The Americano - http://theamericano.com No querido lector, no se trata de una fábula de Esopo o un cuento infantil, este es un artículo en defensa de la Vida Humana desde la concepción hasta su ocaso. Ahora, bien, usted puede estar preguntándose qué tiene que ver un perro y una rata con la Defensa de la Vida. Eso es precisamente lo que explico a continuación. El fundador de Sacerdotes por la Vida, el Padre Lee Kaylor, en una de sus primeras cartas enviada a los sacerdotes de los Estados Unidos, para animarlos a predicar sobre el tema de la defensa de la Vida, narraba la historia de la rata Skeeki. Esta rata se hizo muy famosa en un pequeño pueblo del sur de California en el año 1990, porque un artista quería realizar una obra de arte para una galería local. Su obra consistiría en colocar a la rata Skeeki sobre el pavimento y, sobre ella, una tela blanca para luego dejar caer desde un tercer piso un bloque de cemento que daría como resultado la “obra de arte”. Por supuesto que aquello causó tal revuelo en la prensa, radio y TV locales que, el día pautado para la elaboración de tan “creativa” expresión artística, se presentaron más de 600 personas para salvar a Skeeky. El roedor fue finalmente salvado de la muerte. Hasta aquí la historia de la rata. Más de 3500 bebés por día -1 cada 26 segundos-, solamente en los Estados Unidos, no contarán con la suerte de la rata Skeeky, ya que serán asesinados por el aborto legal, no solamente matando a un inocente, al ser humano más vulnerable de todos: el no nacido, sino dejando huellas indelebles físicas, emocionales y espirituales en la madre de la criatura con los efectos subsecuentes en todo el tejido social. Ahora procedamos con la historia del perro. La historia del Perro Natividad es parecida a la de la rata Skeeky, aunque no corrió con la suerte del pequeño roedor ya que el otro artista sí logró su cometido y llevó a término su proyecto aunque, no se angustie querido lector, porque el perro Natividad no fue aplastado por un bloque de cemento, sino que fue presentado en una “Bienal” atado a una pared con el título “Un perro enfermo, callejero” y fue dejado morir de hambre y sed por el autor de tan excelsa obra. La historia del Perro Natividad está en Facebook y cuenta con más de 154.000 amigos. En los Estados Unidos fue muy conocido el caso de Terry Shiavo. Ella fue dejada morir de hambre y sed por su esposo y, para mayor perversión, en contra de la voluntad de sus padres y hermanos quienes se ofrecieron a cuidar de ella. Nuestra cultura ha logrado introducir un lenguaje que desfigura la verdad de la enfermedad y entonces gustan llamar al asesinato asistido: “muerte compasiva”, “ayudar a morir”… cuando en muchos casos son los familiares y amigos los que no están dispuestos a acompañar compasivamente la enfermedad de acuerdo con la dignidad humana de la persona amada. En este caso un ser humano tuvo el mismo final que un perro en una bienal de arte. Nuestro Director de Sacerdotes por la Vida, el P. Frank Pavone, me contó que acompañó los últimos momentos de la vida de Terry. En la mesa de noche de aquella habitación había un hermosa rosa roja muy bien hidratada en un vaso de agua donde estaba colocada y, ahí mismo, a su lado, un ser humano se dejaba marchitar hasta la muerte. Lo podemos resumir en una expresión: la cultura de la muerte en acción. Saquemos al aborto y a la eutanasia de la arena meramente político partidista y coloquémoslos en el lugar donde de hecho están: la violación del primero de todos los derechos humanos, el derecho a la Vida. Un dato estadístico para terminar. El holocausto más perverso de la historia de la humanidad está teniendo lugar frente a nuestras narices. Más de 50.000.000 millones de seres humanos no nacidos han sido abortados desde 1973 solamente en los Estados Unidos, avergonzando así a los Padres de esta gran Nación quienes la fundaron en los valores de la igualdad y libertad vinculadas a la Verdad. Back ¿Qué parte de NO... no entiendes?Con un bebe de brazos, una mujer muy asustada llega al consultorio de su ginecólogo y le dice: - Doctor, por favor ayúdeme, tengo un problema muy serio. Mi bebé aún no cumple un año y ya estoy de nuevo embarazada...no quiero tener hijos en tan poco tiempo, prefiero un espacio mayor entre uno y otro..... - Muy bien, ¿qué quiere que yo haga?, le preguntó el médico - Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda, respondió la mujer. El médico se quedó pensando un poco y después de algún tiempo le dice: - Creo que tengo un método mejor para solucionar el problema y es menos peligroso para usted. La mujer sonrió, pensando que el médico aceptaría ayudarla. Él siguió hablando: - Vea señora, para no tener que estar con dos bebés a la vez en tan corto espacio de tiempo, vamos a matar a este niño que está en sus brazos. Así usted tendrá un periodo de descanso hasta que el otro niño nazca. Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar éste que usted tiene entre sus brazos puesto que usted no correrá ningún riesgo. La mujer se asustó y dijo: - ¡No, doctor! ¡Que horror! ¡Matar a un niño es un crimen! - También pienso lo mismo, señora, pero usted me pareció tan convencida de hacerlo, que por un momento pensé en ayudarla. El médico sonrió y después de algunas consideraciones, vio que su lección surtía efecto. Convenció a la madre que no hay la menor diferencia entre matar un niño que ya nació y matar a uno que está por nacer, y que está vivo en el seno materno. ¡ EL CRIMEN ES EXACTAMENTE EL MISMO ! |
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Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.
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Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.
Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
jueves, 31 de marzo de 2011
el camino la verdad y la vida
¿Quién nos permitió nacer?
¡Nuestros padres!
¿Quiénes nos bañaron y vistieron y alimentaron y apagaron nuestra sed?
¿Quiénes cuidaron de nosotros en enfermedad y quiénes nos atendieron hasta que recobramos la salud? ¿Quiénes nos enriquecieron?
¡Nuestros padres!
¿Quiénes nos ayudaron a atravesar esos años de crecimiento?
¿Quiénes calmaron nuestros temores y secaron nuestras lágrimas y nos animaron a seguir adelante? ¿Quiénes dijeron: bien hecho?
¡Nuestros padres!
¿Quiénes nos vieron casar y tener nuestras familias?
¿Quiénes tomaron a sus nietos sobre sus rodillas para mostrarles su amor?
¿Quiénes les ayudaron a crecer?
¡Nuestros padres!
¿Y a quiénes hacemos eco en la canción de la vida?
¿La sinfonía de amor de quiénes transmitimos?
¿El gozoso refrán de quiénes sostiene nuestras almas?
¡Nuestros padres!
Doreen (Adams) Ellis, copyright 1978
Es un hecho que nuestro deber es honrar y reconocer el trabajo de nuestros padres.
La Biblia asi lo dice, es un mandamiento con Promesa.
¡Reconoce, honra y agradece a tus padres como nunca antes lo has hecho!.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da. Exódo 20:12
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa),
para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra. Efesios 6:1-3
¿Que es un embarazo ectópico?
Hola chicas y chicos!, en el día de la fecha intentaré dejarles la duda y aclararselas inmediatamente.
Para eso voy a recurrir a la imágen de la izquierda, donde apreciamos que el bebé se ha instalado en la trompa de falopio, y ese, no es el lugar donde debería estar.
¿Qué es un embarazo ectópico?
Es un embarazo que NO se está desarrollando dentro del útero. Puede el embrión estar instalado en una trompa, en un ovario o en el cuello del útero inclusive.
¿Cuáles son sus causas?
Se considera que el 70% de casos de embarazo ectópico ocurre en mujeres entre 25 y 34 años y que el fumar cigarrillos, usar un dispositivo intrauterino (DIU o T de cobre), tener una enfermedad pélvica inflamatoria, sufrir de endometriosis o haber tenido una fecundación in vitro pueden aumentar el riesgo de sufrirlo.
¿Se soluciona?
Generalmente no. Aún así, existen casos en que el lugar donde el embrión se ha instalado permite su desarrollo, pero en la mayoría de los casos este tipo de embarazos no tienen solución, porque aún no es posible trasplantar de lugar al embrión, y porque además, ponen en peligro la vida de la madre.
¿Se le considera un aborto?
Algunas personas sí lo consideran así. Pero como no existe alternativa, y la vida de madre e hijo está en juego, no existiendo posibilidad de salvar la del hijo (exceptuando casos particulares que serán evaluados), el movimiento Right to Life lo permite.
La práctica no es considerada un aborto porque no existen opciones alternativas.
Saludos!
Fuente recomendada: http://www.hayalternativas.org/
La vida en los tiempos bíblicos
Trasquila de las ovejas
Protección de las ovejas de animales y ladrones
Cuidado especial de los corderitos y de las ovejas con sus crías
Poniendo nombre a las ovejas
Cuidado y pastoreo de las ovejas
Contando ovejas…
Está el ciego de nacimiento.
Están los fariseos que tampoco quieren a ver el milagro.
Están los mismos padres que no quieren meterse en líos.
Todos le reconocen mientras está ciego.
Nadie quiere reconocerle cuando recobra la vista.
Ciegos somos cuantos no vemos lo que tendríamos que ver:
Ciego es el que no acierta a ver a los demás como hermanos y sólo los ve como “compradores”, “vendedores”, “consumidores”.
Ciego es el que no quiere ver las necesidades de los hermanos, y sólo ve la propia billetera, su chequera o su granero.
Ciego es el que sólo ve con los ojos de la cara, pero su corazón y su espíritu carecen de ojos.
Ciego es el que no acierta a ver la acción de Dios en la historia o en nuestra vida.
Vivimos cegados por la prisa y la auto concentración; y las fracturas humanas, las divisiones de cualquier rango, embotan nuestros sentidos y nos ciegan sobre nuestra unidad esencial”.
Preferimos que la gente siga ciega-ignorante porque es más fácil de manejar.
Preferimos que la gente siga ciega, y no reconozca sus derechos, porque así nos complica menos nuestra vida.
Preferimos que la gente siga ciega, y no sea consciente de las injusticias que sufre, porque así no reclama sino que se resigna.
Preferimos que los mismos creyentes no conozcan la verdad de la Iglesia, porque así se sienten menos incómodos.
Preferimos que los mismos creyentes no conozcan los defectos que se esconden en la Iglesia tapados con demasiadas prohibiciones y condenas, así guardamos más el silencio.
Entonces ese “no es profeta”, sino alguien que se mete en política.
Cuando la Iglesia se pone a favor de los marginados y les habla de sus legítimos derechos ya se está metiendo en líos, como Jesús, porque pone en riesgo y peligro la estabilidad y las ansias y egoísmos de los poderosos.
Cuando algún misionero les abrió los ojos, se revelaron y reclamaron sus derechos.
Fe entonces que muchos se enteraron de que nuestros indígenas y ribereños existían.
Y recién se enteraron que abnegados misioneros les abrieron los ojos sobre sus legítimos derechos a sus tierras, a sus ríos y a su salud.
Cuando al Premio Nobel A. Muhammad Yunus, conocido como el “banquero de los pobres se le preguntó: ¿Cuál era la mejor lección que aprendió de los pobres? su respuesta fue clara: “Lo más grande que he aprendido es que cada ser humano posee un potencial ilimitado; la lástima es que nos conformamos con arañar la superficie”.
También hoy se expulsa a los que comienzan ver.
Y también se quiere expulsar y aún sacar del país a quien se atreve a abrir los ojos de los que no veían.
miércoles, 30 de marzo de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
Semana de Dios y Semana del hombre.
Es la peor semana de Dios entre los hombres, porque nos hemos ensañado con Él. En pocos días, lo hemos juzgado, condenado, crucificado y muerto en la Cruz. Uno se pregunta ¿cómo es que Dios se somete al capricho y a la libertad de los hombres? ¿Y cómo los hombres son capaces de tratar así a Dios?
Es posible que el nombre de Pilato hoy pueda llevar tu nombre y mi nombre.
Es posible que el nombre de Herodes hoy pueda llevar tu nombre y también el mío.
Es posible que el nombre de Pedro hoy pueda llevar tu nombre y mi nombre.
Es posible que el nombre de Cireneo hoy pudiera ser mi nombre y el tuyo.
Porque en realidad, los autores de la Pasión de Jesús somos todos. Unos de una manera y otros de otra.
En primer lugar, yo les invitaría a todos a olvidarse de todas esas películas que lo único que hacen es destacar los sufrimientos, la sangre, lo terrible de la Pasión. No negamos que la Pasión fue algo de verdad serio y tremendo, sobre todo la crucifixión y muerte.
Pero si nos quedamos sólo con los sufrimientos no habremos descubierto la verdad de la Pasión. Es posible que también aquí el árbol nos impida ver el bosque. El sufrimiento es importante. Pero tenemos que mirar más allá de los sufrimientos.
Porque la verdad de esta semana es la revelación del amor de Dios.
Los sufrimientos pudieran crearnos la conciencia de que el cristianismo es un dolorismo. Y los dolores de la Pasión no son sino la revelación de cuánto nos ama Dios. Si no descubrimos el amor que Dios nos tiene no hemos entendido nada de cuanto celebramos esta semana.
Juan lo dice bien claro: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que el mundo se salve”. Más que Semana Santa, a mí me encantaría pudiéramos llamarla “La Semana del Amor”.
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Jesus y la samaritana
JESÚS - "Dame de beber." - ..."Si conocieras el don de Dios y quién es el que dice: "Dame de beber", tú misma se lo hubieras pedido y él te habría dado agua viva." -"El que bebe de esta agua vuelve a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá jamás a tener sed." | LA SAMARITANA -Cómo tú que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?..." -Señor no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más poderoso que nuestro padre Jacob?..." -“Dame de esa agua para que no sufra más sed, ni tenga que volver aquí a sacarla." |
-"Ve y llama a tu marido." | -"No tengo marido..." |
Jesús continuó: -"Es verdad lo que dices, que no tienes marido, has tenido cinco y el que tienes ahora tampoco es tu marido." -"...ni aquí ni en Jerusalén., los verdaderos adoradores, adorarán al Padre en Espíritu y Verdad." | -"Señor, veo que eres un profeta... Pero ¿dónde adorar a Dios, aquí o en Jerusalén? -“Yo sé‚ que el Cristo está por venir. Cuando él venga nos aclarará todo.” |
¡ÉSE SOY YO, EL QUE HABLA CONTIGO! La mujer dejó su cántaro y corrió a la ciudad y dijo a la gente: ¡Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho! ¿No será el Mesías?" |
¿Qué es ser buen católico o mal católico?
Catequesis en la familia cristiana.
Primera parte.
Este miércoles se discutía en clases sobre uno de los aspectos básicos de la convivencia de una sociedad, “la justicia”, una ciudad justa aplica sus criterios con los que ha sido alimentada, el alimento es de imaginar lo recibe de los senos de las familias y damos razón que la familia es el núcleo de una sociedad, lo que se mama dentro del seno familiar es lo que aflora ya como consecuencia de esos cimientos, pero…Si la sociedad pierde su confianza en sus mismos miembros por la forma de actuar de ellos, ¿qué puede esperar a las nuevas generaciones?, una de la doctrina básica de un cristiano es que debe de ser sal de la tierra (cfr. Mt 5, 13) pero si el cristiano no da testimonio de esta actitud, ¿será buen cristiano?, entonces para que pueda dar ese testimonio y sea sal se tiene que educar y formar como tal, es ahí donde podemos percibir la necesidad de una catequesis en la familia bien estructurada, en la XXXIII JORNADAS DE VICARIOS DE PASTORAL de hace varios años se tocó un punto que puede ayer, hoy y siempre cambiar sustancialmente ese actuar digno del hombre en la sociedad y es la razón por la cual presentamos este trabajo, elaborado en esa XXXIII jornada y que va directo hacía la familia por parte de la Conferencia Episcopal Española.
LA FAMILIA CRISTIANA: UN ESPACIO DONDE
EL EVANGELIO ES TRANSMITIDO Y
DESDE DONDE ÉSTE SE IRRADIA
XXXIII JORNADAS DE VICARIOS DE PASTORAL
COMUNICACIÓN DE D. FERNANDO GONZALO-BILBAO FERNÁNDEZ
VICARIO GENERAL DE VITORIA
ÍNDICE
La familia hoy
• En medio de profundos cambios
• Una realidad socialmente valorada
• En perspectiva eclesial
I. LA FAMILIA CRISTIANA:
UN ESPACIO DONDE EL EVANGELIO ES TRANSMITIDO
La familia cristiana comunidad de amor.
• En la alianza matrimonial
• En la vida familiar
• Con Dios al fondo
La familia cristiana:
comunidad que anuncia y educa en la fe
• Los motivos del anuncio
• En verdadero intercambio
• Desde la experiencia
• Con la ayuda de Dios
La familia cristiana, una comunidad que ora
• A partir de la vida
• Ora en común
• Y enseña a orar
II. LA FAMILIA CRISTIANA:
UN ESPACIO DESDE DONDE EL EVANGELIO SE IRRADIA
Transformar desde dentro
• Desde la propia vida familiar
• Comprometidos en la vida pública
• Construyendo el Reino
Un testimonio interpelador
• Desde un estilo de vida familiar
• De unos valores auténticos
Anuncio explícito
• Comunicar la propia experiencia de fe
• En actitud dialogante
• Anuncio de una “vida nueva”
PRESENTACIÓN
Unas pistas para la reflexión y el diálogo en grupos
El director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Pastoral, al preparar las XXXII Jornadas de Vicarios de Pastoral sobre al tema “La familia transmisora de la fe”, convocó a cuatro Vicarios de distintas diócesis -concretamente de Madrid, Sevilla, Tarragona y Vitoria para elaborar unas pistas que facilitaran el posterior diálogo en grupos de trabajo en torno a la situación actual de la familia cristiana, evangelizada y evangelizadora, en nuestras iglesias.
Esta intervención, al igual que la titulada “El servicio pastoral a la familia”, no pretende ser una ponencia, sino sólo servir de base de lanzamiento al trabajo de grupos sobre la familia evangelizadora. Sólo trata de aportar un posible marco de encuadre para ese diálogo entre todos los participantes en las Jornadas.
Al preparar estas pistas de reflexión hemos tenido especialmente presente la
documentación seleccionada para estas Jornadas por el Secretariado de la Comisión de Pastoral y especialmente: Evangelii nuntiandi y Familiaris consortio. Además hemos tomado abundantes ideas y expresiones de la Carta Pastoral Redescubrir la familia, de los Obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria (1995), y del texto de la conferencia La Iglesia ante las transformaciones contemporáneas de la familia de Mons. D. Juan María Uriarte.
La familia cristiana:
un espacio donde el Evangelio es transmitido
y desde donde éste se irradia.
La familia hoyEn medio de profundos cambios
El cambio social y cultural que vivimos en estos tiempos implica una transformación de pautas de relación, de estilos de vida e incluso de las instituciones y afecta profundamente a diversos aspectos de nuestra existencia personal y colectiva. La familia es una realidad que en modo alguno escapa a la influencia de esos cambios y, en consecuencia, se ve intensamente afectada por ellos.
La secularización ha despojado en la actualidad a las realidades sociales del matrimonio y la familia del aspecto sagrado que las envolvía en otro tiempo. Estas realidades hoy son contempladas socialmente como profanas, desprovistas en sí mismas de sentido religioso.
En todo caso, se reconoce que ese sentido religioso les es atribuido subjetivamente por los creyentes que participan de ellas.
Los cambios en la vida y estructura familiar son de gran calado y afectan intensamente a muchos miembros de la comunidad cristiana. Esas transformaciones familiares son una llamada y una oportunidad para replantear y actualizar la misión de la comunidad cristiana familiar.
Una realidad socialmente valorada
Según datos recientemente publicados al presentar el informe Jóvenes esp
añoles 2005, patrocinado por la Fundación Santa María, la familia sigue manteniéndose como la institución más valorada por la gran mayoría de los españoles entre 15 y 24 año. Para ellos, la familia, , supone un refugio vital que aporta seguridad ante las situaciones difíciles o a la hora de tomar decisiones, y representa una gran carga de afectividad, además de procurar un techo, alimento y vestido. De hecho formar una familia es uno de los proyectos vitales de los jóvenes, y entienden que para que sea tal, se deben tener hijos. Esta valoración positiva de los jóvenes hacia la familia puede estar condicionada, según observación del director del
informe, por su propia situación actual, ya que “están atados a la familia de origen por las dificultades que tienen para emanciparse”. Otros datos de este informe señalan que los jóvenes: Valoran el matrimonio pero lo retardan; valoran tener hijos pero los reducen en número; tienden a ser más fieles a la
pareja, a pesar de aumentar separaciones y divorcios. Más allá de esa valoración subjetiva por parte de los jóvenes, la familia sigue siendo hoy especialmente relevante para la persona y para la sociedad porque cumple una importante
misión respecto de sus miembros y un imprescindible quehacer respecto de la sociedad. Respecto de sus miembros, la familia potencia la estabilización emotiva de adultos y de niños y jóvenes, que encuentran en ella: afecto, comprensión, aceptación personal incondicionada, interés por su bienestar y desarrollo, trato individualizado, serenidad emotiva, espontaneidad en la relación, intimidad, gratuidad y variados cuidados.
Respecto de la sociedad, la familia ayuda al futuro ciudadano a interiorizar los valores sociales comunes y le motiva para el trabajo, la cooperación cívica y
las relaciones de amistad. La familia prepara especialmente al niño y al adolescente para que se adapte a las exigencias de la vida escolar y de las normas cívicas de convivencia.
En perspectiva eclesial
La familia es pues una realidad social importante, pero no es por eso por lo que centramos nuestra atención en ella. Ni siquiera lo hacemos por razones de “estrategia pastoral”; no miramos a la familia sólo como “un ambiente” social, entre otros, en el que los creyentes han de hacer presente el Evangelio. En estas pistas de reflexión vamos a contemplar la familia desde su perspectiva eclesial. En esa perspectiva la familia -la familia cristiana- no es una mera “forma sociológica” sino un verdadero “lugar teológico”. La familia cristiana es “un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia”, según la expresión de Pablo VI (EN 71), que hemos adoptado como título y estructura de esta reflexión.
El Conc. Vatic. II dijo de la familia cristiana que era una «especie de Iglesia doméstica» (Lumen gentium, 11) para expresar cómo constituye una imagen viva y una representación del misterio mismo de la Iglesia. Y desde entonces esa misma expresión ha sido reiterada prácticamente por todos los documentos eclesiales importantes relativos a la familia. La comunidad familiar, imagen y representación del misterio de la Iglesia, es fiel a su vocación cuando realiza, a su escala, los grandes quehaceres de la Iglesia: adorar, vivir unida, testificar la fe y servir a la comunidad humana.Así podemos contemplar la misión de la familia desde su participación en la vida y en la misión evangelizadora de la Iglesia. Esta perspectiva nos ayuda a descubrir más plenamente la identidad y las funciones de la familia cristiana, llamada a cumplir dentro de sí misma estas tres misiones: personalizar, socializar, evangelizar. En esta perspectiva eclesial Familiaris Consortio subraya especialmente ciertos aspectos:la familia cristiana está puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la
historia, mediante la participación en la vida y misión de la Iglesia. (49)en la medida en que la familia cristiana acoge el Evangelio y madura en la fe, se hace comunidad evangelizadora. (52)el ministerio de evangelización asume las características típicas de la vida familiar, hecha de amor, sencillez, concreción y testimonio cotidiano. (53)también la fe y la misión evangelizadora de la familia cristiana poseen la dimensión misionera de difundir la fe “hasta los últimos confines de la tierra”. (54)
La familia no es sólo destinataria de la atención pastoral de la Iglesia. Es también sujeto de la acción evangelizadora. “La futura evangelización depende en gran medida de la Iglesia doméstica”(FC52)
I. LA FAMILIA CRISTIANA:
UN ESPACIO DONDE EL EVANGELIO ES TRANSMITIDO
La responsabilidad de la evangelización recae sobre todos los creyentes. La familia cristiana participa en la misión de la Iglesia, que es la evangelización, y lo hace a partir de la condición de bautizados de cada uno de sus miembros y con el dinamismo que brota del carácter sacramental del matrimonio cristiano. La familia cristiana puede y debe ser “un espacio donde el Evangelio es transmitido ”.
No todas las familias de los cristianos son familias cristianas. La vida matrimonial y familiar es «cristiana» en la medida en que está inspirada por los valores evangélicos, avivada por la fe, la esperanza y la caridad, y animada por el Espíritu en la realidad familiar entretejida a partir de lo cotidiano.
