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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El jabón


"Ventana abierta"


El jabón



Un cristiano estaba caminando por la calle cuando se encontró con el dueño de una compañía que fabricaba jabones.

Mientras hablaban, el fabricante de jabones dijo:
- "El Evangelio que usted predica no puede ser muy bueno, porque todavía hay mucha gente mala".

El cristiano notó que había un niño cerca jugando con lodo.
El niño estaba manchado de barro de pies a cabeza.

El cristiano dijo a su amigo:
-"Su jabón no puede ser muy bueno, porque todavía hay mucho sucio en el mundo".

El hombre respondió:
-"Bueno, solamente limpia cuando una persona lo usa".

-"¡Exactamente! Igual pasa con el Evangelio -dijo el cristiano".



martes, 27 de septiembre de 2011

¿Quién es el Papa?

"Ventana abierta"

  
¿Quién es el Papa?


"Un humilde trabajador en la viña del Señor".
 Un Pontífice sencillo y cálido.
Un entrañable amigo y colega de Juan Pablo II "El grande".
 Un "terroncito de azúcar", según palabras del Obispo Antonio Ortega.
 Un hombre consagrado totalmente a DIOS. 





Un corazón sin nombre.

"Ventana abierta"


Un corazón sin nombre



Cuenta la historia que estaban en un lugar del cielo, todos los bebés que nacerían al día siguiente, todos lo bebés hermosos con el mismo brillo angelical, éstos eran cuidados por los ángeles del reino.

Dios acostumbraba a visitarlos un día antes de su nacimiento, entró  a ver a los bebés recorriendo todos los lugares, dando las mismas caricias a cada uno de ellos y un beso; pero en un momento determinado Dios tomó a uno de los bebés y lo comenzó a arrullar entre sus brazos, besando sus mejillas, era una nenita, los ángeles callaron y sólo se miraron entre sí.

 Dios salió de la habitación.

Los ángeles pocas veces veían a Dios tener un cariño más especial por alguno de sus hijos, porque tenía amor igual para todos, pero no dieron más importancia al asunto.


 Después de unos minutos Dios volvió a entrar, fue directamente a la nenita, le susurró al oído unas palabras y la bebita sonrío.
 Dios la abrazó y la volvió a dejar en su cuna.
 Preguntó a los ángeles si todo estaba bien, ellos contestaron que sí, y Dios volvió a salir.

Los ángeles al observar a Dios salir, miraron a la bebita para ver si sobresalía en ella algo especial, pero no notaron nada extraordinario ni raro.

Unos minutos antes de que los bebés dejaran el cielo, para ir a la tierra, Dios entró para despedirse y para darle a cada uno su regalo, les dio dos corazones a cada uno en sus manitas, en los cuales tenían escrito el nombre de su padre y de su madre.

Uno de los ángeles más pequeños le preguntó a Dios por qué les regalaba dos corazones.


 Dios le respondió:
"Este es mi regalo, porque esos bebés desde su nacimiento van a tener en sus manos el corazón y el amor para siempre de sus padres".

Cuando le tocó el turno a la nenita que había abrazado Dios, al darle sus corazones con lágrimas en los ojos sólo le entregó un corazón, y se lo puso en su manita.

 Al ver Dios tan solo y abandonado ese corazón, tomó un pedazo del suyo y lo unió al corazón solitario.

Todos los ángeles vieron lo que el Señor había hecho, y le preguntaron cuál había sido el motivo por el qué sólo le había entregado un corazón.


 Dios todavía con lágrimas en los ojos les contestó:
"Fijaos en el corazón que le dí a ella, veréis  que pone sólo el nombre de su madre, porque sólo ella estará a su lado en este momento y sólo tendrá su amor, por eso también la abracé, la arrullé, la besé, porque no tendrá el amor de su padre, pues él se lo negará, por eso también le di parte de mi Corazón junto al de su madre, porque ella tendrá que darle más amor ".

Cuando Dios despidió a la nenita, lo hizo con una sonrisa en los labios, no más llanto en sus ojos.

En ese momento escondió algo en la manita que tenía vacía la bebé, uno de los ángeles lo miró, era otro corazón, pero éste no tenía escrito nada, y le preguntó:
 ¿Señor es que acaso el padre de la bebita se arrepentirá y tendrá la oportunidad de volver con ellas?

 Y Dios sin borrar la sonrisa de sus labios, le dijo al ángel:
"No mi pequeño, ese corazón sin nombre que le di, es porque, a la vida de ella y de su madre llegará un hombre que las amará, como hombre y como padre, les dará el amor, el cariño y el respeto que ellas necesitan y merecen".


