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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

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Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 27 de mayo de 2011

Jugar al escondite.



Domingo de la Santísima Trinidad 

Uno de los primeros juegos de los niños suele ser jugar al escondite. Los niños sienten una gran alegría escondiéndose o corriendo tratando de encontrar al que se escondió.
Hoy Día de la Trinidad, Día de Dios, no digo cumpleaños, sino el Santo de Dios, he vuelto a recordar este jugar al escondite, pero pensando no en los niños sino en los que ya somos grandes. ¿No jugará Dios al escondite con nosotros los hombres? ¿No jugaremos nosotros al escondite con Dios?
Dios buscando al hombre.
El hombre buscando a Dios.

Dios juega al escondite

Dios escondiéndose tras los acontecimientos humanos, para que el hombre lo busque lo descubra y encuentre.
Dios escondiéndose tras los velos de la encarnación, pidiendo al hombre que lo reconozca mediante la búsqueda de la fe.
Dios escondiéndose tras el misterio de la cruz, pidiendo al hombre que lo reconozca en el misterio pascual.
Dios escondiéndose tras el misterio de la Iglesia, para que sirva de camino para llegar a El.
Dios escondiéndose tras el misterio del pan y del vino, para que lo comulguemos en la Eucaristía.
Dios escondiéndose tras el misterio del pobre, para que le reconozcamos a él presente en el débil.
Dios escondiéndose tras el misterio de su Palabra, para que abramos nuestras mentes y nuestros corazones a su revelación.
Dios suele esconderse tras unos velos que terminan por desvelar su rostro.
Dios se esconde no para ocultarse sino para manifestarse.
Dios se esconde, no para que nos alejemos de él, sino para que nos encontremos con él.
Por eso mismo, una de las más bellas expresiones de nuestro caminar por la fe es: “he buscado y he encontrado a Dios”. Claro que aquí, ya no se trata de un juego de niños para divertirse, sino de una experiencia de adultos en su búsqueda esencial.

El hombre juega al escondite

Pero también el hombre suele jugar al escondite. También él se esconde de Dios. Pero no precisamente para que Dios lo encuentre, sino para sentirse libre de él.
El hombre juega a esconderse de Dios, detrás de una falsa libertad.
El hombre juega a esconderse de Dios, justificando una vida que tiene poco que ver     con Dios.
El hombre juega a esconderse de Dios, haciéndose el sordo a sus llamadas e invitaciones.
El hombre juega a esconderse de Dios, justificándose con mil y una ocupaciones: no tiene tiempo para nada.
El hombre juega a esconderse de Dios, refugiándose en su propia mentira y engaño.
El hombre juega a esconderse de Dios, cuanto trata de ocultar su propia vida a Dios.
Fue el primer escondite del hombre. “Adán, ¿dónde estás? Escuché tu voz y me escondí. ¿Por qué te escondiste? Tuve vergüenza de dar cara y que me vieran tus ojos”.
Dios necesita esconderse para ser encontrado y visto.
El hombre necesita esconderse para que Dios no dé con él y no le vea.
Dios necesita esconderse, porque sin los velos de la encarnación, resulta invisible.
El hombre necesita esconderse, porque su conciencia le impide encontrarse cara a cara con él. “Tuve vergüenza”.
Cada disculpa que ponemos para no darnos cita con Dios, es una manera de jugar al escondite. Como si Dios no supiese donde encontrarnos.
Muchos han pasado la mayor parte de su vida escondiéndose de Dios, jugando con su ateísmo práctico.  Hasta que un día, Dios les salió al camino y no pudieron dar marcha atrás.
Y se encontraron tú a tú con El.
Y se dieron cuenta, de que Dios no les puso mala cara.
Que Dios les sonrió.  Dios los abrazó.
Los estrechó contra su corazón. Y les ganó el suyo.
Muchos siguen teniendo miedo a ver el rostro de Dios, porque temen morir.
Y cuando lo ven, se dan cuenta de que, no sólo no mueren, sino que la vida les renace.
Alguien me contó la historia de un amigo que vivió la experiencia de este juego con Dios. De joven sentía que Dios le llamaba a la vida religiosa. Pero él no quería saber nada de eso. Y comenzó a meterse en el ruido de la vida para no escucharle. Se metió tan hondo que estuvo a punto de caer en la adicción. Un día vio a un amigo suyo adicto, caído en medio de un basural. Fue tan duro el golpe, que decidió echar marcha atrás. Hizo una terapia espiritual en los oídos de su corazón, y se destapó ante Dios en una confesión donde lloró a gusto. Y como Dios le seguía llamando, salido del escondite, tuvo el atrevimiento de decirle: “Señor, ¿qué quieres de mí?” Entró al Seminario. Se ordenó Sacerdote. Juan Pablo II lo nombró Obispo de una Misión en el Africa. La última vez que lo ví fue hace unos diez años. Y con gran humor me decía: “No juegues al escondite con El. Pierdes el tiempo. Al final de todo, Dios termina por encontrarte”.
Clemente Sobrado C. P.
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