada, yo también me sentía segura con el salario de la fábrica y no supe ver tu dolor, tu miedo, tu angustia, tu agonía.
Por favor, perdóname mi amor. Te prometo que de hoy en adelante todo será diferente. Te amo.
Tu Esposa.


Cuando el marido regresó del trabajo, al abrir la puerta notó algo distinto; el olor a comida, las velas en la mesa, su música favorita sonando suavemente y la nota en el sofá.
Cuando la mujer salió de la cocina con la fuente en la mano, lo encontró tirado en el sillón llorando como un niño. 
Dejó la fuente, corrió a abrazarlo, y no necesitaron decirle nada, lloraron juntos, él la alzó en sus brazos y la llevó hasta la cama; se amaron con la misma pasión del primer día. Luego comieron la exquisita comida que ella había preparado, rieron mucho mientras recordaban anécdotas graciosas de los niños haciendo travesuras en la casa.
Él le ayudó a recoger la mesa como siempre lo hacía, y mientras ella lavaba los platos, vio por la ventana de la cocina, que en el jardín estaba el ángel. 


Salió llorando y le dijo:
- Por favor Ángel, intercede por mí. No quiero a este hombre sólo en este día. Necesito un tiempo más para poder impulsarlo con sus cuadros, y tratar de reconstruir esas cartas, que sólo para mí y con tanto amor había escrito. Te prometo que en poco tiempo, él estará feliz, seguro; y entonces sí podré ir donde me lleves.
El ángel le contestó:
- No tengo que llevarte a ningún lado, mujer, ya estás en el cielo, te lo has ganado. Recuerda el infierno donde has vivido y nunca olvides que el cielo siempre está al alcance de tu mano.
La mujer oyó la voz de su marido que desde la cocina le gritaba:
- "Mi amor, hace frío, ven a acostarte, mañana será otro día".
Sí -pensó ella- gracias a Dios, mañana será otro día...


Para meditarlo:
Usted, que reclama lo que no recibe, ¿ya pensó en lo que no da?
Usted, que se lamenta porque sufre, ¿ya pensó en lo que hace sufrir?
Usted, que acusa a la ignorancia, ¿ya evaluó sus conocimientos?
Usted, que condena el error, ¿ya percibió cuánto erró?
Usted, que se dice amigo sincero, ¿ya se analizó con sinceridad?
Usted, que se queja de penurias, ¿ya vio cuánto posee más que los otros?
Usted, que critica el mundo, ¿ya hizo algo para mejorarlo?
Usted, que sueña con el cielo, ¿cuánto ha hecho para extinguir el infierno?
Usted, que se dice modesto, ¿se sentiría orgulloso de ser humilde?
Usted, que condena el mal, ¿ha procurado difundir el bien?
Usted, que deplora la indiferencia, ¿ha sembrado el amor?
Usted, que se aflige con la pobreza, ¿ha usado bien sus riquezas?
Usted, a quien le duelen las espinas, ¿ha cultivado rosas?
Usted, que tanto lamenta las tinieblas, ¿ha esparcido luz?
Usted, que se ocupa de sí mismo, ¿se ha preocupado de los demás?
Usted, que se siente tan pequeñito, ¿ha procurado crecer? 
Usted, que se queja de soledad, ¿ha brindado su compañía a un amigo?
Usted, que se asusta ante la enfermedad, ¿qué ha hecho por su salud?
Usted, que anhela la concordia, ¿ha combatido la discordia?


jueves, 24 de diciembre de 2015

Es Navidad. 24 - Diciembre - 2015

"Ventana abierta"


Redacción, 24 de diciembre de 2015

Es Navidad


 "Es Navidad. Es tiempo nuevo. No podemos dormir la Noche Santa".
"Debemos despertarnos para acoger a los pobres de la tierra, los pequeños del Reino".

(Texto: Pedro Casaldáliga. Imagen: Mino Cerezo).
- "No la podemos dormir la Noche Santa, no la podemos dormir". Así reza el villancico. 

La Liturgia reza así: 
Nos ha nacido un Hijo, se nos ha dado un Niño para que lo hagamos crecer hasta la plenitud.
Un Niño que viene de las profundidades del Misterio,
Para que sepamos acoger a toda criatura.
Para que sepamos que todos pertenecemos
a la gran familia amada de Dios.

Es Navidad. Es tiempo nuevo.
Nos viene pequeño, en una impotencia total, como los "Aylan" del Reino.

Para que nuestra opción siga siendo por los pobres de la tierra.
La Iglesia debería renovar en Navidad su compromiso
de vivir la encarnación del Verbo día a día.

Es Navidad. Es tiempo nuevo.
No podemos dormir la Noche Santa.

