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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 31 de agosto de 2020

Gota de humor. José Mota. Recortes en las escuelas

"Ventana abierta"

Evangelio: San Lucas 4, 16-30. En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado; entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura... 22ª. Semana del T.O. Lunes, 31 - Agosto - 2020

"Ventana abierta"

La botella de la felicidad. Cuento sobre la alegría para niños

"Ventana abierta"


Comparte con tus hijos este cuento con valores sobre la tristeza y la alegría
Marisa Alonso Santamaría Poetisa

La botella de la felicidad


En ese establecimiento se vendían al peso alegría y felicidad.
Un día, llevado por los rumores, llegó a la tienda un hombre muy triste. Iba encorvado y arrastrando los pies. Se plantó delante del tendero y preguntó con voz lánguida:

- ¿Venden aquí alegría?

- ¡Claro! - le dijo corriendo a la trastienda.

El tendero volvió enseguida y dejó encima del mostrador una botella transparente, aparentemente vacía. La envolvió cuidadosamente y la introdujo en una bolsa.

- Aquí tiene - le dijo, ofreciéndole la compra con una gran sonrisa.

El hombre lo miró extrañado, pero viendo al tendero tan seguro, le pagó y salió de la tienda con la sensación de haber sido estafado.

Cuando llegó a casa abrió el envoltorio y encontró un papel en el que decía: Cuando lo embargue la tristeza, siga las instrucciones:

1. Quitar el tapón y aspirar profundamente el aire de la botella.

2. Taponar inmediatamente la botella.

'Se recomienda no hacer más de una aspiración al día. Puede ocasionar empacho de felicidad'.

El hombre triste siguió cuidadosamente las instrucciones, y decidió en ese mismo instante probar sus efectos.
Destapó la botella y aspiró con fuerza.
- Fiuuuuuuuuuuuu.


Rápidamente, siguiendo las instrucciones, volvió a taponar la botella.

A los pocos minutos empezó a sentirse muy contento. Canturreaba y bailaba dando vueltas por toda la casa. Salió a la calle y, sonriendo a todos, vio que todo el mundo le devolvía la sonrisa. A la hora de regresar el efecto milagroso se iba pasando y, poco a poco, se volvió a poner triste. Se acostó pensando que hacía años que no se había sentido tan feliz.

Al día siguiente, nada más despertar, destapó la botella y aspiró con mucha fuerza tapándola inmediatamente.
- Fiuuuuuuuuuuuu.

Al momento, le entró apetito y se preparó un zumo de naranja, unas tostadas con aceite y jamón y unas ciruelas, que le supieron a gloria. Se puso de muy buen humor.

Salió a la calle y, lo mismo que el día anterior, empezó a cantar y bailar demostrando a todos su alegría. No fue hasta el anochecer cuando notó que de nuevo la tristeza se apoderaba de su ánimo. A pesar de saber que no debía hacerlo, fue a buscar la botella, la destapó y aspiró con todas sus fuerzas tres veces seguidas.
- Fiuuuuuuuuuuuu,  fiuuuuuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuuu.

Al momento, comenzó a reír cómo un loco. No paró de bailar, cantar y reír en toda la noche, hasta que estuvo tan cansado que cayó embriagado.
No despertó hasta el atardecer del día siguiente. Efectivamente, había tenido un empacho de felicidad tan grande que estaba exhausto. No aspiró el aire milagroso esa tarde.

A la mañana siguiente no se despertó tan triste como en otras ocasiones, era como si el efecto del aire se mantuviera. Decidió no aspirar de la botella hasta casi mediodía.
- Fiuuuuuuuuuuuu.

Ahora, solo una vez. Y de nuevo se puso muy alegre contagiando a todo el que veía.
Así estuvo un tiempo. Notó que cada vez tenía menos necesidad de aspirar el aire de la botella, porque sin apenas darse cuenta fue olvidando su tristeza. Tanto, que un día se olvidó de ella por completo.

Algunas preguntas de comprensión lectora para tu hijo


Puedes comprobar si tu hijo permaneció atento al cuento.
Utiliza para ello estas sencillas preguntas de comprensión lectora:

1. ¿Qué pidió el hombre triste en la tienda de la felicidad?

2. ¿Qué advertencia le hizo el vendedor de la tienda?

3. ¿Le sirvió al hombre la botella de la felicidad?  

4. ¿Qué le pasó cuando tomó demasiado aire de la alegría?

5. ¿Cómo consiguió el hombre vencer la tristeza?