Le pedí a Dios que te bendiga

 "Ventana abierta"



 LE PEDÍ A DIOS QUE TE BENDIGA


Le pedí a Dios que te bendiga cuando recé por ti hoy.
 Para que te guíe y te proteja mientras vas por tu camino...
Su amor está siempre contigo, sus promesas son verdaderas,
Y cuando le damos toda nuestra atención, sabes que nos cuidará todo el tiempo.
Entonces, cuando la ruta en la que estás parece de lo más difícil, sólo recuerda que estoy aquí rezando y Dios hará el resto.

 ORACIÓN DE ABUNDANCIA


Dios gobierna supremo en todos nuestros asuntos. El éxito y la abundancia nos salen al encuentro de todos lados. Nuestro pan de cada día nos llega y nos regocijamos y damos gracias al Dador de todo bien.

ORACIÓN DE PROTECCIÓN:


LA LUZ DE DIOS ME RODEA,
EL AMOR DE DIOS ME ENVUELVE,
EL PODER DE DIOS ME PROTEGE,
LA PAZ DE DIOS ME ACOMPAÑA,
LA PRESENCIA DE DIOS VELA POR MÍ,
DONDEQUIERA QUE ESTOY ESTÁ DIOS.


Súplica para tiempos difíciles.


"Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."

Por Madre Adela Galindo, sctjm




lunes, 26 de septiembre de 2011

Con las alas abiertas

"Ventana abierta"


Transcribo este texto de un power point que he recibido.
Es un trozo del libro:
 "CON LAS ALAS ABIERTAS".
De Ana Dolores Patiño Durán.
Se titula "Amistad, amor y fe".


Dice así:

¿Qué es la amistad?


Es como el árbol a cuya sombra siempre vas a refugiarte.
Es como el huequito a dónde siempre vas a descansar.
Es como la lente a dónde siempre vas a buscar la luz.
Como el cojín para recostar la cabeza.
Como el algodón para cubrir las heridas.
Como un bastón para ayudarte a caminar.
Es el rocío de tu sequedad, la lamparita de tu tiniebla, el perfume de tu alma, la alfombra de tus pies ¡y la rosa de tu cruz!

La amistad es la antena para sintonizar amig@s, el puente para dejar pasar, el conductor para hilvanar las almas.

La amistad es el rayito de sol de todos los días.
Es la sonrisa prometedora de todos los proyectos.
Es el estuche para guardar secretos y lágrimas.
Es la llave para saber qué pasa corazón adentro.
Es un regalo de Dios con chispas milagrosas para sus escogid@s.
¡Cultívala y no la dejes ir!

El amor es un torrente, la amistad es un rocío.
El amor es tronco, la amistad es sombra.
El amor es raíz, la amistad es cultivo.
El amor es dueño, la amistad es servidora.
El amor es montaña, la amistad es el camino.
El amor seduce, la amistad gotea.
El amor se apasiona, la amistad se identifica.
El amor brota, la amistad sostiene.
El amor absorbe, la amistad se prodiga.
El amor es fuego, la amistad es lámpara.
El amor se exalta, la amistad se enternece.
El amor es tapiz, la amistad es agujita.
El amor es vida, la amistad es soporte.
El amor se ciega, la amistad razona.
El amor hace vida, la amistad hace luz.

El amor y la amistad son los ejes, los puntales, pero con el telón de fondo de la fe.
Es fe que cementa, estructura y abastece.

Porque el amor pasa ensanchando vidas, la amistad depertando almas y la fe levantando virtudes.

El amor toca los sentimientos, la amistad perfuma los sentimientos y la fe eleva el alma.

El amor es la palanca, la amistad es la columna y la fe es el cimiento.

El amor va tras la luna, la amistad tras el lucero y la fe tras el horizonte.

El amor se mira en el río, la amistad se refleja en el lago y la fe se hunde en el mar.

El amor truena, la amistad arrulla y la fe canta.

Los amores se consagran, las amistades se abrazan y los espíritus se funden.

El amor enfoca con pupila apasionada, la amistad enfoca con pupila divina.

El amor hace la vida, la amistad hace la luz y la fe hace la salvación.

El amor es eso que agranda el pecho de todos los hombres, la amistad es eso que endulza la pena de todos los días y la fe es eso que fija nuestro destino para siempre.

