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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 28 de febrero de 2021

LA ANTICIPACIÓN DEL TRIUNFO DE JESÚS. Domingo II de Cuaresma. 28 - Febrero - 2021

 "Ventana abierta"

P. Leonardo Molina García. S.J.

Domingo II de Cuaresma

LA ANTICIPACIÓN DEL TRIUNFO DE JESÚS

El domingo 1º de Cuaresma se dedica siempre a las tentaciones de Jesús, y el 2º a la transfiguración. El motivo es fácil de entender: la Cuaresma es etapa de preparación a la Pascua; no sólo a la Semana Santa, entendida como recuerdo de la pasión y muerte de Jesús, sino también a su resurrección. Este episodio, que anticipa su triunfo final, nos ayuda a enfocar adecuadamente estas semanas.

La primera lectura recuerda otro episodio clave de la historia de la salvación: el sacrificio de Abrahán, en el que siempre se vio prefigurada la muerte de Jesús. La segunda lectura saca las consecuencias de esta entrega: si Dios no se reservó a su propio Hijo, ¿cómo no nos dará todo con él?

Dos padres, dos hijos, dos escándalos

Las dos primeras lecturas de este domingo se relacionan por oposición. En la primera, Abrahán está dispuesto a sacrificar a su único hijo si Dios se lo pide, cosa que no ocurre. En la segunda, Dios entrega a su hijo para demostrarnos que está dispuesto a concedernos todo. Los dos textos extrañan, incluso escandalizan, a muchos cristianos.

Primer escándalo: El sacrificio de Abrahán (Génesis 22,1-2. 9-13.15-18)

La práctica de los sacrificios humanos estaba muy extendida en los más diversos pueblos y culturas, desde Escandinavia al Japón. Pero el Antiguo Testamento nos informa también de algo más terrible: el sacrificio del primogénito. En casos de extrema necesidad, el rey, o el jefe militar, ofrecía en sacrificio a los dioses lo más valioso que poseía: el hijo o la hija primogénito. No sabemos si esta práctica estaba difundida también a nivel privado. Si lo que dice el profeta Jeremías no es exageración, cabe pensar que sí.

En esa práctica, desde la óptica de aquellos siglos, hay algo muy valioso: se reconoce el derecho de Dios a lo más querido para cualquier persona. Pero en Israel intuyeron pronto que Dios no quiere esa forma de piedad. Había que compaginar dos cosas aparentemente contradictorias: Dios tiene derecho a la vida del primogénito, pero no quiere ejercer ese derecho.

El relato del sacrificio de Abrahán cumple perfectamente este objetivo: el patriarca reconoce el derecho de Dios, pero Dios no quiere que lo ponga en práctica. Cuando se conocen las circunstancias históricas y culturales, el relato no escandaliza, sino que alegra.

Segundo escándalo: El sacrificio de Jesús (Romanos 8, 31b-34)

Más difícil de explicar es este segundo escándalo. Porque nadie comprende que Dios sacrifique a su hijo para salvar a gente como nosotros. Lo curioso es que los primeros autores cristianos (los evangelistas y los apóstoles en sus cartas) nunca se escandalizaban de este hecho. Se admiraban, pero no se escandalizaban. Por un motivo muy sencillo: no se quedaban en la muerte de Jesús, todo lo pensaban a partir de la resurrección. La historia había terminado maravillosamente bien. Y eso les capacitaba para ver de forma positiva incluso los aspectos más escandalosos. Las palabras de Pablo en esta lectura no pueden ser más duras: Dios «no perdonó a su propio Hijo». Sin embargo, Pablo no deduce de ahí que Dios es cruel, sino que está dispuesto a darnos todo con él.

Ya que la idea del juicio final se ha utilizado a menudo para angustiar a la gente, conviene advertir cómo lo enfoca Pablo. El fiscal es Dios; pero no el Dios justiciero, sino un fiscal que se pone de parte de los culpables. Y el juez es Jesús, que ha muerto y sigue intercediendo por nosotros. Es el caso más escandaloso de corrupción de la justicia. Afortunadamente para nosotros.

La mejor forma de ser agradecidos con este fiscal y este juez es vivir de acuerdo con sus palabras en el evangelio: «Este es mi Hijo amado, escuchadlo».

