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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 23 de abril de 2015

Aprender a resucitar. 23 - Abril - 2015.

"Ventana abierta"


Aprender a resucitar 
Fray Víctor Manuel

Introducción. De la misma manera que dedicamos mucho tiempo a mirar nuestra vida, para captar en qué aspectos necesitamos convertirla, cambiarla, transformarla para salir de las tinieblas al reino de la luz, tenemos que dedicar lo mejor de nuestros esfuerzos a aprender a vivir como hombres y mujeres nuevos. 
A resucitar se aprende.
A que la negatividad deje paso a la alegría se aprende.
A que las personas tóxicas, que nos cuestan y que nos enfurecen, dejen de serlo y pasen a ser los hermanos y las hermanas que más nos necesitan, se aprende.
A que los ambientes llenos de desánimo, de miedos, de cálculos, pasen a ser ambientes de locura en el Espíritu, llenos de esperanza, de creatividad, de alegría, también se aprende.


Estoy seguro de que Jesús resucitado, saliendo del sepulcro, viendo la piedra movida, lleno de vida renovada, estrenando humanidad resucitada, tuvo que preguntarse: “Y ahora ¿Qué? ¿Hacia dónde dirijo mis pasos?” Y estoy convencido que la respuesta del Padre fue: “Haz lo único que sabes hacer ¡Amarlos!”.

La Cuaresma está llena de actividades, de prácticas, de retiros, de experiencias de desierto, de exámenes de conciencia, en los que nos sentimos agradablemente cómodos reconociendo lo malos que somos y lo pecadores que somos.
Es sorprendente la facilidad que tenemos para reconocer nuestros fallos, nuestras heridas, nuestras frustraciones. Y lo que nos cuesta reconocer cuáles son nuestros talentos, nuestras capacidades y habilidades para ponerlas al servicio de los demás.
De la misma manera la Iglesia tiene que poder ofrecer caminos, prácticas, especialidades llenas de vida y de creatividad para que comprendamos que todo el esfuerzo que vivió Jesús en su pasión mereció la pena. Fue para algo, para encontrar una novedad hasta ahora desconocida que lo llena todo de novedad. 
¡Bienvenidos a la vida nueva!

Lo que Dios nos dice“De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así. Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo. Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos encargó el ministerio de la reconciliación. Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado a favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él”. 2ª Cor 5, 16-21.

Ser criaturas nuevas depende de con quién estamos. No tiene tanto que ver con que cambien mis circunstancias externas, sino con cómo y con quién las vivo. Si estamos con Jesús, el nos regala la novedad que nuestra vida necesita. El hace nuevas todas las cosas. Todas las realidades. Todas las personas. Porque tiene la capacidad de renovar nuestro corazón, quitándole los miedos, los temores, las reservas. Y nos posibilita vivir todo como si estrenáramos la vida.
Jesús lo reconcilia todo, porque Él ya lo ha reconciliado en su interior. 
Nosotros mantenemos nuestros odios, nuestros rencores, nuestros juicios y nuestras sentencias, porque no somos capaces de reconciliarnos con los demás. 
Favorecemos lo que nos diferencia y nos separa. 
Vivimos muy a gusto rodeados de enemigos y de adversarios. Así nos evitamos el continuo trabajo de acercarnos al que es diferente a nosotros en su manera de vivir, de pensar, de actuar. 
Hacer que el mundo esté lleno de fronteras y de gente no grata, hace que sean menos los esfuerzos que tenemos que hacer por amar.

Por eso el tiempo de Pascua es un tiempo de seguir trabajando, tiempo de seguir en camino. No sería justo que todos nuestros esfuerzos por vivir la conversión, no fueran por lo menos tan intensos como los esfuerzos por vivir la Resurrección. Es tiempo de renovar la mirada, de renovar el corazón, de liberarnos de las miradas que encasillan y que separan a las personas entre buenas y malas. Y es tiempo de ser creativos buscando la reconciliación. El tiempo del encuentro, de despertarnos del sueño, de dejar las actividades de las tinieblas.

“Comportaos así, reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad”. Rom 13,11-13.

Cómo podemos vivirlo.

