ventana

ventana

Sean bienvenidos

Sean bienvenidos

Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 27 de febrero de 2012

Conocer la relación.

"Ventana abierta"


Conocer la relación



He encontrado esto en Internet, y veo correcta algunas cosas pero en otras difiero un poco, como podréis comprobar.

¿Conoces la relación entre tus dos ojos?
Ellos parpadean juntos, se mueven juntos, lloran juntos, ven las cosas juntos y duermen juntos. Aunque nunca puedan verse el uno al otro.
La amistad debe ser exactamente así.
Hay una semana en el año que se celebra la "Semana Mundial del mejor Amigo".
¿Quién es tu mejor amigo?
Los amigos también se dicen:
 ¡Te quiero mucho!

¿Como mantenerse joven:

1. Elimine los números que no son esenciales. Esto incluye la edad, el peso y la altura...
Deje que el médico se ocupe de eso.

2. Conserve sólo los amigos divertidos. Los depresivos tiran para abajo. Recuerde esto si es uno de estos depresivos. 

- A esta frase, creo yo particularmente, que habría que añadirle que si tenemos una amiga/o, padeciendo esta enfermedad tan severa de la depresión no podremos ser felices si le abandonamos a su suerte, ¿verdad? 
Si es cierto y realmente somos verdaderos amigos/as, tendremos que solidarizarnos y echarles una mano para animarlos y levantarlos/as. ¿No os parece?

3. Aprenda siempre.
Aprenda más sobre ordenadores, arte, jardinería o lo que sea bueno. No deje que su cerebro se vuelva perezoso.
"Una mente perezosa es la oficina del Alemán" y el nombre del Alemán es Alzheimer. 

4. Aprecie más las pequeñas cosas.

5. Ría muchas veces, durante mucho tiempo y muy alto.
Ría hasta que le falte el aire.
Y si tiene un/a, amigo/a, que le hace reir, pase mucho, mucho tiempo con él o ella.

6. Si las lágrimas aparecieran,  aguante, sufra y supérelo.
La única persona que se queda con nosotros toda la vida somos nosotros mismos.
¡Viva mientras esté vivo!
- Yo creo que es verdad, que hay que echarle valor y ser fuertes, pero también con un buen amigo/a, las tristezas son menos y más llevaderas, y se comparte la alegría. 

7. Rodéese de las cosas que ama:
La familia, animales, plantas, hobbies, o lo que sea.
 Su hogar es su refugio.

8. Cuide su salud:
Si es buena, manténgala.
Si es inestable, mejórela.
Si no consigue mejorarla busque ayuda.
- ¡Ahí está! Eso mismo pienso yo, busque ayuda en profesionales de la salud y también en los verdaderos amigos/as.

9. No haga viajes de culpa.
Viaje al centro comercial, a un país diferente.
No donde haya culpa.

10. Dígale a las personas que ama que las ama mucho, en cada momento, cada vez que tenga oportunidad.

¡Si la vida es hermosa, por qué no sonreir siempre!


6 cuentos cortos.

"Ventana abierta"


6 Cuentos cortos
de Tony de Mello.


1.
Los muros que nos aprisionan


Un oso recorría constantemente, arriba y abajo los seis metros de largo de la jaula.
Cuando, al cabo de cinco años, quitaron la jaula, el oso siguió recorriendo arriba y abajo los mismos seis metros, como si aún estuviera en la jaula.
...Y lo estaba para él...

2.
Nuestros enemigos no son los que nos odian,
sino aquellos a quienes nosotros odiamos.



Un exconvicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo que había compartido con él tan penosa experiencia.
"¿Has olvidado ya a los nazis?" le preguntó su amigo.
"Sí", dijo éste.
"Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma".
Su amigo le dijo apaciblemente:
"Entonces,
aún siguen teniéndote prisionero".

3.
La mayoría de las veces los defectos que vemos en los demás
son nuestros propios defectos.


-"Perdon, señor", dijo el tímido estudiante,
"pero no he sido capaz de descifrar lo que me escribió usted al margen en mi último examen..."
-"Le decía que escriba usted de un modo más legible"
le replicó el profesor.

4.
El poder del miedo


La Peste se dirigía a Damasco y pasó velozmente junto a la tienda del jefe de una caravana en el desierto.
-"¿Adónde vas con tanta prisa?" Le preguntó el jefe.
-"A Damasco. Pienso cobrarme un millar de vidas".
De regreso de Damasco, la Peste pasó de nuevo junto a la caravana.
Entonces le dijo el jefe:
-"¡Ya sé que te has cobrado 50.000 vidas, no el millar que habías dicho!".
-"No", respondió la Peste.
"Yo sólo me he cobrado mil vidas.
El resto se las ha llevado el Miedo.

