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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 20 de agosto de 2020

LA PARÁBOLA DE LOS INVITADOS A LA BODA. Jueves, 20 - Agosto - 2020

"Ventana abierta"


LA PARÁBOLA DE LOS INVITADOS A LA BODA
Necesidad de la vestidura nupcial (sobre la Eucaristía)
Publicado por Catolicidad 


Pbro. José Luis Chiavarino

Discípulo. — Haga el favor, Padre, de explicarme la parábola de los invitados a las bodas, y de lo que sucedió con el que no llevaba el vestido nupcial.

Maestro. — Con mucho gusto. Escucha pues, con atención.
Narra el Santo Evangelio que un rey quiso celebrar con la mayor solemnidad la boda de su hijo, y preparó una gran cena, invitando a ella a sus parientes y amigos.
Muchos presentaron sus excusas y evadieron la invitación, en vista de lo cual el rey ordenó a sus criados fueran por las plazas y por las calles de la ciudad e invitaran a cuantos encontrasen.
Llena ya la sala y ocupados todos los puestos, revistó a todos los convidados, y, al ver a uno que no llevaba el vestido de boda, le dijo: “Amigo, ¿cómo has venido sin el vestido o traje de boda?” Y acto seguido, dirigiéndose a los criados, les dijo: “Llevadlo, atadlo y metedle en el calabozo”.

D. — Padre, ¿qué significa este vestido de boda que no llevó aquel pobre infeliz, y por qué le metieron en la cárcel, siendo, como era, pobre?
M. — Este banquete representa a la Eucaristía, o sea, la Sagrada Comunión. El rey que hace la fiesta, con motivo de la boda de su hijo, es el Eterno Padre; el hijo es Jesucristo, que se desposó con nuestra humana naturaleza. Los invitados son todos los hombres de la tierra.


Significa que Dios nos ha creado a todos para el cielo, y por esto nos invita a todos a ir por la senda de la fe, de la caridad, de la penitencia y de los Sacramentos; pero, de todos estos invitados, muchos no quieren creer: son los incrédulos; otros presentan excusas o se sirven de cualquier pretexto; éstos son los pecadores que difieren su conversión; finalmente, otros acuden al banquete, pero sin el vestido o traje de boda: son los sacrílegos (N. de la R.: como -por ejemplo- quienes viven como pecadores públicos sin convertirse: los amancebados en unión libre o los que habiendo recibido el sacramento del matrimonio, se divorciaron y viven en nueva unión, etc., que estando en pecado grave se acercan a comulgar), representados en aquel infeliz que fue retirado del banquete, atado y llevado al calabozo.

D. — ¿Entonces, para qué le forzaron a entrar al banquete?

M. — Cuando vió que era indigno debió oponerse, y presentar excusa, o pedir disculpa antes de entrar.
El hecho es bien claro; todo el que va a comulgar en pecado mortal se encuentra en las mismas condiciones de este infeliz, y por tanto en peligro de ser juzgado y condenado.
Además, Dios mismo lo ha dicho, por medio del Apóstol San Pablo: “El que come mi carne indignamente, come su misma condenación y se juzga a sí mismo”...
¡Pobre del alma que, en pecado mortal, se acerca a sabiendas a recibir la Sagrada Comunión de manos del sacerdote!... Será para ella un veneno mortal.
Feliz, por el contrario, el que se alimenta de este Pan de Vida, teniendo el corazón limpio por una sincera contrición y una buena Confesión; recibirá bendiciones y gracias entre los aplausos de los ángeles, y la Sagrada Comunión será para él prenda de la gloria eterna.

D. — ¿Tan numerosos serán los que comulgan sin vestido de boda, o sea en pecado mortal?

M. — ¿Quién puede asegurar cuántos son? Lo cierto es que, desgraciadamente, abundan, y en todas las clases sociales.

COMULGAD BIEN
Pbro. José Luis Chiavarino

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