Este cuento también se puede aprovechar para hacer reflexionar a los niños sobre las emociones de las que habla: la felicidad, alegría y tristeza. Para conocer el punto de vista de los pequeños sobre este tema, hay que dejarles hablar y escucharles. Sin embargo, está bien dirigir la conversación con algunas preguntas que te ayudarán a saber la opinión de tus hijos. Las siguientes cuestiones te podrían ayudar:

- ¿Qué es para ti la felicidad? ¿Y la tristeza?

- ¿Te acuerdas de algún momento de tu vida en el que hayas sido especialmente feliz? ¿Y triste?

- ¿Qué haces tú cuando estás triste?

- ¿Cómo podrías ayudar a tus amigos, padres o hermanos para que estén más felices?

Un juego para traer la felicidad a la familia


A veces, con las prisas y las preocupaciones del día a día no nos da tiempo a detenernos en una de las cosas más importantes: ser felices. Por eso, en Guiainfantil.com te proponemos un juego muy sencillo que podéis poner en práctica todos juntos, en familia. Podríamos llamar a esta actividad algo así como 'La caja de los buenos mensajes'.

Para organizarlo necesitas conseguir una pequeña caja. Puede serviros, por ejemplo, una caja de pañuelos de tocador que ya esté vacía. Para involucrar desde el principio a toda la familia en este juego, podéis decorarla todos juntos usando pinturas, purpurina, pegatinas... ¡dejad volar la imaginación!

Una vez que la tengáis lista, podéis empezar a poner en práctica este juego. Todas las noches, antes de acostaros, cada uno tiene que escribir un pequeño mensaje dedicado a algún otro miembro de la familia, cada día a uno distinto. En este mensaje, por ejemplo, le podemos dar las gracias por algo que ha hecho por nosotros durante ese día, podemos decirle lo mucho que nos ha gustado jugar juntos a los coches, podemos explicarle algo que os guste mucho de él, simplemente decirle 'te quiero'... Se trata de enviar un mensaje positivo y bonito (pero sincero) a uno de los familiares.

Pasado un tiempo, un par de semanas o meses (dependiendo de la frecuencia con la que escribáis los mensajes) tenéis que sacar todos los papelitos de la caja y los tenéis que leer en voz alta. Cada uno leerá los mensajes que le han dedicado y dará las gracias por las palabras bonitas.

Este juego tan sencillo puede ser muy beneficioso para todos, tanto para los niños como para los adultos. Entre otras cosas, con esta actividad diaria conseguimos:

- Mejorar la autoestima de los niños, pero también de los adultos de la familia. Nunca viene mal que nos digan algo bonito. 

- El hecho de que alguien nos dedique un mensaje nos hace sentir especiales.  Esto ayuda a los niños a sentirse parte del grupo y reconocer su lugar dentro de la familia.

 - Mejora el vínculo y la comunicación entre los miembros de la familia.

- Nos ayuda a construir un recuerdo bonito que no olvidaremos nunca.

- Y sobre todo... ¡nos hace muy felices!

Puedes leer más artículos similares a La botella de la felicidad. Cuento sobre la alegría para niños, en la categoría de Cuentos infantiles en Guiainfantil.com.

REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA VIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA DEL T.O. (A) 31 - Agosto - 2020

"Ventana abierta"


De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA VIGÉSIMA SEGUNDA SEMANA DEL T.O. (A)  


Bema de Corinto; lugar donde Pablo predicó el Evangelio a los gentiles en esa ciudad.

“Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Cor 2,1-5).

Esa breve primera lectura que nos propone la liturgia para hoy, encierra el secreto de lo que es la verdadera predicación. Al leerla vino a mi memoria un libro escrito por el P. Emiliano Tardiff: Jesús está vivo. En ese libro el Padre Tardiff recordaba cómo, cuando él comenzó a predicar, preparaba unas homilías bien profundas, citando los grandes autores clásicos y teólogos modernos; las escribía y luego las leía para que no se quedara nada. Hasta que un día, poco antes de comenzar una predicación sintió la voz del Señor que le dijo: “Si tú que tienes tantos estudios y has leído tanto no eres capaz de grabártelo en la memoria solo para repetirlo, ¿cómo quieres que esta gente sencilla que no tiene la misma preparación que tú, lo grabe en su corazón para vivirlo?”

Ese día comprendió que aquello que él predicaba no era lo que la gente quería, lo que necesitaba escuchar, y cambió su predicación para testimoniar el poder de Dios, y lo que Él está haciendo ahora, hoy. En otras palabras, compartir con los demás las historias del amor de Dios, las maravillas que Dios había hecho en él, su experiencia de Dios. No de un Jesús distante que vivió hace dos mil años, sino de ese Jesús que está vivo y presente entre nosotros.