La anticipación del triunfo de Jesús: La Transfiguración (Marcos 9,2-10)

Jesús ha anunciado que debe padecer mucho, ser rechazado, morir y resucitar. Pedro, que no quiere oír hablar de sufrimiento y muerte, lo lleva aparte y lo reprende, provocando la respuesta airada de Jesús: «Retírate, Satanás». Luego llama a toda la gente junto con los discípulos, y les dice algo más duro todavía: no solo él sufrirá y morirá; los que quieran seguirle también tendrán que negarse a sí mismos y cargar con la cruz. Pero tendrán su recompensa cuando él vuelva triunfante. Y añade: «Algunos de los aquí presentes no morirán antes de ver llegar el reinado de Dios con poder». ¿Se cumplirá esa extraña promesa? ¿Hay que hacerle caso a uno que pone condiciones tan duras para seguirle? Seis días después tiene lugar este extraño episodio.

El relato podemos dividirlo en tres partes: la subida a la montaña, la visión, la bajada. Desde el punto de vista litera­rio es una teofanía, una manifestación de Dios, y Marcos utiliza los mismos elementos que empleaban los autores del Antiguo Testamento para describirla. Por eso, antes de analizar cada una de las partes, recordaré brevemente algunos datos de la famosa teofanía del Sinaí, cuando Dios se revela a Moisés.

En primer lugar, Dios no se manifiesta en un espacio cualquiera, sino en un sitio especial, la montaña, que por su altura se concibe como la morada de Dios. A esa montaña no tiene acceso todo el pueblo, sino solo Moisés, al que a veces puede acompañar su hermano Aarón (Ex 19,24), o Aarón, Nadab y Abihú junto con los setenta dirigentes de Israel (Ex 24,1). La presen­cia de Dios se expresa mediante la imagen de una nube espesa, desde la que Dios habla (Ex 19,9). Es también frecuente que se mencione en este contexto el fuego, el humo y el temblor de la montaña, como símbolos de la gloria y el poder de Dios que se acerca a la tierra. Estos elementos, sobre los que volveremos al comentar el relato, demuestran que los evangelistas no pretenden ofrecer un informe objetivo, «histórico», de lo ocurrido, sino crear un clima semejante al de las teofanías del Antiguo Testa­mento.

La subida a la montaña

Es significativo el hecho de que Jesús solo elige a tres discípu­los, Pedro, Santiago y Juan. La exclusión de los otros nueve no debemos interpretarla solo como un privilegio; la idea principal es que va a ocurrir algo tan importante que no puede ser presen­ciado por todos. Por otra parte, se dice que subieron «a un monte alto». Mc usa el frecuente simbolismo de la montaña como morada o lugar de revelación de Dios. Entre los antiguos cananeos, el monte Safón era la morada del panteón divino. Para los griegos se trataba del Olimpo. Para los israelitas, el monte sagrado era el Sinaí. También el Carmelo tuvo un prestigio especial entre ellos, igual que el monte Sión en Jerusalén.

La visión

En la visión hay cuatro elementos que la hacen avanzar hasta su plenitud:

1) La transformación de las vestiduras de Jesús, que se vuelven «de un blanco deslumbrador, como no es capaz de blanquearlos ningún batanero del mundo». Mc parece sugerir que del interior de Jesús brota una luz deslumbradora que transforma sus vestidos. Esa luz simboliza la gloria de Jesús, que los discípulos no habían percibido hasta ahora de forma tan sorprendente.

2) Elías y Moisés. Curiosamente, el primer plano lo ocupa Elías, considerado en el judaísmo el precursor del Mesías (Eclesiástico 48,10); el puesto secundario que ocupa Moisés resulta difícil de explicar. Moisés es el gran mediador entre Dios y su pueblo, el profeta con el que Dios hablaba cara a cara. Sin Moisés, humana­mente hablando, no habría existido el pueblo de Israel ni su religión. Elías es el profeta que salva a esa religión en su mayor momento de crisis, hacia el siglo IX a.C., cuando está a punto de sucumbir por el influjo de la religión cananea. Sin él, habría caído por tierra toda la obra de Moisés. Por eso los judíos concedían especial importancia a estos dos personajes. El hecho de que se aparezcan ahora a los discípu­los (no a Jesús), es una manera de confirmarles la importancia del personaje al que están siguiendo. No es un hereje ni un loco, no está destruyendo la labor religiosa de los siglos pasados, se encuentra en la línea de los antiguos profetas, llevando su obra a plenitud.