El amor tiene en su esencia algo de Dios que nos hizo, la amistad algo del ángel que nos cuida y la fe algo de Cristo que nos salva.
Entre las tres tienen el poder de encender la vida, marcar la trayectoria ¡y ganar el cielo!


"Muéstrame Tu Rostro.

"Ventana abierta"


La mano de Dios

Ignacio Larrañaga. Muéstrame Tu Rostro


"Nunca me cansaré de repetir:
La única salida libertadora y consoladora
que pueda encontrarse en este mundo frente a los rudos golpes de la vida es la fe.
La única ventana de trascendencia que podemos abrir cuando se clausuran todos los horizontes es la ventana de la fe.
Lo único que nos puede dar consuelo,
alivio y paz cuando la fatalidad inexorable se abate sobre el hombre
es la visión de la fe.
Esa fe nos dice que detrás de los fenómenos y apariencias
está aquella mano que organiza y coordina,
permite y dispone todo cuanto sucede en el mundo.

Contempla la vida en esta perspectiva,
jamás la fatalidad ciega se enseñoreará sobre nuestros destinos.
Yo sé que más allá de las explicaciones de primer plano,
aquella desgracia fue querida o permitida por el Padre.
Cierro, pues, la boca; beso su mano, quedo en silencio,
asumo todo con amor, y una profunda paz será mi herencia.
No habrá en este mundo eventualidades imprevisibles o emergencias dolorosas que puedan desequilibrar la estabilidad emocional de los que se abandonaron en las manos de Dios Padre".




Los noes de Dios

"Ventana abierta"


Muchas veces los creyentes nos hacemos la pregunta de que en definitiva:
 ¿Qué podemos pedirle a Dios?
¿Qué está Dios dispuesto a concedernos?

Porque nos da la sensación de que algo falla.

¿Qué podemos hacer nosotros por nuestras propias fuerzas si Dios nos va precisamente a pedir?
¿Y qué tenemos que pedirle a Él porque Él está dispuesto a concedernos esa tarea?

Para algunas personas -y aquí nos instruye el sacerdote dominico Fco. J. Rodríguez Fassio- la vida espiritual, la vida cristiana, la vida profunda, sería una pura gracia, es decir, la cosa sería cruzarse de brazos, esperar sentado, ¡y para eso está Dios, para que haga lo suyo!
Para otras personas, la vida espiritual, la vida cristiana, la vida humana, se trataría de un esfuerzo titánico de cada uno por salvarse a sí mismo; Dios estaría sentado, pasivo, esperando el último día de nuestra vida, con la libreta de notas abierta, para darnos según hayamos hecho de bueno o de malo.

Yo creo que por el contrario -continúa explicando Rodríguez Fassio- basándome en la Biblia, de que la vida de camino espiritual, la vida de santidad, la vida cristiana, en el fondo se trata de algo así como tener un hijo, donde un padre y una madre tienen cada uno su labor, no solamente biológica, sino sicológica, o con dos padres y con dos madres no se tiene ni biológica ni sicológicamente a un hijo.
Pero, ¿cuál es la parte de cada uno?

He encontrado un texto que nos puede servir un poco comentándolo, para aclararnos en esta función y en esta labor.


Este texto dice así:
"Le pedí a Dios que me quitara mis malos hábitos y costumbres.
Y dijo Dios:
¡No! -me dijo- esto no es responsabilidad mía, sino tuya".

Porque es cierto que, ¡ah!, las cosas que no nos gustan no sería bueno  que Dios nos lo quitara como se quita una vestidura vieja o un traje viejo, un abrigo viejo o una camisa rota y se tira a la basura.
Pero nuestras costumbres somos nosotros, nuestros hábitos somos nosotros funcionando, somos nosotros los que tenemos que cambiarlos desde dentro. Tengo yo que enfrentarme con mis lados buenos para aprovecharlo, pero también con mis lados malos para combatirlo, aquí es imposible la pasividad.

"Le pedí a Dios que me concediera paciencia.
Y dijo Dios:
!No!, la paciencia es un producto de la tribulación, no se concede, se alcanza aprendiéndola".

Porque la paciencia no es simplemente el aguantar, sino precisamente el saber vivir con paz, y aprovechando todas las circunstancias de la vida; y la vida tiene que ser como un gimnasio donde nosotros desarrollamos nuestros músculos.

"Le pedí a Dios que me diera felicidad.
Y me dijo:
¡No!, yo te doy bendiciones, la felicidad depende de ti".