No se trata ya de decir a la gente quién es Dios, sino qué significa Dios en mi vida, cómo esta ha cambiado desde que comencé mi relación amorosa con Él, y compartir esa experiencia con los demás. Yo pasé por el mismo proceso que el P. Tardiff, y la lectura de ese libro cambió mi predicación. Es la diferencia entre mostrar a alguien una foto de las cataratas del Niágara, y llevarle allí a contemplarlas en toda su majestuosidad, sintiendo el ruido, la vibración, cómo la piel se humedece con el rocío que invade todo el litoral.

Precisamente, ese fue el secreto de la predicación de Pablo, quien se valió, no de su sabiduría (de hecho, era un hombre con muchos estudios) ni de su elocuencia, sino de su conocimiento del Crucificado, producto de aquél encuentro en el camino a Damasco (Hc 9,1-22), y cómo ese encuentro había cambiado su vida para siempre.

Ese es el evangelio que todos estamos llamados a predicar con nuestro ejemplo de vida. Compartir con todos nuestra experiencia de Jesús, y cómo ese encuentro con el Jesús resucitado ha cambiado nuestras vidas, como lo hizo con Pablo, “para que su fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”.

He aquí el proyecto que les propongo para la semana que comienza. Y no teman, recuerden que “para Dios, todo es posible” (Mt 19,26).

HOY EL RETO DEL AMOR ES QUE PREPARES TUS LIBROS. Lunes, 31 - Agosto - 2020

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HOY EL RETO DEL AMOR ES QUE PREPARES TUS LIBROS

Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

RECONSTRUIDO

Como en el Monasterio la liturgia es cantada, son innumerables los libros que tenemos: uno de himnos, otro para fiestas, santos, diario... Los guardamos en una cajonera, pero, con el trajín diario, tienden a doblarse las puntas y deteriorarse.
Para protegerlos mejor, los forramos. Pero, a pesar de esto, yo tenía un par de ellos... que estaban un “pelín” destartalados. La verdad es que no sabía por dónde cogerlos para arreglarlos, y seguía tirando con ellos. La semana pasada, una hermana me dijo:
-Déjame tus libros, que luego te los doy.
Por la tarde estaban en mi sitio, perfectamente arreglados y con un forro nuevo. Esto me impresionó mucho. Ahora estamos en la “vuelta al cole”, “la vuelta al trabajo”, en un septiembre en el que los libros no parecen nuevos: están un poco despuntados por lo ya vivido, las hojas dobladas del cansancio de la época anterior, algunas un poco arrancadas... parece que la situación es nueva, pero tenemos que seguir con los libros del curso pasado. No sabemos muy bien por dónde coger la vuelta o qué se nos presentará.
Cristo te tiende la mano y te pide esos libros deteriorados: todo lo que te preocupa, las circunstancias a las que vuelves o se te presentan. Es Él el que va a pegar las hojas de tu debilidad, estirar las esquinas que la incertidumbre dobla, y poner un forro nuevo fortaleciéndote con la certeza de que Él está a tu lado y te va a acompañar cada día.
Hoy el reto del amor es que prepares tus libros. Que empieces septiembre dando tus libros a Cristo y dejes que te reconstruya. Entra en una iglesia, para con Él unos minutos y háblale de lo que tienes por delante. Da la mano a Cristo y vuelve a empezar de Su mano.
VIVE DE CRISTO

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¡Feliz día!

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domingo, 30 de agosto de 2020

Evangelio: San Mateo 16,1-2. En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas... 22ª. Semana del T.O. Domingo, 30 - Agosto - 2020

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Carta dominical del Cardenal Juan José Omella | «El final del verano» Domingo, 30 Agosto - 2020

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Archidiócesis de Barcelona
Carta dominical 
Cardenal Juan José Omella 


«El final del verano»


Se acerca el final del calor intenso y empiezan días en que el tiempo va refrescando; es un alivio, un respiro que se agradece sobre todo en las grandes ciudades. Este cambio meteorológico también marca el final de las vacaciones, unas vacaciones que este año, marcado por una crisis sanitaria, económica y social, hemos vivido de manera distinta a la habitual. Ante esta nueva etapa, hay gente que se siente decaída con la nostalgia de que las vacaciones y el verano llegan a su fin.