3) En este contexto, las palabras de Pedro proponiendo hacer tres tiendas suenan a simple despropósito. Mc lo justifica aduciendo que estaban espantados y no sabía lo que decía. Generalmente nos fijamos en las tres tiendas. Pero esto es simple conse­cuencia de lo anterior: «qué bien se está aquí». Pedro no quiere que Jesús sufra. Mejor quedarse en lo alto del monte con Jesús, Moisés y Elías que tener que seguirle con la cruz.

4) La nube y la voz. Como en el Sinaí, Dios se manifiesta en la nube y habla desde ella. Sus primeras palabras repiten exactamente las que se escucharon en el momento del bautismo de Jesús, cuando Dios lo presentaba como su siervo. Pero aquí se añade un imperativo: «¡Escuchadlo!». La orden se relaciona con las anteriores palabras de Jesús, que han provocado tanto escán­dalo en Pedro, y con la dura alternativa entre vida y muerte que ha planteado a sus discípulos. Ese mensaje no puede ser eludido ni trivializado. «¡Escuchadlo!»

Este episodio está contado como experiencia positiva para los apóstoles y para todos nosotros. Después de haber escuchado a Jesús hablar de su pasión y muerte, de las duras condiciones que impone a sus seguidores, tienen tres experiencias complementarias:

1) Ven a Jesús transfigurado de forma gloriosa.

2) Se les aparecen Moisés y Elías.

3) Escuchan la voz del cielo.

Lo cual supone una enseñanza creciente:

1) Al ver transformados sus vesti­dos tienen la expe­riencia de que su destino final no es el fracaso, sino la gloria.

2) Al aparecérseles Moisés y Elías, se confirman en que Jesús es el culmen de la historia religiosa de Israel y de la revela­ción de Dios.

3) Al escuchar la voz del cielo saben que seguir a Jesús no es una locura, sino lo más conforme al plan de Dios.

El descenso de la montaña: Necesidad del sufrimiento (vv.9-13).

Dos hechos se cuentan en este momento. La orden de Jesús de que no hablen de la visión hasta que él resucite (v.9-10) y la pregunta de los discípulos sobre la vuelta de Elías (vv.11-13).

Lo primero se inserta en la línea de la prohibición de decir que él es el Mesías (16,20). No es momento ahora de hablar del poder y la gloria, suscitando falsas ideas y esperanzas. Después de la resurrección, cuando para creer en Cristo sea preciso aceptar el escándalo de su pasión y cruz, se podrá hablar con toda libertad también de su gloria. Es interesante la indicación de que los discípulos ignoran qué significa resucitar de los muertos.

El segundo dato, la pregunta sobre Elías, no es simple anécdota. Según la teología tradicional, basada en un texto de Malaquías (3,23) y otro del Eclesiás­tico (48,10), antes de que llegue el Mesías debe volver el profeta Elías para renovarlo todo. Lo que dicen los escribas constituye una objeción muy seria para aceptar que Jesús es el Mesías. Si Elías no ha vuelto, Jesús no puede ser el Mesías. Y si ha vuelto, y ha arreglado todo, el Mesías no puede sufrir.

Jesús resuelve el problema de un plumazo. Elías ya ha vuelto, era Juan Bautista, y lo trataron a su antojo. La respuesta de Jesús demuestra una autoridad asombrosa, porque es totalmente desmiti­ficadora. Frente a una interpretación mítica de la revelación, Jesús propone una interpretación realista y simbólica al mismo tiempo.

José Luis Sicre

Oración: 2º. Domingo de Cuaresma. La Transfiguración del Señor. 28 - Febrero - 2021

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La Paz del Señor. Domingo, 28 - Febrero - 2021

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La Paz del Señor

Démonos como hermanos la paz.
La Paz del Señor también para todos vosotros, queridos amigos y amigas, seguidores de "Seguir la Senda", y hermanos de todo el mundo, especialmente para aquellos que sufrís la enfermedad en vuestras casas o en los hospitales. 
Es la Paz del Señor fuente de toda esperanza, que nos une y nos convoca a vivir como hermanos en el reino de Dios.