Debemos despertarnos para acoger a los pobres de la tierra,
los pequeños del Reino.
Debemos vivir cada día la Noche Santa del Reino.


domingo, 13 de diciembre de 2015

‘Alegraos porque el Señor está cerca’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla. 13 - Diciembre - 2015

"Ventana abierta"


‘Alegraos porque el Señor está cerca’


 Carta pastoral del Arzobispo de Sevilla


Queridos hermanos y hermanas:

“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca” (Fil 4,4-5). Con estas palabras de la carta a los Filipenses, se inicia la Eucaristía de este Domingo III de Adviento, conocido como Domingo “Gaudete” o Domingo de la alegría. A lo largo de las dos semanas anteriores, la Iglesia, con tonos graves y severos, nos ha invitado a la interioridad, a la conversión, a la penitencia y al encuentro con nosotros mismos como camino para encontrarnos con el Señor que viene. En los umbrales de la tercera semana de Adviento, cuando faltan once días para la Nochebuena, la liturgia, con fina pedagogía, hace un alto en el camino para animarnos y sostener nuestro esfuerzo en el camino de la penitencia, la reforma interior y la conversión del corazón. Por ello, nos dice con san Pablo: “Que vuestra alegría la conozca todo el mundo, porque el Señor está cerca”.

En la primera lectura de este domingo, el profeta Sofonías invita al pueblo del Antiguo Testamento a regocijarse y a alegrarse porque ve en lontananza la restauración del reino de Israel tras el destierro de Babilonia, pues Dios ha cancelado su condena. Es la alegría a la que en este domingo nos invita la liturgia ante la inminencia de la Navidad, porque el objeto de nuestra espera es nada más y nada menos que Dios mismo que viene a salvarnos, a liberarnos del pecado, a curar nuestras enfermedades, a reconciliarnos con Él y entre nosotros. La esperanza del don que vamos a recibir, de la visita que el mismo Dios nos va a hacer por medio de su Hijo Jesucristo, anticipa ya la alegría que se acrecentará con su llegada.

Nuestra alegría no se cifra ni en las vacaciones, ni en las reuniones familiares propias de los días de Navidad, ni en el consumismo y el derroche, que ofende a los pobres y a los empobrecidos como consecuencia de la crisis. La raíz profunda de nuestra alegría es el Enmanuel, el Dios con nosotros. Todo lo demás palidece ante la luz de su presencia y la belleza de los dones que nos trae. Con el Señor no hay temor, ni tristeza, ni llanto, ni dolor, ni miedo, ni inseguridad. Él nos conoce, nos comprende, nos acompaña y guía nuestra vida por medio de su Espíritu. Él nos perdona siempre, sin rastro de resentimiento. La alegría de sentirnos perdonados y poder comenzar de nuevo no es comparable con el placer que nos brindan las cosas materiales que con tanta profusión en estos días nos sugieren los reclamos publicitarios. El sentirnos queridos, amados, defendidos y acompañados por el Dios fuerte y leal, omnipotente y amigo de los hombres, nos proporciona la paz que el mundo no puede dar.

Preparémonos, pues, intensamente a recibirle. Apresurémonos a limpiar y a agrandar las estancias de nuestro corazón para que viva en nosotros y sea el único Señor de nuestras vidas. Rompamos las ataduras que nos esclavizan y atenazan, que enfrían nuestro amor a Dios y que merman nuestra libertad para seguir al Señor con un corazón limpio. En el ecuador del Adviento no tenemos tiempo que perder. En la vida ordinaria, cuando nos preparamos para un gran acontecimiento, en los últimos días redoblamos el esfuerzo para que todo resulte como esperamos. Otro tanto nos pide la liturgia en esta segunda parte del Adviento mostrándonos a María, Ntra. Sra. de la O, la Virgen de la espera y la esperanza, como el mejor modelo del Adviento. Que ella, que preparó su corazón como nadie para recibir a Jesús, nos ayude a prepararnos en los días  finales del Adviento para el encuentro con su Hijo, que viene dispuesto a colmarnos de dones, a convertir y transformar nuestra vida, a robustecer nuestra fe y nuestro testimonio ante el mundo de que es Él el verdadero gozo del corazón humano y la plenitud total de sus aspiraciones.

En la Navidad que ya adivinamos en lontananza el Señor nacerá en nosotros en la medida en que estemos dispuestos a acogerlo en nuestros hermanos, en los enfermos, en los ancianos que viven solos, en los parados, en los emigrantes y en los que sufren. Comencemos ya desde hoy a descubrir el rostro del Señor en aquellos con los que Él especialmente se identifica. Él, al asumir la naturaleza humana, con su encarnación y nacimiento la ha dignificado. Qué razón tan poderosa en estos días y siempre para entregarnos a nuestros hermanos, para perdonar, para renovar nuestra fraternidad, para compartir con los pobres nuestros bienes, y lo que es más importante nuestras personas, nuestro afecto y nuestro tiempo. Si así lo hacemos, constataremos que es verdad que “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35) y experimentaremos la alegría inmensa, recrecida y rebosante que nace también del encuentro cálido y generoso con nuestros hermanos.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla