El Buen Pastor.
Estoy encantada de volvernos a encontrar en nuestra "Ventana abierta".
Muchas gracias por vuestras visitas, eso me anima a continuar con mi blog.
Lo mismo que yo me nutro de estos artículos -unos recogidos de la red; otros, escritos que tenía desde bastantes años atrás- ahora en este blog puedo darles rienda suelta para que todo aquel o aquella que lo desee, pueda también beneficiarse de ellos.
"Hace algunos años, en las montañas de Suiza, un joven pastor comprobó que le faltaba un cordero de su rebaño.
En plena noche salió a buscarlo, y lo halló en una pendiente escarpada, paralizado de miedo, como es de suponer.
Por desdicha, en el camino de vuelta debió de dar un paso en falso, porque resbaló el pastor y cayó en un barranco.
Al día siguiente, se les halló a ambos en el fondo del precipicio.
El cordero protegido en la caída por el brazo del pastor, estaba vivo, pero el pastor había muerto. Había dado su vida por salvar a su ovejita".
Esa auténtica y conmovedora historia, ilustra notablemente lo que dice el Evangelio.
Como ese pastor, Jesús fue en busca de hombres perdidos y que corrian peligro de muerte eterna.
Al precio de su propia vida vino a buscar y salvar a los que estaban perdidos.
Todos merecíamos el juicio y el castigo eterno, pero Jesús murió en la Cruz para salvarnos.
Él, sin pecado, llevó los pecados de todos los que lo aceptan como su Salvador personal.
"De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él".
Por las referencias bíblicas, la trasquila de las ovejas era otro tiempo especial para festividades en el antiguo hogar hebreo. Fue en los tiempos de la trasquila cuando tuvo lugar el contratiempo entre el rey David y el rico Nabal. Otro ejemplo es la fiesta de la trasquila de Absalón, en el cual el asesinato de Absalón fue perpetrado. Sin duda, en muchos hogares píos era un tiempo de acción de gracias a Dios por la lana que obtenían de sus ganados.
Las ovejas necesitan ser cuidadas contra ladrones no sólo cuando están en el campo, sino también en el aprisco (lugar donde se recoge el rebaño). Los ladrones de Palestina no son aptos para abrir cerraduras, pero algunos de ellos pueden escalar las paredes y entrar en el aprisco, donde cortan las gargantas de tantas ovejas como pueden y luego con cuidado las suben sobre la pared con cuerdas.
Otros de la banda las reciben y luego todos tratan de escapar para no ser capturados.
El pastor debe estar constantemente en guardia para tales emergencias y debe estar listo para actuar rápidamente y proteger sus derechos sobre el ganado.
Cuando llega el tiempo de ahijar (procrear) el pastor debe tener gran cuidado de su rebaño. La tarea se vuelve más difícil porque a menudo se hace necesario mover el rebaño a nuevos lugares para encontrar pastos.
Las ovejas que pronto serán madres, lo mismo que aquellas que ya tienen sus corderitos deben permanecer cerca del pastor cuando van de camino. Los pequeños corderitos que no puedan seguir el paso del resto del rebaño son llevados en el seno de su ropa, haciendo del cinto una bolsa.
Actualmente el pastor oriental se deleita en poner nombre a algunas de sus ovejas, y si su rebaño no es grande, a todas sus ovejas. Las conoce y las nombra por ciertas características individuales, por ejemplo: “Blanca pura”, “Listada”, “Negra”, “Café”, “Orejas Grises”, etc. Esto indica la tierna afición que el pastor tiene para cada una de sus ovejitas.
Cuando se hace necesario separar varios rebaños de ovejas, un pastor tras otro se paran y gritan: «¡Tajúuu! ¡Tajúuu!» u otra llamada propia de ellos. Las ovejas levantan la cabeza y, después de una revoltura general, comienzan a seguir cada una a su pastor. Están enteramente familiarizadas con el tono de la voz de su pastor. Algunos extraños han usado la misma llamada, pero sus esfuerzos para que las ovejas los sigan siempre fracasan.
La
oveja (hembra del carnero) se menciona 298 veces en la Biblia.*
El carnero (rumiante doméstico, de grandes cuernos enrollados en espiral, que se cría para aprovechar su carne y su lana) se nombra en los textos bíblicos un total de 168 ocasiones.
El cordero (hijo de la oveja que no pasa de un año) se cita 180 veces.
Tal es la importancia de estos animales en la vida de los israelitas de los tiempos bíblicos que en los idiomas originales de las Escrituras aparecen con 12 palabras hebreas diferentes, algunas haciendo distinción en cuanto a la edad, el sexo y la raza.
Todos los matices son importantes para entender a cabalidad el significado metafórico que tiene la oveja en la Biblia, sobre todo en el Nuevo Testamento:
• La mayoría de las versiones modernas traducen correctamente de Números 28.3 corderos “sin tacha”, y no “sin mancha”, ya que se refiere a imperfecciones generales más que a manchas de color.
• El significado de separar las ovejas de los cabritos en Mateo 25.32 se aclara cuando se conoce que en un rebaño mixto estos animales pueden parecerse mucho y es preciso examinarlos de cerca.
• Oveja se usa como figura del hombre indefenso, descarriable, manso, sociable, incapaz de bastarse a sí mismo o volver solo al redil.
• Mas el Nuevo Testamento anuncia también la gran paradoja de Juan 1.29: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Hoy en día no se ven fácilmente por el mundo hermosos y sugerentes hatos de ganado lanar, ni muchas personas que sepan de ovejas y pastores, pero tampoco hay muchas maneras de darnos una mejor imagen del drama humano y la misericordia de Dios que la que nos ofrece Mateo 9.36, cuando nos narra:
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”
NOTA:
* Todas las cifras y citas están tomadas de la Traducción Reina-Varela de 1960.
No hay comentarios:
Publicar un comentario