 Es propio de la Pascua el activar nuestro dinamismo misionero. 
Vivir impulsados por una alegría que nace de dentro a vivir como hijos e hijas de Dios. 
Es tiempo de dejar los miedos, la timidez y la vergüenza, y de poder compartir, sin miedo al rechazo que nuestra fe se fundamenta en la vida de Jesús. 
Muerto por amor, pero resucitado por el desborde de amor del Padre, que en vez de juzgar y condenar a la humanidad por la dureza de su corazón y por no haber acogido a su Hijo Jesús, nos regala una nueva oportunidad para experimentar qué es la misericordia. 
Amor desbordado, generoso, incapaz de ser comprendido o analizado, porque supera todo lo que la humanidad es capaz de entender. 
Amor que devuelve la vida a su Hijo Jesús y que, por él, devuelve la vida a todos los hijos de Adán, a todos los hombres y mujeres, que llenos de miedos, de ruptura y de temores frutos del pecado, son capaces ahora de inaugurar una libertad, una alegría y un amor que ya nadie les podrá quitar.

sábado, 11 de abril de 2015

Carta a un padre que ya no está.

"Ventana abierta"


Carta a un padre que ya no está


Querido Papá, ¿cómo quisiera que me abrazaras y sentir que me estrechas contra tu pecho...
Pero sé que no es posible.
Quisiera cerrar los ojos y poder verte y escucharte...
Pero sé que no es posible.
Sentarme a tu lado y que me expliques y me digas el por qué de las cosas...
Pero sé que no es posible.
escucharte decirme que me quieres y oirte reir como sólo tú lo hacías y contagiarme con tu risa...
Pero sé que no es posible.
¿Recuerdas cuando por cualquier motivo sin importancia nos enfadábamos?
La última vez yo te llevé un regalo, te dije:
¡Feliz día!
Y después te dije:
-A pesar de todo y de todos, te quiero tanto..., y hasta el día que  que yo me muera me vas a tener que aguantar con mis tonterías, porque nunca voy a dejar de ser tu hija.
Pero me falta tu abrazo, me faltan tus palabras, me falta tu risa, las charlas distendidas, los consejos..., me faltas tú, papá.
Y creo que un día va a ser posible volver a estar contigo y no separarnos jamás.

Amigos, si aún tenéis a vuestro padre o madre, disfrutadlos, cuidadlos..., no esperéis a no tenerlos para valorarlos. 



jueves, 2 de abril de 2015

Meditación: Juan 13, 1-15. Jueves Santo. 2 – Abril – 2015

"Ventana abierta"


Meditación: Juan 13, 1-15
2 - Abril - 2015
Jueves Santo
Se puso a lavar los pies de los discípulos. (Juan 13, 5)
Si uno camina descalzo en lugares públicos puede contaminarse con toda clase de microorganismos nocivos, bacterias y hongos. Pareciera que estos gérmenes encuentran muy atractiva y cómoda la piel del pie humano y hacen allí su morada.
En los tiempos de Cristo muchos usaban sandalias o iban descalzos, pero dado que los caminos eran de tierra, por lo general los pies se les ensuciaban bastante. Sin duda que los pobladores tenían los pies endurecidos y por lo general llenos de polvo, por lo que no es extraño que los pudientes tuvieran esclavos para que les lavaran los pies. ¡Nadie más quería hacerlo!

Esto explica por qué Pedro se sintió sobrecogido cuando vio que el Señor se arrodillaba para lavarle los pies a él. Hacía años que venía compartiendo con Jesús y había llegado a la conclusión de que Jesús era el Mesías. Ya el hecho de compartir la cena con él era un gran honor. Entonces, ¿por qué este hombre tan santo y sabio realizaba una tarea tan humillante? Jesús tuvo que explicarle pacientemente la importancia de este gesto antes de que Pedro aceptara, aunque todavía no entendía bien y el Señor tuvo que corregirle de nuevo: Jesús tenía que lavarle sólo los pies del polvo del camino, pero la cabeza y las manos ya las tenía limpias.
La importancia de este acto de humildad es tan profunda que algunos lo han llamado el “Evangelio en miniatura”. Otros lo han comparado con la Eucaristía. Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo único para salvarnos, y todavía nos ama tanto que se inclina en cada Misa para enseñarnos, alimentarnos y fortalecernos. 
Tanto en la Encarnación como en la santa Misa, Dios envía a su único Hijo como servidor humilde y todo para que los fieles nos llenemos de su vida y seamos transformados en su imagen.
Hoy, Jueves Santo, piensa hermano en esta verdad: Jesús te ama tanto que quiere lavarte los pies. Se preocupa tanto de ti que quiere satisfacer todas tus necesidades, hasta al punto de alimentarte con su Pan de Vida y el cáliz de su propia Sangre. ¡Qué cariñoso y magnánimo es nuestro Salvador!
“Señor mío Jesucristo, te doy gracias por ofrecerme toda una vida nueva contigo. Enséñame a amar y servir a mis semejantes como tú lo has hecho.”
Éxodo 12, 1-8. 11-14
Salmo 115, 12-13. 15-18
1 Corintios 11, 23-26