Oración de Comunión Espiritual. Segundo Domingo de Cuaresma. La Transfiguración del Señor. 28 - Febrero - 2021

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Oración de Comunión Espiritual

Segundo Domingo de Cuaresma 

La Transfiguración del Señor

Llegados al momento de la Comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, cuantos amigos y amigas siguen este blog: "Seguir la Senda", realizamos nuestra Comunión Espiritual y nos unimos en oración a todos los hermanos y hermanas del mundo.

"Creo Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma; pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti.

Señor Jesús, también hoy tus discípulos necesitamos que nos confirmes en la fe, por eso necesitamos ver tu rostro transfigurado, para que nuestras vidas y nuestros corazones se inunden de tu Luz.

Queremos ver tu rostro transfigurado, porque nuestra fe es débil, porque ha de vencer tantas incertidumbres, tantas situaciones que nos atenazan, que superan nuestras capacidades y que nos llenan de temor.

Queremos ver tu rostro transfigurado, porque el mundo no nos pone fáciles las cosas, y todo nos lleva a caer en la desconfianza o sumergirnos en la indiferencia. 

Muéstrate, Señor, a nosotros, ayúdanos a entender que por la pasión es como hemos de llegar a la gloria de la Pascua".

Día de Andalucía, la tierra mía. Domingo, 28 - Febrero - 2021

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Día de Andalucía, la tierra mía















Oración para esta semana. "¿Quién es Jesús?". (Para niños) Domingo, 28 - Febrero - 2021

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Los cinco minutos del Espíritu Santo. Domingo, 28 - Febrero - 2021

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

Mons. Víctor Manuel Fernández


"Cada vez que en la oración nos dirigimos a Jesús, es el Espíritu Santo quien, con su gracia preveniente, nos atrae al camino de la oración. Y ya que él nos enseña a orar recordándonos a Cristo, ¿cómo no dirigirnos también a él orando? Por eso, la Iglesia nos invita a implorar todos los días al Espíritu Santo, especialmente al comenzar y terminar cualquier acción importante... El Espíritu Santo, cuya unción impregna todo nuestro ser, es el Maestro interior de la oración cristiana" (Catecismo de la Iglesia Católica, 2670.2672).

Por todo esto, si no sabemos orar, lo mejor es pedirle al Espíritu Santo que nos enseñe, que nos estimule, que nos impulse y nos llene de deseos de orar. Él puede poner en nuestra boca lo que tenemos que decir, y a veces ni siquiera hacen falta palabras. Muchas veces el Espíritu Santo nos mueve a expresarnos con el llanto, con una melodía, con un lamento, con un suspiro. Dejemos que sea él quien nos enseñe a orar.

http://bit.ly/2KTVzEr
#CincoMinutos #EspírituSanto #VíctorManuelFernández #EditorialClaretiana

Evangelio: San Marcos 9, 2-10. En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos... 2ª. Semana de Cuaresma. Domingo, 28 - Febrero - 2021

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Comentarios a la Palabra de Dios. DOMINGO II DE CUARESMA CICLO B - LA TRANSFIGURACION - 28 - Febrero - 2021

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Dominicas Lerma

Comentarios a la Palabra de Dios

DOMINGO II DE CUARESMA

CICLO B

- LA TRANSFIGURACION -

Gen. 22, 1-2.9a.15-18

1 Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: « ¡Abraham, Abraham! » El respondió: « Heme aquí. »

2 Díjole: « Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga. »

9a Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la leña;

15 El Angel de Yahveh llamó a Abraham por segunda vez desde los cielos,

16 y dijo: « Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único,

17 yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos.

18 Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de haber obedecido tú mi voz »

-   Este relato es el más perfecto en su forma y el más insondable de cuantos figuran en las historias patriarcales. Tiene una ligazón muy laxa, distante, con lo que precede, por lo que permite comprobar que durante largo tiempo tuvo existencia propia, antes de insertarse en el conjunto narrativo elohista.

-   Isaac ya no es un niño pequeñín (sabe lo que se necesita para preparar un sacrificio y es capaz de llevar una carga de leña). El lugar del que parte Abraham y al que regresa es Beerseba (v. 19).

(v. 1-2)      -   Israel expresa aquí, con gran densidad, su postura respecto a los sacrificios de niños cananeos, por los que se siente escandalizado ante la enormidad de esta costumbre sacrificial, pero esta historia responde también a la cuestión de si era o no posible presentarse ante Dios con ofrendas más pequeñas.