5.
Felicidad


Decía un anciano que sólo se había quejado una vez en toda su vida. Cuando iba con los pies descalzos y no tenía dinero para comprarse zapatos.
Entonces vio a un hombre feliz que no tenía pies.
Y nunca más volvió a quejarse.

6.
Diógenes


Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.
Y le dijo Aristipo:
-"Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas".
A lo que replicó Diógenes:
-"Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey".
¡Que tengas un buen día!


domingo, 26 de febrero de 2012

Dar la cara.

"Ventana abierta"


Dar la cara
26 -Febrero- 2012.
Del sacerdote dominico Fco J. Rodríguez Fassio.

 
Hoy es el primer Domingo de Cuaresma.
La Cuaresma es ese tiempo que nos sirve de preparación para celebrar la fiesta de la Semana Santa y de la Pascua, y que está unido ya tradicionalmente a un tiempo para hacer una serie de prácticas, de penitencia, para que nuestro interior esté como más sensibilizado para poder captar lo que significa la Palabra de Dios y los hechos del Señor en su última semana.
Sin embargo, yo creo -nos instruye el sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio- que sería desvirtuar, en cierto modo, lo que significa la Cuaresma y la importancia que tiene para nuestra vida si nos limitásemos a reducirla a una serie de prácticas inconexas, más o menos dolorosas, o difíciles y que tampoco se les ve mucho sentido.
Creo que la mejor manera de entenderla -nos explica Rodríguez Fassio- es ver por qué Jesús decide subir a Jerusalén, aún sabiendo que allí va a encontrar una oposición tan tremenda, una oposición tan dura, que además sabe que van a acabar con Él, y que en Jerusalén realmente reside todo el poder, tanto el poder religioso, poder político, poder social, que ya se ha conjurado para eliminarle.
Él es consciente de que subir a Jerusalén significa arriesgar totalmente su vida y sus discípulos también; dicen que deciden con miedo.
Pero ¿por qué sube a Jerusalén?
Hay un momento en la vida de todo hombre donde, después de haberse definido y expresado, y hablado, llega el momento de dar la cara, es decir, hay situaciones donde no puedes mirar a otro lado ni echarte para atrás, o huyes o simplemente te presentas como eres y haciendo lo que tienes que hacer.


Cuando Jesús sube a Jerusalén, es como dirían los taurinos, la hora de la verdad. Allí, en medio de la oposición, en el centro religioso, social y político, vuelve a decir, ¿será capaz de decir y hacer lo que Él siente y vive que es su mensaje de parte del Padre Dios?
¿Cómo vivirá allí, en esa circunstancia trágica y última, que le va a costar la vida, esos tres grandes valores que consideramos que son los más importantes de toda nuestra vida, pero que son los que nos dan más miedo por las consecuencias que nos traen?
La autenticidad, el vivir los propios valores, el saber cuáles son, establecerse un modo de ser y un proyecto de vida digno, bueno, valioso.
El valor de la sinceridad, de que la palabra no vaya siempre motivada por la mentira, o la estrategia o el doble sentido.
Y por otra parte también la coherencia de la vida, hacer lo que verdaderamente creemos que se debe hacer sin que nada ni nadie estorbe a nuestro compromiso, es decir, se trata de dar la cara de la verdad ante la mentira, de los valores frente a los intereses, de la coherencia frente a la comodidad o a la pereza o a la cobardía.
Y Jesús va a Jerusalén a dar la cara, la hora de la verdad.
No es que haga otra cosa que lo que ha hecho siempre, pero en aquel momento, aquel sitio, en aquellas circunstancias, tiene una especial relevancia, y también unas más tristes consecuencias. Es un poco meterse en la boca del lobo. Su idea de Dios, su predicación sobre Dios, va a producir el choque contra la religión oficial. Su idea de cómo deben ser las relaciones sociales va a chocar contra el sistema político y económico.
Su manera de exigir la responsabilidad del hombre más que el fanatismo de las masas, va a hacer que estas mismas masas que un día lo aclamen, al otro día pidan que lo crucifiquen.
¿Esto por qué lo hace Jesús, por chulería?
No, porque realmente va a sufrir.
Él no es un insensible y va a sufrir físicamente la tortura, la muerte; pero también psicológicamente, el miedo, el rechazo, la traición...
Jesús no es insensible, es valiente.
¿Y por qué?
¿Cuál eran los valores?
¿Cuál era el mensaje de Jesús?
Definir a Dios como Padre y a los hombres como hijos de ese Padre, es decir, un mensaje sobre Dios y sobre los hombres, unido.
Si Dios es Padre, no puede seguirlo sin tener en cuenta a sus hijos.
Si el hombre es hijo de Dios, no puedo quererlo, cuidarlo, tratarlo como se merece si no tengo en cuenta a ese Padre.
La causa de Dios, la causa del hombre, unidas.
¡Es tan fácil separarla!
¡Es tan fácil creer en Dios sin comprometerse con los demás!
¡Es tan fácil comprometerse con los demás sin tener en cuenta a Dios!
Las dos cosas juntas es lo problemático, lo difícil, pero lo completo.
Por eso Jesús da la cara.
Y ahora nosotros, en nuestra Cuaresma, ¿nos vamos a limitar a pasarla de largo?
¿Nos vamos a limitar simplemente a una serie de prácticas penitenciales, pero sin ninguna referencia al resto de la vida ni a la subida de Jesús a Jerusalén, de su opción?
¿O se trata de plantearnos por qué estamos dando la cara?
Cuando llega la hora de la verdad, que son las 24 horas del día, ¿verdaderamente vivimos la solidaridad, la fraternidad, la afiliación?
¿Verdaderamente somos auténticos con nuestro ser cristiano?¿coherentes con nuestro ser cristiano? ¿sinceros con nuestro ser cristiano?
Los dos símbolos grandes de la Cuaresma es la ceniza y la luz, lo inerte y lo vivificante.
Es una opción, a la hora de vivir dando la cara.
 ¿Qué escoges para ti y para los tuyos?