Hoy la presencia viva de la fe persiste en las familias cristianas que, con mayor o menor vigor, conciben el ámbito matrimonial y familiar como un espacio de encuentro con el Señor, de transmisión de la fe, de iniciación a la oración y a la celebración religiosa, de estilo de vida coherente con el Evangelio, de inserción en la comunidad de fe, de testimonio y compromiso cristiano.
La familia cristiana reproduce en su vida interna, a pequeña escala, el dinamismo de la comunidad eclesial. Por eso podemos analizar su tarea evangelizadora según las acciones propias de cada uno de los servicios eclesiales básicos: la caridad, la palabra y la celebración de la fe.
La familia cristiana: comunidad de amor
Familiaris consortio (n 50) señala que la familia cristiana está llamada a tomar parte viva y responsable en la misión de la Iglesia de manera propia y original, en cuanto comunidad íntima de vida y de amor.
La familia cristiana, constituida como la Iglesia a imagen de la Trinidad, ha de ser también ella una comunidad de amor que sin quedar encerrada en sí misma, se abre a la sociedad y a las exigencias universales del amor cristiano.
En consecuencia, la familia cristiana habría de ser el lugar humano privilegiado para descubrir la dimensión religiosa de toda relación de alteridad y de comunicación interpersonal, a partir de la experiencia de la comunidad íntima de vida y de amor que en ella se desarrolla. La belleza del amor y la alegría de vivirlo son don y manifestación del amor de Dios y así han de ser vividos por quienes conscientemente los comparten con Él.
En la alianza matrimonial
La relación personal más íntima y profunda que existe entre seres humanos es la unión de los esposos. El matrimonio cristiano hace de esa realidad un signo del amor de Dios. Hombre y mujer comprometidos en fidelidad mutua están llamados a compartir todos sus bienes, estableciendo entre ellos una comunicación sincera y profunda. Comparten ideas y sentimientos, proyectos y esperanzas, esfuerzos, alegrías y sufrimientos para llevar adelante un proyecto de vida en común.
En el corazón de la alianza matrimonial ciertamente está el amor como motor, pero todo no se reduce al vínculo afectivo. Ese vínculo es también solidaridad, memoria de una historia vivida en común, comunidad de bienes, proyecto compartido, fecundidad, fidelidad a la palabra dada. Es, por tanto, confianza en el otro, en la relación mutua y, para los creyentes,
en la gracia.
En la vida familiar
La familia, comunidad de vida y de amor, ha de saber adecuar los vínculos de la comunión afectiva al desarrollo de la personalidad propia de cada uno de sus miembros en el ejercicio de su propia libertad y responsabilidad. La familia cristiana ha de ofrecer el clima humano necesario para que la persona vaya descubriendo y afirmando en su proceso evolutivo, los valores de «la verdad, la justicia, la libertad y el amor» en los que se fundamenta una convivencia auténticamente humana y cristiana.Vivir la experiencia de una comunidad familiar en la que sus miembros saben comunicarse por medio del diálogo respetuoso, en la tolerancia de la diversidad y en la búsqueda de convergencia en los valores comunes, sin renunciar al valor supremo del amor ni sacrificarlo a otros intereses, constituye una aportación fundamental en la transmisión del Evangelio en la familia.En la vida familiar, la clave del amor se manifiesta especialmente mediante la ayuda y protección a sus miembros más débiles o necesitados. Y esa solidaridad funciona frecuentemente, no sólo en el núcleo familiar reducido sino también en su forma más extensa, en las familias con miembros enfermos o ancianos, o en situación de paro. La familia sigue siendo en muchos casos la institución más cercana y eficaz del “Estado de bienestar”.
Con Dios al fondo
La familia se deja evangelizar en la medida en que siente la llamada permanente a vivir un proyecto de vida elaborado desde una actitud creyente, a través de los acontecimientos, los problemas, las dificultades y las alegrías de cada día. Todas las áreas de la existencia humana son espacio vital abierto a una experiencia humilde, pero real, «con Dios al fondo».También lo es la experiencia conyugal y familiar.Con mirada limpia y de fe, a Dios se le puede descubrir en las experiencias normales de la vida cotidiana: en el deseo de la felicidad familiar, en el mutuo amor a veces frágil e inconstante, en las tristezas y en la añoranzas inexplicables, en los anhelos y preguntas más hondas, en las decisiones responsables, en la búsqueda sincera… Dios es Amor y, por eso, el amor y la amistad verdadera pueden ser la mejor experiencia para vislumbrar su presencia cercana. En el fondo de la ternura compartida, del encuentro familiar, de la solidaridad generosa ¿no está vibrando de algún modo el amor de Dios? “A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos mutuamente, Dios está con nosotros y su amor está realizado entre nosotros” (1 Jn 4,12)
Los acontecimientos dichosos o tristes que se comparten y celebran en familia no son superficiales, sino realmente profundos. Los valores más profundos y los bienes más valiosos son compartidos gratuitamente en el marco de la vida familiar. Es ahí donde los cristianos son llamados a compartir también, dentro del conjunto de relaciones que en ella se desarrollan, el tesoro de su experiencia de fe. A la luz de la fe, la vida matrimonial y familiar, llamada a encarnar la igualdad del hombre y la mujer, a respetar la singularidad de sus componentes y a vivir en la unidad solidaria del amor, es un signo de la Nueva Alianza entre Dios y la familia humana. La finalidad sacramental del matrimonio es convertir a los esposos en señal visible del amor de Dios.
A través de las relaciones vividas en la familia, se puede despertar en los hijos la experiencia de la relación filial con Dios, y la percepción de que todo hombre o mujer, especialmente el pobre y el necesitado, es un hermano en el que se refleja el rostro de Jesucristo.La familia cristiana en cuanto comunidad concreta de vida y amor es un espacio en el que se puede vivir al pié de la letra la afirmación de Benedicto XVI: “El cristiano sabe cuando es tiempo de hablar de Dios y cuando es oportuno callar sobre Él, dejando que hable sólo el amor. Sabe que Dios es amor (1Jn 4,8) y que se hace presente en los momentos en que no se hace más que amar” (Deus Caritas est 31)
Este miércoles se discutía en clases sobre uno de los aspectos básicos de la convivencia de una sociedad, “la justicia”, una ciudad justa aplica sus criterios con los que ha sido alimentada, el alimento es de imaginar lo recibe de los senos de las familias y damos razón que la familia es el núcleo de una sociedad, lo que se mama dentro del seno familiar es lo que aflora ya como consecuencia de esos cimientos, pero…Si la sociedad pierde su confianza en sus mismos miembros por la forma de actuar de ellos, ¿qué puede esperar a las nuevas generaciones?, una de la doctrina básica de un cristiano es que debe de ser sal de la tierra (cfr. Mt 5, 13) pero si el cristiano no da testimonio de esta actitud, ¿será buen cristiano?, entonces para que pueda dar ese testimonio y sea sal se tiene que educar y formar como tal, es ahí donde podemos percibir la necesidad de una catequesis en la familia bien estructurada, en la XXXIII JORNADAS DE VICARIOS DE PASTORAL de hace varios años se tocó un punto que puede ayer, hoy y siempre cambiar sustancialmente ese actuar digno del hombre en la sociedad y es la razón por la cual presentamos este trabajo, elaborado en esa XXXIII jornada y que va directo hacía la familia por parte de la Conferencia Episcopal Española.
LA FAMILIA CRISTIANA: UN ESPACIO DONDE
EL EVANGELIO ES TRANSMITIDO Y
DESDE DONDE ÉSTE SE IRRADIA
XXXIII JORNADAS DE VICARIOS DE PASTORAL
COMUNICACIÓN DE D. FERNANDO GONZALO-BILBAO FERNÁNDEZ
VICARIO GENERAL DE VITORIA
ÍNDICE
La familia hoy
• En medio de profundos cambios
• Una realidad socialmente valorada
• En perspectiva eclesial
I. LA FAMILIA CRISTIANA:
UN ESPACIO DONDE EL EVANGELIO ES TRANSMITIDO
La familia cristiana comunidad de amor.
• En la alianza matrimonial
• En la vida familiar
• Con Dios al fondo
La familia cristiana:
comunidad que anuncia y educa en la fe
• Los motivos del anuncio
• En verdadero intercambio
• Desde la experiencia
• Con la ayuda de Dios
La familia cristiana, una comunidad que ora
• A partir de la vida
• Ora en común
• Y enseña a orar
II. LA FAMILIA CRISTIANA:
UN ESPACIO DESDE DONDE EL EVANGELIO SE IRRADIA
Transformar desde dentro
• Desde la propia vida familiar
• Comprometidos en la vida pública
• Construyendo el Reino
Un testimonio interpelador
• Desde un estilo de vida familiar
• De unos valores auténticos
Anuncio explícito
• Comunicar la propia experiencia de fe
• En actitud dialogante
• Anuncio de una “vida nueva”
PRESENTACIÓN
Unas pistas para la reflexión y el diálogo en grupos
El director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Pastoral, al preparar las XXXII Jornadas de Vicarios de Pastoral sobre al tema “La familia transmisora de la fe”, convocó a cuatro Vicarios de distintas diócesis -concretamente de Madrid, Sevilla, Tarragona y Vitoria para elaborar unas pistas que facilitaran el posterior diálogo en grupos de trabajo en torno a la situación actual de la familia cristiana, evangelizada y evangelizadora, en nuestras iglesias.
Esta intervención, al igual que la titulada “El servicio pastoral a la familia”, no pretende ser una ponencia, sino sólo servir de base de lanzamiento al trabajo de grupos sobre la familia evangelizadora. Sólo trata de aportar un posible marco de encuadre para ese diálogo entre todos los participantes en las Jornadas.
Al preparar estas pistas de reflexión hemos tenido especialmente presente la
documentación seleccionada para estas Jornadas por el Secretariado de la Comisión de Pastoral y especialmente: Evangelii nuntiandi y Familiaris consortio. Además hemos tomado abundantes ideas y expresiones de la Carta Pastoral Redescubrir la familia, de los Obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria (1995), y del texto de la conferencia La Iglesia ante las transformaciones contemporáneas de la familia de Mons. D. Juan María Uriarte.
y desde donde éste se irradia.
