"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
EL ESPÍRITU LLEVA AL DESIERTO A JESÚS
12 A continuación, el Espíritu le empuja al
desierto,
13 y permaneció en el
desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales
del campo y los ángeles le servían.
14 Después que Juan fue
entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:
15 « El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. » (Mc.
1, 12-15)
“Si Satanás hubiera sabido a quién tentaba en Jesús,
nunca habría tentado “al Señor de la Gloria””... ¡Pero no lo sabía y así su
derrota fue rotunda!…
“El Espíritu empuja a Jesús al desierto”. Allí, el
pueblo de Israel, se encontró con “el Dios de las promesas” y también de la
intimidad con Él, a través de Moisés, el que les iba a conducir a la tierra
prometida. ¡Porque él sí que fue fiel a Dios en esos 40 años de caminar por el
desierto!
Este lugar inhóspito, no sólo fue el espacio del
conocimiento de Dios, sino también la cita con todas las tentaciones a las que
el hombre puede sucumbir. Allí, el Pueblo “masticó” sus continuas
infidelidades, queriendo siempre ellos llevar la iniciativa en todas las etapas
hacia la tierra prometida... Por esto, Dios les sometió a prueba y les hizo
“dar vueltas y vueltas” por el desierto, mostrándoles sus prodigios y sus
debilidades e inconsistencias…
Jesús quiso acompañar a su Pueblo en este “viaje” por el
desierto: estuvo 40 días solo, conviviendo con las fieras y los ángeles. Los
primeros, enemigos perennes del hombre y los segundos, sus ayos y servidores
poderosos, protectores en todos los peligros... Pero la actitud de Jesús, en
medio de este “desierto” agreste de riesgos y tentaciones, para apartarle de la
voluntad de Dios, no fue lo sucedido a su Pueblo que sucumbió con gran
debilidad, sino que Jesús, por ser el Hijo, venció ante todas las seducciones
de Satanás, con la espada de la Palabra de Dios: arma poderosísima que Dios nos
dio para pelear en esta vida y vencer al Diablo en sus instigaciones al mal.
“La Palabra de Dios es viva y eficaz”, cumple lo que dice y produce Vida y no
muerte. Por eso, tenerla en la mente y más en el corazón, es seguro “escudo
para mis pasos” y “luz en mi sendero”. Jesús, con Ella, venció al diablo que le
incitaba apartarse de la voluntad de Dios: a realizar un mesianismo de poder y
prestigio, en vez del que le ofrecía el Padre de servicio humilde y entrega de
la vida por amor... Ya en la Palabra de Dios, estaba escrito que Dios lo quería
así para su Hijo Amado, pero ni los judíos ni los mismos Apóstoles, en los años
del ministerio de Jesús, lo deseaban de esta manera… Todos, habían hecho una
abstracción de estos textos, porque les escandalizaban y ellos no tenían los
pensamientos de Dios sino los de los hombres... ¡Pero el Hijo-Jesús, no ha
venido a nosotros sino a cumplir la voluntad amorosa del Padre y nada ni nadie
le puede apartar de ella! ¡Sea lo que sea el deseo del Padre, Jesús lo ama y
hace de él su alimento!...
¿Y nosotros?... ¿Tenemos la Palabra de Dios en la punta
de los labios y más en el corazón?... ¿He experimentado alguna vez que Ella me
salva y es Luz en mi vida?... ¡Pues “es hoy el día en que actúa el Señor”!...
¡Dejémonos hablar por la Palabra y “escuchemos hoy su Voz”, que es poderosa
para hacer de nosotros hombres nuevos, que sólo saben dar gracias a Dios y
cantar un cántico nuevo, en la alabanza y el rendido amor a los designios de su
voluntad, sobre mí y sobre el mundo!... ¡Amén, Amén!...
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