domingo, 19 de febrero de 2012

La segunda llamada.

"Ventana abierta"


La segunda llamada

19 -Febrero- 2012.
Del sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio.

¿Existen en la vida las segundas oportunidades?
Esos momentos en que por una parte no sea posible corregir lo mal hecho anteriormente, afianzar lo bueno, pero sobre todo, emprender lo que nos queda con una nueva orientación, con nuevos ánimos, nuevos planteamientos más profundos.
¿Existen las segundas oportunidades?
Pues tanto los psicólogos como los autores espirituales, nos dicen que no solamente existen, sino que son necesarias -nos instruye el sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio- que en la vida de cada ser humano se necesita por lo menos como una segunda oportunidad, una segunda conversión, un segunda llamada que marque el paso de una manera de vivir la primera mitad de la vida, a otra manera mucho más profunda, con más sentido en la segunda mitad de la vida.
Claro, que esto de mitad, no lo tenemos que considerar simplemente como en términos cronológicos, sino sobre todo vitales. Porque hay momentos en la vida en que de pronto parece que seguir lo mismo ya no da más de sí: uno ya tiene quizás su trabajo, su profesión, tiene su familia o su estabilidad vocacional, ha hecho muchas cosas en la vida, ha asimilado muchas cosas, y de pronto te despiertas una mañana preguntándote:
"¿Y ahora qué?
¿Simplemente más de lo mismo?
Y el tiempo pasa:
¿Y qué va a ser de mí?"
Y te planteas las grandes preguntas, los grandes interrogantes, que te generan muchísima angustia. Porque ¿dónde vas a encontrar respuestas sino en ti mismo? Y tú te sientes lo más débil en ese momento. Pues ese momento precisamente, que es una crisis y por lo tanto reto y oportunidad, es cuando se tiene que dar un salto cualitativo, no solamente cuantitativo. No se trata de volver atrás, queriéndose mantener joven, ni tener más cosas, ni tener más puestos, sino ser de otra manera, vivir de otra manera, con otra clave; si no, seremos inmaduros en lo humano e inmaduros también en lo espiritual.
¿Cuáles son las características de esa segunda llamada, segunda conversión, segunda oportunidad?
1. En primer lugar, dicen los autores, dicen los que lo han vivido, dicen los que lo han sabido explicar, que se trata de una experiencia que nace de la sorpresa, del desconcierto de que la vida, por mucho que yo lo haya intentado, mi vida no ha ido por los carriles que yo había planeado. Unas veces son mejores, otras veces son peores, pero siempre son distintos.
Por lo tanto, es la sensación de que yo no tengo el control absoluto de mi vida.
2. En segundo lugar, después de lo vivido, de lo hecho, de lo fracasado, de lo muerto también por desgracia, me doy cuenta de que es la hora de pasar de los grandes sueños, los grandes planes, a las pequeñas cosas de cada día, pero sin disminuir la ilusión ni la esperanza, quedarse en los grandes sueños es quedarse en la infancia, y reducirse al día a día e ir tirando es morirse antes de tiempo.
La vida se compone de hacer las cosas cada día que nos permitan seguir avanzando cada vez más. Se vive también desde la conciencia de mis límites.
Cuando uno es joven cree que lo puede todo porque lo sueña todo, porque tiene fuerzas biológicas suficientes, porque todo es un espacio abierto de posibilidades. Ya la vida ha dado de sí, vemos que estamos más limitados físicamente, psicológicamente, socialmente, no tenemos la fama, el prestigio, la relevancia, que a lo mejor soñamos en nuestras ensoñaciones juveniles.
Y por otra parte, también nos damos cuenta del paso del tiempo cada vez más rápido.
Cuando uno es niño, un curso dura una eternidad.
Cuando somos adultos, es que pasan los años sin darnos cuenta, y cada vez tenemos menos, y no tenemos todo el tiempo del mundo.
¿Y qué pasa?
Para un creyente cristiano, esa segunda oportunidad se vive con un encuentro tú a tú con Jesús.
Cada vez más, nos afecta, nos importa, esa relación de persona a persona.
Es cierto que eso no nos priva de una perspectiva universal, de luchar por el reino de Dios, por la justicia y por la paz, pero sabemos que si no vamos mano a mano con Jesús, todo eso se queda en puras ilusiones. Eso de poder decir en la oración, en la vida diaria, en el día a día, y decírselo a cada uno y poderlo transmitir a los demás, que vivir es Jesús, estar contigo, caminar contigo, contar contigo, trabajar contigo, vivir contigo, sufrir contigo e incluso morir contigo.
Ese "contigo" para poder ser como tú, para hacerlo tuyo.
También otra conciencia de los ritmos.
Ahora los ritmos son distintos.
Antes, hacíamos la vida nosotros a nuestro ritmo, creíamos.
Ahora nos damos cuenta que la vida desde los cuerpos, la psicología, lo social, lo espiritual, tiene sus ritmos, y tenemos que aprender esa sabiduría que es hacer sí, lo que tenemos que hacer, no hacer lo que no tenemos que hacer, pero también el dejarse hacer, dejarse madurar, dejarse acompañar, del sentido del tiempo, de la receptividad, de la paciencia, de la fortaleza, de las raíces, de la savia que sube lentamente.
Por eso, la vida tiene segundas oportunidades. Quizá no en el trabajo, quizá no en el triunfo social, quizá no en otras circunstancias de la vida, pero simple y necesariamente en nuestro proceso personal del cual dependen también nuestras relaciones, nuestras eficacias, nuestros trabajos, nuestras posibilidades, nuestros encuentros.
Por eso, tenemos que lanzarnos a esa nueva manera de ser, de actuar, de vivir, a esa segunda oportunidad, segunda conversión, segunda llamada.