Existe una tendencia a aferrarnos a lo que ya tenemos, sean objetos, rutinas, situaciones o experiencias. Lamentablemente, en la existencia terrenal nada dura para siempre, ni siquiera la propia vida. Si aprendemos a ver con mayor naturalidad el hecho de que todo tiene un principio y un final, quizás conseguiremos disfrutar más de lo que nos rodea y no sentiremos tanta añoranza cuando se termine. Se acerca el final del verano, pero también empieza una nueva etapa llena de oportunidades.

Es sensato y emocionalmente sano saber poner punto final a las cosas o a las etapas de la vida. Fantasear con la esperanza de la eternidad terrenal puede ocasionarnos muchas decepciones. Lo único que realmente vivimos es el aquí y el ahora, el momento presente. Sí, y el presente, curiosamente, tiene nombre de regalo. Y lo es. La vida es el extraordinario regalo que nos da Dios, un presente hecho con infinito amor para que podamos disfrutarlo. La forma en que vivamos la vida es el regalo que le hacemos a Dios. Si sabemos aprovecharla es un tesoro maravilloso.

Aceptemos la vida tal como es. Tiene un inicio, un final, una despedida… Disfrutemos de cada etapa. ¡Qué bonito es hacer de cada día una nueva historia! Es la magia de la página en blanco, es la ilusión del primer día… Todo está por escribir. Una historia donde el amor es el principio de todo, la razón de todo y el fin de todo. Una nueva oportunidad para vivir con intensidad y aprovechar cada segundo para amar a los que nos rodean. Y, por supuesto, también es una oportunidad para acercarnos más a Dios. Preguntémonos si lo que estamos haciendo hoy nos lleva por el camino de la Verdad.

Escribamos nuestra propia historia. No importa que en el libro de la vida haya capítulos tristes. Recordemos que Dios nos acompaña en todo momento y nos espera al final con los brazos abiertos. Dios tiene nuestros nombres grabados en su corazón y tatuados en las palmas de su mano (cf. Is 49,16).

Queridos hermanos y hermanas, caminamos hacia un final tan grande que no podemos ni imaginarlo. El final de la historia de amor más apasionada jamás contada. Un final en el que viviremos en un estado de felicidad suprema y definitiva en torno a Jesús, a la Virgen, a los ángeles y a los santos. Un final que será el principio de la vida eterna.

† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona


Oración de Comunión Espiritual. Domingo, 30 - Agosto - 2020

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Oración de Comunión Espiritual


Es el momento de la Comunión, también para los amigos y amigas seguidores de este blog. Hacemos juntos esta Comunión Espiritual, mostrando así nuestro deseo de recibir al Señor, Comunión ésta para salvar nuestra alma.

¡Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir!

"Me dejé seducir por tu Palabra que ha encendido mi vida; Palabra ardiente que ha tomado todo mi cuerpo, todo mi ser, convirtiéndolo en ofrenda agradable, viva y santa.

Me dejé seducir por tu Palabra que no entiendo o no quiero entender; Palabra que habla de muerte y resurrección, de cruz y seguimiento, de perder para ganar.

Tú me quieres libre, para amar sin medida, para seguirte sin rendirme ante la dificultad, que no arruine mi vida presente ni la futura, fruto de tu Cruz salvadora y gloriosa.

Como San Ignacio de Loyola, hoy te digo:

"Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento,
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer;

Vos me lo disteis,
A Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro,
disponed todo a vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y gracia,
que con ésta me basta".


¡Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir!

REFLEXIÓN PARA EL MARTES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA 12 - MAYO - 2020

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De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL MARTES DE LA QUINTA SEMANA DE PASCUA 


Cuando me enfrento a mis sufrimientos, ¿puedo ver en ellos esa prueba que me purifica como el oro en el crisol, y me permitirá ser enaltecido ante Dios en el día final?

La liturgia de Pascua para hoy nos presenta como primera lectura (Hc 14,19-28) la conclusión del primer viaje misionero de Pablo. Si leemos cuidadosamente notaremos que a su regreso, Pablo y Bernabé hacen el viaje original a la inversa, pasando por las mismas ciudades que ya habían visitado, con el propósito de afianzar la fe de aquellos nuevos cristianos, convertidos en su mayoría del paganismo. Lo mismo hará Pablo posteriormente mediante las cartas que dirigirá a otras comunidades. Pablo estaba consciente que la semilla de la fe tiene que ser irrigada, abonada y podada en tiempo para que germine y de fruto.

El pasaje comienza con la lapidación de Pablo por parte de unos judíos que resentían la forma en que el Evangelio de Jesús se iba propagando. Luego de apedrearlo, lo arrastraron fuera de la ciudad y lo dejaron por muerto. Pero lejos de amilanarlo, esa experiencia le dio nuevos bríos para continuar predicando. Nos evoca las palabras del Señor a Ananías en el pasaje de la conversión de Pablo, cuando refiriéndose a Pablo le dijo: “Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre” (Hc 9,15-16).

Pablo había vivido esas palabras. Por eso lo encontramos al final del pasaje de hoy “animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios”. Ese es un tema recurrente en la predicación de Pablo. Nuestra fe en el Resucitado no suprime la tribulación, las pruebas; por el contrario, parecería que acompañan al que decide seguir los pasos de Jesús. La diferencia es que para el cristiano ese sufrimiento adquiere un significado distinto, adquiere sentido.

Sabemos que, de la misma manera que Jesús fue glorificado en su pasión, para luego ser resucitado e ir a reinar junto al Padre por toda la eternidad, nuestro sufrimiento es un “paso”, un peldaño, en esa escalera que nos conduce al Reino de Dios en donde reinaremos junto a Él “por los siglos de los siglos” (Ap 22,5).

Cuando me enfrento a mis sufrimientos, ¿puedo ver en ellos esa prueba que me purifica como el oro en el crisol, y me permitirá ser enaltecido ante Dios (Cfr. Sir 2,1-6) en el día final?

La lectura evangélica (Jn 14,27-31a) nos muestra a Jesús anunciando a sus discípulos que con su pasión iba destronar a Satanás como “príncipe de este mundo”. “Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago”. Y eso implica que padezca, muera, y sea resucitado, para que todos crean en Él, y todo el que crea en Él se salve. Ese es el mismo camino que estamos llamados a seguir los que nos llamamos sus discípulos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga” (Lc 9,22-23).

No es cuestión de valor; se trata de creer en el Resucitado y creer en su Palabra.

REFLEXIÓN PARA EL VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL T.O. (A) 30 - Agosto - 2020

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De la mano de María
Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL T.O. (A) 


“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.

La lectura evangélica que nos ofrece la liturgia para este vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario (Mt 16,21-27) es la secuela de la profesión de fe Pedro.

Y como no hay profesión de fe sin prueba (1 Pe 1,7), Jesús no pierde tiempo en anunciar el camino que le espera: “Empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día”. En esta expresión de Jesús no hay insinuaciones, ni simbolismos; es la verdad cruda y tajante de lo que le espera. Los verbos que utiliza son inequívocos: “padecer”, “ser ejecutado”, y “resucitar”. Es el primer anuncio de la pasión por parte de Jesús. Pero los discípulos todavía no captan el verdadero significado de Sus palabras.

Pedro, contento de haber recibido el don de la fe que le permitió confesar el mesianismo de Jesús, se escandalizó y comenzó a increparlo. Su naturaleza humana le impedía aquilatar el valor salvífico del camino de la pasión que Jesús tenía que caminar. Continuaba pensando en un Mesías libertador, un líder político que los liberara del Imperio Romano. Por eso Jesús le reprende, utilizando las mismas palabras que usó para reprender a Satanás cuando le tentó en el desierto (Mt 4,10): “¡Quítate de mi vista, Satanás!”.

Pedro se había quedado en el “gozo” de la fe, pero no había podido concretizarla; no había alcanzado a leer la “letra chica” que Jesús no tarda en señalarle en los versículos que siguen “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.” De nuevo los adjetivos inequívocos: “negarse” a sí mismo, “cargar” con la Cruz, “seguirlo”…

Jesús nos invita a seguirle, pero ese seguimiento no puede ser a medias, tiene que ser radical; Jesús no admite términos medios ni tibiezas. “Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios” (Lc 9,62). “Ojalá fueras frío o caliente. Pero como eres tibio, y no frío ni caliente voy a vomitarte de mi boca” (Ap 15b-16). Palabras fuertes, pero que expresan la seriedad del compromiso que contraemos los que decidimos seguir a Jesús. En otras palabras, no existe tal cosa como un cristiano light.

Ese es el gran problema de nuestros tiempos, el Cristo de la prosperidad, el Cristo hecho a la medida de cada cual. Nada parecido a la “locura de la Cruz” que predicó san Pablo.

Nadie ha dicho que esto de seguir a Jesús es fácil; pero el premio que nos espera vale la pena (1 Co 9,24-25; 1 Pe 5,4). Esa es la promesa que nos permite estar alegres en la enfermedad y en la tribulación. ¡Atrévete!