Tenemos tantos dones: la vida, la fe, la gente que nos quiere, nuestros talentos..., la felicidad depende de cómo los utilicemos.
La felicidad no es algo que se tiene cuando falla todo lo demás, sino aquello que se tiene cuando se aprovecha todo lo que se es en favor de todos.

"Le pedí a Dios que me quitara el dolor.
Y dijo Dios:
¡No!, el sufrimiento hace comprender el dolor del otro y combatirlo juntos, él, tú y yo.
Porque ¿qué sabe quien no ha sufrido?
Y cómo no hacerme insensible ante los demás.
Y cómo mi propio dolor tiene que servir para sensibilizarme, para salir al encuentro del otro, para curar.

"Le pedí a Dios muchas cosas para gozar de la vida.
Y dijo Dios:
¡No!, yo te daré vida para que disfrutes de todas las cosas".

Es curioso que los países que tenemos más, no somos los más felices; los que tenemos más oportunidades en la vida, no siempre las sabemos aprovechar; y a veces, para lo que nos sirve el tener tantas cosas, es para perder la sensibilidad de gozar de lo simple, de lo pequeño.
Dicen los psicólogos, que estamos embotando nuestro límite, nuestro umbral de sensibilidad para poder disfrutar, y por eso, cada vez necesitamos unos estímulos, más fuertes, más complicados, más caros.
Por eso, la alegría está más bien en la manera que tenemos de vivir las cosas , antes que las cosas que tenemos para vivir.

"Fui triste, y pregunté a Dios si me amaba.
Y me dijo:
¡Sí! -me dijo- por ti mi Hijo se hizo Hombre, y por tu salvación te amó hasta dar la vida".

¿Tomamos en serio los cristianos esto, o basta cualquier dificultad para dudar del amor de Dios?

¿No somos a veces como esos adolescentes malcriados que están exigiendo a sus padres que cumplan sus caprichos, sus necesidades, sin darse cuenta de lo que es la totalidad de la vida ofrecida de sus padres en su favor?

¿Es esto para nosotros argumento suficiente para saber lo que Dios nos ama, no nos conmueve eso?

Y por último:
"Entonces le pedí a Dios que me ayudara a amar a los demás , tanto como Él me ama a mí.
Y dijo Dios:
¿Sabes una cosa? ¡Por fin estás aprendiendo a entender!


miércoles, 21 de septiembre de 2011

La infancia.

"Ventana abierta"


Queridos amigos/as,
¿qué respuesta daremos a esto...?



Hoy comprendo Señor...

Emma Margarita Valdés.


HOY COMPRENDO, SEÑOR,
TU SUFRIMIENTO

Hoy comprendo, Señor, tu sufrimiento,
el dolor de sentirte abandonado,
el vacío de inmensa soledad...
Hoy sufro la aridez de tu calvario.

Este azote que rompe nuestro cuerpo
con calumnias, con ira, con traición,
es el eco de la única verdad
que flageló al orgullo con su voz.

Esta espina que hiere nuestra mente,
arrancada del tallo de la envidia,
es el rencor punzante del hermano
por el amor que dimos sin medida.

Esta cuesta que forman las infamias
y lacera los pies en el camino,
es la ofrenda de vida y de trabajo
que entregamos, sin precio, al enemigo.

Este clavo que rasga nuestros pulsos
con el golpe del odio acumulado,
es respuesta al abrazo de piedad
abierto para ser crucificados.

Esta lanza que horada nuestro pecho
con el fiero bramido de la injuria,
es mensaje del claro manantial
de agua viva que el mal transformó en turbia.

Hoy comprendo, Señor, tu sufrimiento,
tu amor sacrificado, omnipotente.
Yo también te he vendido y traicionado.
¡Pido perdón por tu pasión y muerte!

La dignidad al final de la vida.



ABC


"El ser humano que se encuentra en situaciones

 de debilidad o vulnerabilidad habrá de ser

defendido frente a terceros o incluso frente a sí

mismo. Se le defenderá de decisiones

perjudiciales para él que pueda adoptar en un

 momento de desánimo, por considerar que la

 defensa de su dignidad está por encima de su

 propia autonomía"
     

 La Sociedad Española de Cuidados Paliativos

 (SECPAL) define la sedación como «la administración

 deliberada de fármacos en las dosis y combinaciones

 requeridas para reducir la consciencia de un paciente

 con enfermedad avanzada o terminal, tanto como sea

 preciso para aliviar adecuadamente uno o más

 síntomas refractarios (es decir, síntomas que no es

 posible aliviar de otra manera) y con su

 consentimiento explícito, implícito o delegado». Hay

 que tener en cuenta que rebajar el grado de

 conciencia de una persona no es un acto éticamente

 indiferente: se necesita un motivo lo suficientemente

 serio, pues de lo contrario atentaríamos contra la

 dignidad del paciente al interferir innecesariamente en

 la intimidad más sacra de la persona.
      