El poeta jesuita Isidro Cuervo, lo expresaba así:
"Después, cuando menos lo esperas, aparece más fresca la vida, y cuanto más alto miras, cuanto más te sorprendes, más pequeño, más de rodillas eres ante Dios.
Después, cuando menos lo esperas, el tiempo ha marcado su ritmo y un sendero por dentro ha tejido una entraña más viva, y entonces apareces más hermano, más hijo, más de rodillas.
Es casi sin querer, al compás del deseo, de la ilusión, como el hombre va haciéndose criatura, más a la imagen del corazón del amor.
Y después, cuando menos lo esperas,  no puedes menos que querer de rodillas".


viernes, 17 de febrero de 2012

El Sacramento del Bautismo.

"Ventana abierta"


El Sacramento del Bautismo


A mis nietecitos

Un día, cuando éramos tan sólo unos pequeños bebés, nuestros padres nos llevaron a la Iglesia con la finalidad de convertirnos en cristianos a través del Bautismo.
Este hecho, que actualmente es menos frecuente, que hace tan sólo unos años, y que en la inmensa mayoría de casos se toma como un acontecimiento social, supone en realidad un importante signo que encierra muchas más cosas de las que la mayoría sabemos y pretendemos ver.
Al igual que la Comunión es una continuidad a dicho signo, una preparación para poder recibir aquello que Jesús nos dejó, posteriormente los signos sucesivos que realizamos a lo largo de nuestra vida: Confirmación, Boda, Unción, son un voto de fe, de confianza, de familiaridad, de íntima convivencia con aquel que desde ese momento -que pocos le dan la importancia que realmente merece- el Bautismo nos ofrece.
Existe Alguien que nos invita a seguirle. En el Bautismo, el sacerdote imita a Juan el Bautista y nos convertimos en parte de la historia que Jesús nos preparó, imitándole en aquel primer paso, al salir de las aguas, limpio, con fuerza y mostrando al mundo su intención de hacer algo grande.
Para los cristianos nuestro Bautismo no debe ser un acto social donde los invitados deban quedar contentos de un gran banquete, ni en donde los vestidos sean lo más bonitos y caros posibles.
Los niños natos o nonatos que mueren sin recibir el Bautismo de agua, y aunque sólo tienen "el pecado original" no alcanzan el Cielo.
Eso lo define explícitamente el Segundo Concilio de Lyón (1274), y el Concilio de Florencia (1438-45). Pero sin embargo la Iglesia los confía a la Misericordia Divina, como hace el rito de las exequias por ellos; los confía a la Gran Misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Timoteo 2:4), y la ternura de Jesús con los niños que le hizo decir:
"Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis".
(Mc 10:14).