-   El Dios de Israel somete a prueba a Abraham. Se trata de una tentación que le pone Dios, que no piensa llevar hasta sus últimas consecuencias, pero para Abraham aquella orden tiene una seriedad mortal (estas dos perspectivas delatan un narrador nada común, que mantiene tensa la atención del lector ante el horrible suceso y la conducta de Abraham y de Isaac).

-   Para Abraham, esta orden de Dios es absolutamente incomprensible: el hijo tan demorado, sobre el que recae la promesa de una descendencia dilatada (15, 4s), ha de ser devuelto a Dios en holocausto. Según (Gen. 12, 1s) Abraham, hubo de separarse de todo su pasado y ahora ha de abandonar todo su futuro. Exigencia divina aún más densa después del relato lleno de expectación tensa que preparó el nacimiento de Isaac (12, 1s; 16, 1s; 18, 1s). Dios conocía la magnitud del sacrificio pedido: “a tu único, al que tú amas.

TENTACION: La idea de tentación (pedagógica prueba de resistencia que Dios impone al hombre para sondear su fe y fidelidad) no es nueva en la historia de los patriarcas: (Gen. 12, 1s.; 15, 1s); el hambre que se abatió sobre Canaán (Gen. 12, 10s) cuya prueba Abraham no logró superar (Gen. 18, 1s). Pero aquí lo verdaderamente nuevo es la idea de prueba ya desde el primer versículo y su aniquiladora dureza. La idea de tentación sobre Israel es más antigua que la idea de prueba impuesta a un individuo en su vida personal. “País de Moria (II Cro. 3, 1), nombre antiguo del que no se sabe nada.

(v. 9a)       -   Vuelve a tomar el relato un ritmo lento en la preparación en la cima del monte: simples movimientos bien detallados.

(v. 15-18)  - “La voz de Dios resuena por 2ª vez. Esto es seguramente una adición a la antigua leyenda cultual, pero no es reciente este añadido, pues su primer propósito es ligar este relato al tema de la promesa.

-   En este estilo es diferente este lugar, aquí se desfoga poderes y celebra con superlativos al vencedor del Moria (en el resto del relato es mesurado en exponer). El tono es excesivo (no hay ningún otro pasaje donde Dios “juro por mí mismo y es idea lejana al tema de las promesas el que la semilla de Abraham “poseerá la puerta de sus enemigos).

-   Una tradición del judaísmo tardío relata que Sara después del regreso de Abraham, al enterarse de lo que había ocurrido lanzó 6 gritos y murió.

-   Tras estos 19 vv. hay una inmensa experiencia de la fe: sabe que con frecuencia Dios parece contradecirse, que actúa como si quisiera excluir de la historia la salvación que El con ella había emprendido. Así es como Dios pone a prueba la fe y la obediencia. Israel no fundaba su existencia en la historia sobre títulos jurídicos que le perteneciesen sino exclusivamente en la voluntad de aquel que libremente dispone la historia y dejó vivir a Isaac. El Dios de Israel es libre de dar y tomar y nadie puede preguntarle ¿qué haces? (Job 9, 12; Dan. 4, 32)

Rm. 8, 31b-34

31b Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?

32 El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?

33 ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica.

34 ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?

(v. 31b-32)    -     Tenemos aquí una conclusión doxológica (v. 31-39). La certeza de la fe y de la esperanza alcanzan en este v. 31 acentos de un grito jubiloso de triunfo: “Dios está con nosotros, parece haber olvidado “los sufrimientos del tiempo presente (v. 18). Es éste un himno del Amor de Dios, y el Hijo es testigo de ello, ese es su testimonio (testimonio del Espíritu Santo 8, 26-27; testimonio del Padre 8, 28-30).

-   San Pablo en este grito parece también haber olvidado las exigencias de una vida de esperanza, pero ambas cosas no se excluyen porque no se pueden concebir sin la iniciativa de Dios. Él es el “Dios con nosotros. Esta exclamación polémica sólo puede dirigirse al espíritu de negación que siempre tiene que objetar algo a Dios y se opone a su obra de salvación, pero nuestro Dios es el Dios de quienes esperan con paciencia.

(v. 33-34)  -   La acusación contra los “elegidos de Dios queda anulada en Dios mismo, pues por ser elegidos, son salvados, han recibido el “espíritu de adopción (v. 15) y son “hijos de Dios que disponen de la promesa de la gloria futura, a quienes Dios se “lo dará también todo en el Cristo muerto y resucitado por ellos. Por haber comenzado a amar a Dios los creyentes tienen que llamarse “elegidos de Dios. Sólo en esta conexión quedamos libres de todo orgullo y suficiencia y demostrar así su legitimación por medio de la esperanza que tiene en cuenta la acción salvadora de Dios en favor de todos los hombres.

-   Una vez más tenemos aquí el fundamento de nuestra certeza sobre la salvación en la obra justificante de Dios que supera la acción del pecado. A la pregunta sigue un silencio que es roto por el grito de “Jesucristo. Es la llamada al redentor frente a la acusación condenatoria del enemigo de la salvación. Jesucristo no es pues un pasado sino el presente y futuro para nosotros.

Mc. 9, 2-10

2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos,

3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.

4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.

5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: « Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías »;

6 - pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.

7 Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: « Este es mi Hijo amado, escuchadle. »

8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.

9 Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de « resucitar de entre los muertos. »

-   La transfiguración de Jesús sobre un monte elevado, es como el acontecimiento después del bautismo. Este hecho se narraba ya en la comunidad postpascual, antes de que Mc. escribiese.

-   Desde 8, 31 Marcos tiende a revelarnos el misterio de la muerte de Jesús (9, 9-13) y estos vv. los ha añadido Mc. intencionadamente. Marcos hace desvelar el misterio mesiánico de Jesús a los tres discípulos que después de la resurrección (9, 9) lo iluminarán a toda la comunidad. La transfiguración sirve de exhortación y consuelo para la comunidad.

(v. 2)         -   El acontecimiento no está delimitado en el tiempo y el espacio. El Monte Tabor es venerado hoy como “monte de la transfiguración, lugar impresionante sobre la llanura del norte, la única altura. “Monte alto es un término exclusivamente teológico (Ex. 24, 16, también con los seis días).

(v. 3)         -   También en la historia de Moisés hay otro dato respecto a su rostro: (Ex. 34, 29-35; Mt. 17, 2). Marcos describe la blancura de los vestidos de Jesús que corresponde no tanto a Moisés como a un rasgo de las descripciones apocalípticas de la resurrección (Apoc. 7, 9; 3, 5). Es un símbolo de la gloria del cielo, del fulgor divino que los ojos terrenos no pueden aguantar: es una teofanía. Así indica Marcos “se transfiguró, que no sucede por un proceso gradual de plenitud (consagración mistérica), sino un acontecimiento obrado por Dios, es pasivo en Jesús.

(v. 4)         -   Elías y Moisés son bien conocidos en el A.T., sobre los que giraban ideas del judaísmo. Su testimonio queda limitado a su aparición y a la importancia de sus personas. Su función es la de señalar a Jesús como el más grande, el esperado que colma todas las esperanzas. Y seguido de ellos viene el testimonio de Dios que declara a Jesús, su Hijo Amado y exhorta a los discípulos: “escuchadle. Este es el ápice del acontecimiento teofánico.

(v. 5)         -   Entre tanto, interpela Pedro fascinado por la escena. Quería invitar a esos personajes gloriosos a que se queden. Quiere asir la felicidad y aporta su esfuerzo: “levantar 3 tiendas. Nos recuerda la fiesta de los Tabernáculos (semana que anticipaba el júbilo del tiempo de salvación).

(v. 6)         -   Mc. considera este lenguaje de Pedro como carente de sentido y lo explica por el temor religioso que invadió a los discípulos. Jesús también le habría podido responde: “no piensas a lo divino sino a lo humano.

(v. 7)         -   Cuando la incomprensión humana es mayor, interviene Dios (Ex. 24, 15-18) con su presencia benéfica. Jesús es mayor que Elías y Moisés y diferente del Mesías esperado por los discípulos. La voz de Dios se dirige a los discípulos: “Escuchadle (Dt. 18, 15) (Dt. 18, 19). Las palabras de Jesús sobre su pasión y seguimiento con la cruz (en la comunidad posterior) son también palabra de Dios que hay que obedecer.

(v. 8)         -   Toda la aparición del cielo desaparece. Todavía no ha llegado el tiempo de la consumación y de la gloria. La enseñanza es que Jesús ha de padecer mucho, ser rechazado y muerto. La resurrección está en promesa para el Hijo Amado. Así han de entrar también los discípulos por el camino estrecho de la cruz. Este episodio abre los ojos de ellos ante la justificación de Jesús y su investidura de poderes de parte de Dios.

(v. 9-10)    -   Jesús les impone silencio hasta que no “resucite de entre los muertos y ellos se preguntaban qué sería eso, no entendían, Jesús quiere velar su secreto mesiánico pues este episodio se entendería junto con su resurrección y ellos tres serían testigos de esta transfiguración ante los demás apóstoles.

REFLEXIÓN PARA EL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA (B) 28 - FEBRERO - 2021

 "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)


REFLEXIÓN PARA EL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA (B) 


Altar mayor de la Basílica de la Transfiguración, construida en lo alto del Monte Tabor, donde la tradición dice que ocurrió el episodio que nos narra la liturgia de hoy, y donde tuve el privilegio de servir como ayudante del altar.

La liturgia de hoy nos presenta el pasaje de la Transfiguración del Señor (Mc 9,2-10). El pasaje nos narra que Jesús tomó consigo a los discípulos que conformaban su “círculo íntimo” de amigos: Pedro, Santiago, y su hermano Juan, y los llevó a un monte apartado (la tradición nos dice que fue el Monte Tabor). Allí, en presencia de ellos, se “transfiguró”, es decir, les permitió ver, por unos instantes, la gloria de su divinidad.

Esta narración está tan preñada de simbolismos, que resultaría imposible reseñarlos en estos breves párrafos. Trataremos, por tanto, de resumir lo que la Transfiguración representó para los discípulos a quienes Jesús les concedió el privilegio de presenciarla, sobre todo en la versión de Marcos que contemplamos hoy.

Los discípulos ya habían comprendido que Jesús era el Mesías esperado; por eso lo habían dejado todo para seguirle, sin importar las consecuencias de ese seguimiento. Pero todavía no habían logrado percibir en toda su magnitud la gloria de ese Camino que es Jesús. Él decidió brindarles una prueba de su gloria para afianzar su fe. Podríamos comparar esta experiencia con esos momentos que vivimos, por fugaces que sean, en que vemos manifestada sin lugar a duda la gloria y el poder de Dios; esos momentos que afianzan nuestra fe y nos permiten seguir adelante tras los pasos del Maestro. En esos momentos resuenan en nuestro espíritu las palabras del Padre: “Este es mi Hijo amado, escuchadlo”.

Concluye la lectura diciéndonos que luego de escuchar esas palabras miraron a su alrededor y no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Es entonces que Jesús les dice “No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos” (el famoso “secreto mesiánico” del Evangelio según san Marcos). Pero ellos todavía no acertaban a comprender el alcance de aquellas palabras, eso de “resucitar de entre los muertos”. A pesar de que Jesús se los anuncia en más de una ocasión, no es hasta después de la Resurrección cuando, iluminados por el Espíritu Santo que reciben en Pentecostés, comprenden plenamente el alcance de estas.

La segunda lectura de hoy, tomada de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-34), nos recuerda que gracias a esa Resurrección que aquellos apóstoles no supieron comprender en aquel momento, pero que ya Pablo conocía, Jesucristo “está a la derecha de Dios” e “intercede por nosotros”. Vemos cómo la liturgia cuaresmal ya comienza a apuntarnos hacia la culminación de este tiempo tan especial.

Hoy nosotros tenemos una ventaja que aquellos discípulos no tuvieron; el testimonio de la gloriosa Resurrección de Jesús, y la “transfiguración” que tenemos el privilegio de presenciar en cada celebración eucarística. Jesús no solo resucitó, sino que también quiso permanecer con nosotros en la Eucaristía. Por eso Pablo dice al comienzo de esa segunda lectura: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”.

Pidamos al Padre que cada vez que participemos de la Eucaristía, los ojos de la fe nos permitan contemplar la gloria de su Hijo y escuchar en nuestras almas aquella voz que nos dice: “Este es mi Hijo amado, escuchadlo”.

Que pasen un hermoso fin de semana y, recuerda, el Señor te espera en su casa.