No hay que confundir la sedación éticamente

 aplicada con la eutanasia. Como explica la SECPAL,

 ambas difieren en el objetivo, la indicación, el

 procedimiento, el resultado y el respeto a las

 garantías éticas. En la sedación, la intención es aliviar

 el sufrimiento del paciente, el procedimiento es la

 administración de un fármaco sedante (utilizando uno

 adecuado —de vida media corta— y en la dosis

 mínima eficaz), y el resultado es el alivio del síntoma

 refractario. En cambio, en la eutanasia la intención es

 provocar la muerte del paciente, el procedimiento es

 la administración de un fármaco letal y el resultado la

 muerte.
     

 Podríamos decir que la sedación tiene un efecto

 positivo —alivia el sufrimiento— y uno negativo —

reduce el nivel de conciencia—. En cambio, no está

 científicamente demostrado que una sedación

 correctamente practicada (con los fármacos

 adecuados, dosis mínima eficaz y monitorización del

 proceso) acelere la muerte.
    

  Como se ha señalado anteriormente, el estado de

 consciencia de una persona es un bien y debe haber

 una razón de peso para privarla de él. Por lo que no

 es ético sedar por sistema, al final de la vida, a todos

 los pacientes. Por tanto, no es aceptable decir que

 hay —así, en general— un derecho a la sedación: lo

 habrá cuando la sedación esté realmente indicada por

 existencia de un síntoma refractario. Tampoco sería

 éticamente aceptable sedar sin consentimiento del

 enfermo, con el fin de ahorrar molestias al médico o a

 la familia. En cambio, no supone ningún problema,

 sino que es un deber del médico proceder a la

 sedación del paciente con su consentimiento previo

 cuando, agotadas otras posibilidades, se llega a la

 conclusión de que es el único recurso para controlar

 algún síntoma verdaderamente refractario a otros

 tratamientos. En esta situación la sedación paliativa

 es un tratamiento excelente.
     

 En España hay un desigual desarrollo de equipos

 de paliativos, por lo que es necesario aplicar más

 medios económicos y de todo orden para lograr un

a atención de calidad en cualquier punto del territorio

 español para todos aquellos pacientes que precisen

 cuidados paliativos.
     

 La Organización Médica Colegial insistió en esa

 necesidad en un reciente documento y sería deseable

 que los actuales legisladores lo tuvieran en cuenta

 junto con la vigente Ley de Autonomía del Paciente,

 Desde luego, para la atención al final de la vida no

 parece necesaria una nueva ley con límites tan poco

 precisos como los que presenta el anteproyecto

 recientemente aprobado en el Consejo de Ministros.
      

El ser humano, como dicen estos documentos, no

 puede renunciar a su propia dignidad. Ni los

 pacientes ni los médicos.
     

 En este contexto, se explica que se limite la

 autonomía por amor de la dignidad: como, por

 ejemplo, cuando una sociedad civilizada impide que

 alguien se pueda vender voluntariamente como

 esclavo, o la libre venta de órganos, etcétera.
      

En resumen, la dignidad parece fundamentarse

 más que en la autonomía, en la vulnerabilidad. El ser

 humano que se encuentra en situaciones de debilidad

 o vulnerabilidad habrá de ser defendido frente a

 terceros o incluso frente a sí mismo. Se le defenderá

 de decisiones perjudiciales para él que pueda adoptar

 en un momento de desánimo, por considerar que la

 defensa de su dignidad está por encima de su propia

 autonomía. Una dignidad que se caracteriza por sus

 elementos constitutivos, como son la verdad, la

 justicia, la libertad y el amor.
      

Hay que ser muy precisos en lo referente a la

 verdad, tan relacionada con la información al paciente

 y a sus familiares, y con el consentimiento informado.

 Información veraz y sustancial. Todo un proceso, un

 arte, para decir "la verdad soportable". Cargado de

 coherencia entre lo que se piensa, se dice y lo que se

 hace. No la verdad judicial ni parlamentaria ni la del

 consenso, sino la científica. Es esa verdad cuya

 búsqueda la preside la honradez, el juego limpio y la

 objetividad. Es la verdad que soporta y fundamenta a

 la justicia y a la libertad. Hoy, socialmente no es un

 valor en alza, y sin embargo es imprescindible en

 todos los órdenes de la sociedad. Un pueblo que

 admite la mentira es una sociedad profundamente

 enferma.
     