Esto nos permite confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin el Bautismo.
Por eso es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo.

El Bautismo es el primero de los sacramentos, si no se está bautizado no se puede recibir ningún otro sacramento, es el más necesario porque todos debemos renacer por el Bautismo para salvarnos.
Normalmente bautiza el párroco, u otro sacerdote o diácono con su permiso, pero en caso de necesidad, por peligro de muerte etc..., puede hacerlo cualquiera.
Dios ha dado todas las facilidades para la administración de este sacramento, y así puede hacerlo incluso un no bautizado con tal de que tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia y lo realice correctamente, bautiza de verdad.
La razón está en que siempre es Cristo quien bautiza por medio de otra persona.
Al administrar el sacramento se derrama agua natural tres veces sobre la cabeza diciendo, con intención de bautizar:
"Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
En la ceremonia del Bautismo hay diversas partes, pero lo esencial es derramar el agua y al mismo tiempo pronunciar las palabras: "Yo te bautizo..."
El Bautismo borra y destruye el pecado original con el que todos nacemos.
Si el recién bautizado muriese en ese momento iría directamente al Cielo.


El Bautismo nos hace hijos de Dios y miembros de la Iglesia.
El Bautismo ha sido llamado "puerta de la Iglesia" expresando así su importancia singular en la comunidad cristiana.
Sin embargo, podemos constatar en el ambiente de las sociedades llamadas cristianas que el Bautismo se ha convertido para muchos en un hecho de carácter sociológico que ha perdido su transcendencia eclesial.

después de 80 años de paganismo, un anciano encontró la luz de la fe, se convirtió y recibió el Bautismo.
Dos años después cayó gravemente enfermo; todos se dieron cuenta de que le había llegado de la muerte.
Alguien le preguntó cuántos años tenía y respondió:
"En verdad sólo puedo contar con dos años de vida".
Nadie encontraba explicación a esta respuesta, pero el anciano añadió:
"No es cosa difícil de entender, pues comencé a vivir al recibir el Bautismo; mi vida anterior es como si no existiera.
"El que no renace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios". (Jn 3,5).

La práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia.
Está atestiguada explícitamente desde el siglo II. Sin embargo, es muy posible que desde el comienzo de la predicación apostólica, desde la predicación de los apóstoles, cuando "casas" de familias enteras recibieron el Bautismo, se haya bautizado también a los niños. Se puede ver y constatar en
 (Hechos de los Apóstoles 16, 15-33; 18,8; 1ª Corintios 1,16).
En Hechos de los Apóstoles 2, 38-39, Pedro dice:
"Conviértanse y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para perdón de sus pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para ustedes y para sus hijos".
Cuando bautizamos a nuestros niños, la fe se les pide a los papás y padrinos para que el niño pueda recibir los beneficios espirituales del Bautismo.
(Hechos de los Apóstoles 16, 31-33; Lucas 11, 11-13).

La familia tenemos un papel decisivo en la transmisión de la fe.
A veces somos cristianos mudos, no nos atrevemos a hablar de Jesucristo, a anunciar su doctrina, se lo dejamos a los sacerdotes, a los religiosos, a otros... Nos asusta esta confianza de Dios que se fía de cada uno de nosotros, cuando muchas veces nos gustaría más callar, no complicarnos la vida.

Yo, como madrina, queridos nietecitos, tengo el compromiso junto con vuestros padres, de iniciaros en la fe cuando tengáis uso de razón, para que sigáis las huellas de Jesús, escuchéis su Palabra y la hagáis vida en vosotros.
La familia es el centro neurálgico, sin familia estamos como desguarnecidos. Sin duda que la transmisión de la fe en la familia es insustituible a la hora de la iniciación y de la maduración de nuestros hijos, ahijados y nietos en la fe.
La fe es la luz recibida en casa y hecha símbolo en el Bautismo.
En casa, nuestros hijos, ahijados y nietos que Dios tenga a bien concedernos, tienen que recibir esa nueva luz que permita mirar a las personas que sufren, con los ojos de Jesús.
Lo que corresponde a los padrinos:
* Haber sido elegido por los padres. Haber cumplido 16 años. Ser católico.
* Estar Confirmado y haber recibido la Primera Comunión.
* No ser el padre o la madre de quien se va a bautizar.
* Si es posible, ser padrinos también de la Confirmación de su ahijado/a.
* No estar impedido por el derecho de la Iglesia.
* Tener conciencia de que su misión NO ES MERO TRÁMITE, puesto que representa a la familia y a la Iglesia y ha de colaborar con los padres para que su ahijado/a, lleve una vida consecuente con el Bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo.

