Cuaresma
Por: Eucaris Causil
Seguimos en este desierto de cuarenta días que nos lleva a la entrega de ese hombre viejo, hemos hablado de ayuno, de conversión y es importante que hablemos del desprendimiento que surge en nuestro interior como consecuencia al seguimiento de Cristo. Ese desprendimiento lo conocemos a medida que meditamos la vida de Jesús, el cual vivía únicamente con lo necesario sin apegarse a nada.
Meditemos el texto de San Pablo en Filipenses 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. En el cual el apóstol habla de esa vida sencilla que él lleva, de aceptar la voluntad de Dios en lo mucho y en lo poco, esta es la regla que todo católico debe aplicar en su vida, recordemos que nosotros somos simples administradores del Señor, pues Él nos entregó esta tierra para nuestro servicio, y se nos olvidó que Él sigue siendo el dueño de esta viña y nosotros simples administradores, pues no conozco a ningún muerto que se halla llevado consigo sus bienes, mas sin embargo el hombre vive sólo para ello, inclusive le gastan más dinero y tiempo a sus bienes que a sus propios hijos o familia(los que no tienen hijos), viven para la empresa, para el carro, para la casa, para la finca…ctc, viven preocupados en amontonar y en ser reconocidos y adulados por el mundo, que se les olvida que el dueño de la viña en cualquier momento los saca, y qué se llevan?
Nos dice el Señor que no nos pase como el hombre rico que amontonaba para vivir la vida llena de placeres, San Lucas 12:16-21 “Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo:”qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha? Y dijo:”Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y Diré a mi alma: Alma tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo:” ¡Necio! Esta misma noche te reclamaré el alma: las cosas que preparaste, ¿Para quién será? Así es el que atesora riquezas para noche sí, y no se enriquece en orden a Dios.” Este hombre piensa para sí desechando de su vida a Dios, predice cómo va a ser su vida en adelante como si él fuera el dueño de la vida o del tiempo, piensa en el placer, en satisfacer su estómago sin analizar que el alma también necesita de alimento y que esa alma es la que perdura después de la muerte, porque por más que embellezcas al cuerpo no dura más de 2 días antes que empiece a descomponerse.
Este hombre lo encontramos reflejado en los hombres y mujeres de este tiempo, en donde el stress es producido por llenar la cuenta de dinero, por comprar acciones que generen utilidades o por acrecentar el patrimonio, en fin; hoy no se vale por lo que es sino por lo que tienes, no se pregunta por el nombre sino por el titulo, no se detienen en las palabras sino en el vestuario, y esto lo relaciono con el desastre de Japón, en unos pocos minutos todo se vino abajo, el rico y el pobre, el profesional y el ignorante. Pienso que lo que el hombre se desgasta en acumular en muchos años, se le puede desvanecer en 1 minuto, pero también es cierto que lo recupera en otros tantos años, porque lo material se deshace y se hace, mientras se esté en esta tierra, pero después de muerto que obras y oraciones harás que puedan “reconstruir” tu “cuenta en el cielo”?
Es increíble ver como se vive hoy sin Dios, es un término tan abstracto, tan ideal, que muchos creen que sólo es una utopía, muchos se creen tan autosuficientes que no se imaginan que exista alguien que esté por encima de ellos y así educan a sus hijos, por eso cada día la apostasía crece más y llegará el día en que se cumplan las palabras del Apóstol San Pablo, en II de Tesalonicenses 2:3-4 “que nadie os engañe de ninguna manera, primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el hijo de perdición, el adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios.” Y ha empezado reemplazando el lugar de Dios en la vida del hombre por dioses como el sexo, el dinero, la codicia, el poder, la moda, ctc.
Hermanos entre más revistamos nuestra alma de humildad más nos acercamos a Dios. No en vano todos los santos dejaban todo lo que tenía y vivían únicamente con lo necesario, la Virgen María como madre de Dios debía tenerlo todo más sin embargo vivió entre la más extrema pobreza y ahí se glorificó Dios, su Hijo pudo estar entre lujos y prefirió vivir entre la miseria, porque ahí se glorificó Dios. Entre más se tiene más se quiere y la boca del saco se sigue ampliando hasta que se desborda con todo y lo que tiene adentro, esto lo hace la codicia y la envidia, Esto lo vaticinó el Señor en la parábola que narra en San Marcos 12:1 – 8 Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña. Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña. Cualquier parecido con la Semana Santa es pura coincidencia. La última línea es la que más se acerca a nuestro tiempo “Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra” hoy muchos se han creído esto, pues hasta niegan que Dios existe, otros sencillamente manipulan a Dios según sus necesidades y otros tantos permanecen indiferente a su entorno. Nos hemos apoderado de esta viña y nuestra hazaña nos está llevando a la muerte.
Y hoy más que nunca debemos tener la certeza que nos hemos equivocado, que la felicidad no está en la viña sino en el dueño, por ello San Agustín nos invita en sus ejercicios espirituales a meditar la vida de Jesús y aplicarla en nuestra vida, una vida totalmente desprendida de lo material, de lo vano de lo corruptible, desprendidos de todo lo que nos esclavice y mate nuestro espíritu. El ser desprendidos nos ayuda a vivir más fácilmente la doctrina de Jesús, nos entregamos más fácil a su voluntad y podemos vivir su Palabra.
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