 La justicia a la que me refiero es la del hombre

 honrado, bueno, ajustado, y respetuoso con la

 dignidad del otro. Que reflexiona frecuentemente,

 cuida sus palabras y vela por sus acciones. Una

 justicia que diera la espalda al más elemental sentido

 común, dando lugar al atropello de lo más esencial

 del raciocinio y la evidencia, es un simulacro de

 justicia. Prostituida y aceptada por una sociedad

 confusa por los mensajes de lo políticamente

 correcto, está abocada a la autodestrucción. Un

 atentado a la justicia a la que me refiero es, por

 ejemplo, negar los cuidados básicos del paciente.


La libertad es un valor "sublime". La libertad es la

 garantía de la verdad. Pero como expuse

 anteriormente, tiene unos límites que son la dignidad

 y el respeto a la libertad de los otros.




      La libertad adquiere su auténtico sentido cuando

 se ejercita en servicio de la verdad y resguarda la

 propia dignidad. Una autonomía que prescinda de la

 dignidad es una libertad envilecida.
      

Un atentado contra la libertad que soporta e

 ilumina la dignidad es, por ejemplo, la negación de la

 objeción de conciencia de los profesionales. Una

 injusticia.
   

   Y por último, el Amor. La dignidad se fundamenta

 esencialmente en el Amor. La persona no puede vivir

 sin amor. Es el principal recurso para afrontar el

 sufrimiento (como concluye un estudio nuestro en el

 hospital La Paz: "Contra el dolor, opioides; contra el

 sufrimiento, amor").
     

 Sin amor el hombre no se comprende a sí mismo.

 Sin él se reconoce sin sentido. En ese Amor

 experimentado es donde el paciente, y los sanitarios,

 encuentran su razón de ser. ¿Qué es, si no, la

 vocación, el voluntariado, la entrega, el esfuerzo por

 la tarea bien hecha, la solidaridad, etcétera? «Hay

 que volver al amor y a la amistad con el

 enfermo» (Marañón, 1954).
    

  El amor es servicio. El amor no entiende de

 derechos, se da.
      

Es en el amor sentido y en el amor entregado

 donde el hombre encuentra su grandeza y su valía.

 En una palabra, donde se reconoce a sí mismo como

 digno: tanto el paciente, como el profesional que lo

 cuida.


Manuel González Barón es

director de la cátedra de Oncología médica y

 Medicina paliativa de la Universidad Autónoma

 de Madrid



EL Rosario.


Elena, todos los días, se dirigía a la capilla del pueblo para rezar el Rosario de las siete de la tarde. Era muy puntual y nunca faltaba.
Te digo más: cuando se atrasaba porque las cosas de la casa o la cena la ocupaban más de lo acostumbrado, iba corriendo por la calle para llegar a tiempo.
Tan rápido hacía las cosas para cumplir con el horario de su oración que, muchas veces, trataba mal a la gente en la fila del mercado o caminaba atropellando a los demás. Si algún mendigo le pedía una moneda en la puerta de la capilla, ni lo miraba; estaba tan apurada que entraba veloz como un rayo.
Un día, “le pasaron todas”. Se peleó con el almacenero, porque tardó mucho en hacer la cuenta de las cosas que había comprado; atropelló a una señora que tenía la bolsa llena de papas y caminaba lentamente, y, por último, le dio vuelta la cara a unos chicos que se le acercaron para pedirle unos pesos para comprar leche.
En su propia casa, las cosas no anduvieron mejor. Uno de sus hijos le pidió ayuda para hacer una tarea; como se imaginan, le dijo que se la arreglara solo. El marido, que había llegado muy cansado de trabajar, tuvo la ocurrencia de conversar un rato con ella, mientras tomaban unos mates; lo dejó plantado con la pava de agua caliente en el patio.
A pesar de todos esos “obstáculos”, salió de su casa, llegó a la capilla casi, casi a tiempo... y se encontró con que estaba cerrada.
¡Cómo puede ser! Le dio una rabia.
Se metió por un pasillo lateral que bordeaba la casa parroquial, pero, nada. Todo estaba cerrado. Volvió a ir por la entrada principal y, precisamente allí, vio que en la puerta del templo había un cartelito, clavado con una chincheta, que decía:
- “También estoy entre tus hermanos. Jesús”.