El recibir el agua del Bautismo y nombrar a las tres personas de la Santísima Trinidad es el momento esencial: significa y realiza la muerte al pecado que cometieron nuestros primeros Padres Adán y Eva por su desobediencia a Dios; y el nacimiento a la vida de Dios, mediante la incorporación al misterio de la Muerte y la Resurrección de Cristo, que murió por nosotros para darnos Vida Nueva.
Una vez le pregunté a Jesús:
-¿Cuánto me amas?
Y Él me respondió:
-Así te amo.
Y abrió sus brazos y murió por mí.
Los amigos de Jesús, los primeros creyentes, tras la Resurrección, se reunieron para pensar y comentar entre ellos los gestos, las actitudes y las palabras de Cristo, el Hombre Nuevo.
Después salían renovados a las calles y a las plazas de los pueblos para vivir y anunciar la Gran Noticia.
Sus reuniones les hacían audaces, valientes, otros hombres.
Nosotros hoy, queridos nietos: vuestros padres, vuestros padrinos y vuestra familia... SEGUIMOS SUS PASOS.


* La unción con el santo Crisma, significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado. El cristiano es ungido por el Espíritu Santo e incorporado a Cristo, sacerdote, profeta y rey.

* La vestidura blanca, significa que el bautizado se ha revestido de Cristo: ha resucitado con Él.

* El cirio o vela, se enciende en el cirio pascual, y significa que Cristo ha iluminado al bautizado y en Él se ha convertido en luz del mundo.
Vuestro papá os alumbra con la luz de Cristo, expresado en esta velita, cuya llama la ha tomado del cirio pascual.
Vuestros padres, vuestros padrinos junto con vuestros abuelos y demás familiares os ponemos bajo la protección de Jesús y su Santísima Madre la Virgen María.

Este es el momento más esencial del Bautismo. Por tres veces el sacerdote derrama agua sobre vuestra cabecita diciendo estas palabras:
"Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
Este es el preciso momento en el que se impone el nombre al bautizado, un nombre que no debe ser ajeno al sentir cristiano.

Queridos nietecitos, ya sois nuevas criaturas, habéis sido bautizados y ya sois hijos de Dios.
El agua significa la limpieza de toda mancha.
Convertido en hijo de Dios, puede rezar ya "Padre Nuestro" y, en el momento oportuno, acercarse a la mesa del altar y recibir el alimento de la Vida nueva: El Cuerpo y la Sangre del Señor.

Queridos nietecitos, el día de vuestro Bautismo es un día muy especial para ustedes en el cual habéis recibido el agua bautismal en vuestras respectivas parroquias, igual que nuestro Señor la recibió en el río Jordán de manos de San Juan Bautista.
Estáis acompañados por vuestros padres, abuelos, titos, primos y familiares.
Como con Jesús, el Espíritu Santo ha bajado sobre vosotros, y desde ese mismo momento habéis sido incorporados a la Iglesia.

Cuando alguien se hace un desgarro en la ropa, por  mucho que lo intente disimular para que no se note, siempre queda a la vista el zurcido o el remiendo. San Marcos emplea una palabra clave para indicarnos que lo que se ha rasgado es el Cielo, y que de ese Cielo rasgado baja el Espíritu Santo, en este caso en forma de paloma.
Desde el Cielo abierto se oye la voz del Padre que le dice a Jesús:
"Tú eres mi Hijo amado, mi preferido".
A partir de ahora, el Cielo quedará por siempre abierto y el Epíritu Santo podrá descender cuando quiera.

¿Os digo una cosa, queridos pequeños nuestros?
Creo que ahora, al recibir vuestro Bautismo, Dios Padre desde el Cielo os repite a ustedes también:
"Tú eres mi hijo amado, mi preferido".
¡Sí, ya tenemos salvación y Salvador!

1. El Bautismo es el fundamento de la vida cristiana porque es el camino hacia la muerte y resurrección de Cristo.
2. Otorga Gracia santificante, es decir, la vida de Dios.
3. Se convierten en hijos de Dios, miembros de Cristo y templos del Espíritu Santo.
4. Purifica a las personas del pecado original y de todos los pecados personales cometidos antes del Bautismo, si es persona adulta la que recibe el sacramento.
5. Los incorpora a la vida, a las prácticas y a la misión de la Iglesia.
6. Imprime en sus almas un carácter indeleble que los consagra para la adoración cristiana.
7. Participan del sacerdocio de Cristo, de su misión profética y real.
  
Por último, el sacerdote celebrante lleva en sus brazos al recién bautizado y lo alza ante el altar de la Santísima Virgen -en este caso a vosotros, mis preciosos nietecitos- para poneros bajo su protección.
¡Que las tres personas de la Santísima Trinidad y María Santísima  os bendigan grandemente y os concedan sus 7 maravillosos dones!

Pero aquí hay algo que va más allá de aquello que nuestros sentidos pueden ver, la eficacia de estos signos, de estos gestos.

Hay muchas preguntas en torno al Bautismo, y algunas veces nos las hemos podido hacer, por ejemplo:
¿No sería mejor que esperásemos a que nuestro niño fuera mayor y que conscientemente eligiera...?

Yo creo que suele ser un discurso más teórico que práctico, porque una persona que piensa así, con frecuencia no tiene interés en que su niño se bautice ahora, ni después.

A quien piensa diferente se le podría preguntar:
¿Acaso cuando un niño está enfermo necesita estar consciente para que surta efecto la medicina?

Pero aparte de estas situaciones, que pueden ser si no excepcionales, tampoco es lo genérico, lo que sí podemos decir -queridas hijas, a vuestros hijos, y nietos nuestros- cuando nos pregunten:
¿por qué han sido bautizados?
 Puede haber alguien que les conteste:
"Lo hemos hecho porque es lo que se hace en todas las familias...
 O ¡ Qué iban a decir los vecinos si no lo hubiésemos hecho!...
 O simplemente como otros dicen: "Para que no se quede moro"...

¡No, no, esa no es la explicación! Tenemos que decirles:
"Os llevamos a bautizar porque os queríamos mucho, y desde que nacísteis quisimos daros todo lo mejor que teníamos: los vestidos, el cuidado, el alimento, el cariño, la ternura, y para tu familia algo muy grande, muy grande era la fe, era el amor de Dios que vivía y vive en nosotros, ¿cómo no lo íbamos a compartir con vosotros y cuanto antes?

Sin embargo, si hubiese sido al contrario, sí que nos podían decir nuestros niños:
"¿Pero cómo no nos dísteis aquello tan grande que teníais?
¿Pero cómo os habéis reservado la fe, cuando tanto y tanto la necesitábamos?

El Bautismo es una ceremonia, un rito de entrada a la religión cristiana.
El símbolo del Bautismo es común en el cristianismo desde hace milenios, es la celebración en la que se le da la bienvenida a un bebé a la nueva Vida, es una manera de purificar su nueva alma.
El sacerdote los bautiza echándoles agua bendita sobre sus cabezas iniciando así su vida cristiana.
El agua es la fuente de vida, y en la nueva vida del bebé es el Bautismo.
Bautizar a un bebé es darle la opción de ser cristiano desde niño, es el primer sacramento, y así esa persona podrá elegir en el futuro si quiere seguir por la senda que le ofrece el cristianismo.

El Bautismo católico utiliza la técnica llamada "infusión", que consiste en derramar agua sobre la cabeza del que va a ser bautizado.
En la ceremonia del Bautismo, un sacerdote invoca sacramentalmente a las tres personas de la Santísima Trinidad:
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Borra el pecado original que tiene cualquier persona al nacer y todos los habidos hasta ese momento, si se bautiza ya de adulto.

En la Iglesia ortodoxa, o Iglesia de oriente, se utilizó la "inmersión",
primero total y después parcial del bautizado.

En la doctrina protestante se practican distintas fórmulas:
Aspersión o inmersión del bebé.

Cuando el Bautismo se administra a niños, responden por el neófito sus padres y padrinos:
* Educar cristianamente al hijo y ahijado bautizado, tanto con el ejemplo como con la palabra.
* Procurar que reciba una buena y sólida formación cristiana.
* Llevarle a la Catequesis parroquial.
* Matricularle en la clase de religión.
* Formarle rectamente la conciencia.
* Poner los medios para que, al llegar al uso de razón, haga con la debida preparación LA PRIMERA COMUNIÓN.

* Ayudarle a que reciba LA CONFIRMACIÓN en su momento oportuno.

Mis pequeños y dulces nietecitos, Dios Padre os quiere tanto a vosotros, como a todos los bebés del mundo, que desde el Cielo envía un ángel para vuestra guarda y custodia durante todo el tiempo que estéis en la tierra.

"Ángel de mi guarda,
dulce compañía,
no me desampares
 ni de noche ni de día,
si me desamparas,
¿qué será de mí?
Ángel de mi guarda
ruega a Dios por mí".


domingo, 12 de febrero de 2012

¿Quién habita mi soledad?

"Ventana abierta"


¿Quién habita mi soledad?

12 -Febrero- 2012
Del sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio.


Hace dos o tres años se estrenaba en las pantallas una película muy singular. Se llamaba "El gran silencio". Se trataba simplemente de una música sin texto, una especie como de reportaje de la vida del día a día de los cartujos, esa orden contemplativa en la Iglesia. 
Era curioso, porque en la sala, que estaba llena, hubo un grupo de personas, no muchas, que al ver de qué iba la película, o más bien de qué no iba la película, pues se salieron; sin embargo, la mayoría quedamos allí, en los asientos -explica el sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio- y era curioso, porque al salir después de hora y media en silencio viendo aquellas imágenes, pero sobre todo aquellas caras, a veces en primer plano, que es lo más difícil, sin decir nada, salíamos -decía-  con tal sensación de serenidad, de silencio, como si éste nos hubiera empapado profundamente, que no hablábamos ni en el Hall, ni después cuando salíamos a la calle.
Esa experiencia del silencio, ¿por qué nos atrae? 
Y por otra parte, ¿Por qué nos asusta?
¿Por qué nos atrae y tenemos gana en un mundo tan agitado, con tanto ruido, con tantas voces, de encontrar una sensación profunda de serenidad, de paz, y por otra parte, procuramos no estar nunca en esa situación de silencio porque nos da miedo?
Esto se debe a que el silencio nos hace aterrizar en nuestra soledad interior.

El silencio es la puerta de encontrarnos en ese espacio íntimo, intimidad, alma, espíritu, llamémoslo como lo queramos llamar, que al fin y al cabo nos encontramos con nuestras verdades más profundas. Es como cuando estás en un hotel por la noche, en la oscuridad, te desvelas y te das cuenta de que no estás en tu cama, en tu sitio, y empiezas a oir ruidos extraños: los muebles, otros ruidos que no sabes reconocer y te sientes profundamente solo y extraño.
Pues bien, cuando entramos por el silencio a nuestro espacio interior, a nuestra habitación interior, a veces sentimos esa sensación, los ruidos interiores que habitan nuestra soledad.
¿Qué habita nuestra soledad?
¿Quién habita nuestra soledad?
¿Qué ruidos hay ahí que solamente el silencio puede captar?

Hay dos clases de ruidos:
Uno de ellos es el que habla. La Biblia por ejemplo, es el libro del Deuteronomio, donde cuenta en el capítulo 32, la experiencia de aquel pueblo que de pronto ha salido de Egipto, se está en medio del desierto del Sinaí, le queda todavía una larga marcha, 40 años, hasta llegar a la Tierra Prometida, y si ya de día es difícil la travesía, el calor, la necesidad, lo abrupto del terreno... por la noche es todavía más complicado, porque empiezan esos ruidos amenazadores, la oscuridad, la intemperie.
Y dice así hablando Moisés, hablando de Dios con respecto al pueblo:
"Lo encontró en una tierra desierta en una soledad poblada de aullidos".
El desierto oscuro, misterioso, ignoto, pero con los ruidos de los chacales, de las bestias peligrosas, que hacen todavía más terrible que el silencio, oírlos.

Cuando nosotros nos metemos en nuestro interior por el silencio, a nuestra soledad interior, oímos nuestros aullidos. Es una soledad también poblada de aullidos: nuestros malos recuerdos, nuestras malas experiencias, nuestros traumas, nuestras faltas, nuestras heridas, nuestras expectativas sin hacer... Por eso le tenemos miedo, pero ¿es el único sonido que oímos en nuestra soledad a través del silencio? No.

San Juan de la Cruz expresa otra experiencia distinta, él la llama la "Soledad sonora", porque allí, en medio del silencio, también se descubre una presencia, una acogida, lo que seguía diciendo el libro del Deuteronomio:
"Lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos".
O como dicen los estatutos de los mismos cartujos, ¿por qué esa vida de silencio? Dice:
Porque el silencio es una escucha auténtica y tranquila del corazón que deja entrar a Dios por todos los accesos y por todos los caminos".
Ahí, en nuestro adentro, en nuestra soledad, hay una presencia de la cual podemos nosotros darnos cuenta, conectar con ella y aprovecharnos de ella. A veces se compara un buen ateo con un buen cristiano y se dice:
"Es lo mismo y hacen lo mismo".
Evidentemente un buen ateo puede hacer muchas cosas buenas, evidentemente;  pero hay algo que no puede hacer y que tiene que hacer un creyente si es bueno: la conciencia y la experiencia del Dios vivo. Para él le pasa como aquel que decía:
"Si yo sé que respirar es lo más importante, entonces el acto de respirar es lo más importante".
Pues si yo creo que Dios es lo más importante, el acto de estar en contacto co Él, es lo más importante.
Por eso, en nuestras vidas, en nuestras soledades, en nuestros caminos, en nuestros desiertos, en nuestros silencios, es importante darnos cuenta de esa Presencia viva.
Lo que expresaba la poetisa Sophía de Hello Breyner cuando hablaba de ir por la vida escuchando, y decía así:
"Escucho, mas no sé si lo que oigo es silencio o Dios.
Escucho sin saber si estoy oyendo el resonar de las planicies del vacío o la conciencia atenta que en los confines del universo me mira y me descifra.
Sólo sé que camino como quien es mirado, amado y conocido, y por eso, en cada gesto, pongo gravedad y riesgo".

Buenos días, amigos/as.