La secularización ha despojado en la actualidad a las realidades sociales del matrimonio y la familia del aspecto sagrado que las envolvía en otro tiempo. Estas realidades hoy son contempladas socialmente como profanas, desprovistas en sí mismas de sentido religioso.
En todo caso, se reconoce que ese sentido religioso les es atribuido subjetivamente por los creyentes que participan de ellas.
Los cambios en la vida y estructura familiar son de gran calado y afectan intensamente a muchos miembros de la comunidad cristiana. Esas transformaciones familiares son una llamada y una oportunidad para replantear y actualizar la misión de la comunidad cristiana familiar.
añoles 2005, patrocinado por la Fundación Santa María, la familia sigue manteniéndose como la institución más valorada por la gran mayoría de los españoles entre 15 y 24 año. Para ellos, la familia, , supone un refugio vital que aporta seguridad ante las situaciones difíciles o a la hora de tomar decisiones, y representa una gran carga de afectividad, además de procurar un techo, alimento y vestido. De hecho formar una familia es uno de los proyectos vitales de los jóvenes, y entienden que para que sea tal, se deben tener hijos. Esta valoración positiva de los jóvenes hacia la familia puede estar condicionada, según observación del director del
informe, por su propia situación actual, ya que “están atados a la familia de origen por las dificultades que tienen para emanciparse”. Otros datos de este informe señalan que los jóvenes: Valoran el matrimonio pero lo retardan; valoran tener hijos pero los reducen en número; tienden a ser más fieles a la
pareja, a pesar de aumentar separaciones y divorcios. Más allá de esa valoración subjetiva por parte de los jóvenes, la familia sigue siendo hoy especialmente relevante para la persona y para la sociedad porque cumple una importante
misión respecto de sus miembros y un imprescindible quehacer respecto de la sociedad. Respecto de sus miembros, la familia potencia la estabilización emotiva de adultos y de niños y jóvenes, que encuentran en ella: afecto, comprensión, aceptación personal incondicionada, interés por su bienestar y desarrollo, trato individualizado, serenidad emotiva, espontaneidad en la relación, intimidad, gratuidad y variados cuidados.
Respecto de la sociedad, la familia ayuda al futuro ciudadano a interiorizar los valores sociales comunes y le motiva para el trabajo, la cooperación cívica y
las relaciones de amistad. La familia prepara especialmente al niño y al adolescente para que se adapte a las exigencias de la vida escolar y de las normas cívicas de convivencia.
El Conc. Vatic. II dijo de la familia cristiana que era una «especie de Iglesia doméstica» (Lumen gentium, 11) para expresar cómo constituye una imagen viva y una representación del misterio mismo de la Iglesia. Y desde entonces esa misma expresión ha sido reiterada prácticamente por todos los documentos eclesiales importantes relativos a la familia. La comunidad familiar, imagen y representación del misterio de la Iglesia, es fiel a su vocación cuando realiza, a su escala, los grandes quehaceres de la Iglesia: adorar, vivir unida, testificar la fe y servir a la comunidad humana.
historia, mediante la participación en la vida y misión de la Iglesia. (49)
La familia no es sólo destinataria de la atención pastoral de la Iglesia. Es también sujeto de la acción evangelizadora. “La futura evangelización depende en gran medida de la Iglesia doméstica”(FC52)
No todas las familias de los cristianos son familias cristianas. La vida matrimonial y familiar es «cristiana» en la medida en que está inspirada por los valores evangélicos, avivada por la fe, la esperanza y la caridad, y animada por el Espíritu en la realidad familiar entretejida a partir de lo cotidiano.
Hoy la presencia viva de la fe persiste en las familias cristianas que, con mayor o menor vigor, conciben el ámbito matrimonial y familiar como un espacio de encuentro con el Señor, de transmisión de la fe, de iniciación a la oración y a la celebración religiosa, de estilo de vida coherente con el Evangelio, de inserción en la comunidad de fe, de testimonio y compromiso cristiano.
La familia cristiana reproduce en su vida interna, a pequeña escala, el dinamismo de la comunidad eclesial. Por eso podemos analizar su tarea evangelizadora según las acciones propias de cada uno de los servicios eclesiales básicos: la caridad, la palabra y la celebración de la fe.
La familia cristiana, constituida como la Iglesia a imagen de la Trinidad, ha de ser también ella una comunidad de amor que sin quedar encerrada en sí misma, se abre a la sociedad y a las exigencias universales del amor cristiano.
En consecuencia, la familia cristiana habría de ser el lugar humano privilegiado para descubrir la dimensión religiosa de toda relación de alteridad y de comunicación interpersonal, a partir de la experiencia de la comunidad íntima de vida y de amor que en ella se desarrolla. La belleza del amor y la alegría de vivirlo son don y manifestación del amor de Dios y así han de ser vividos por quienes conscientemente los comparten con Él.
En el corazón de la alianza matrimonial ciertamente está el amor como motor, pero todo no se reduce al vínculo afectivo. Ese vínculo es también solidaridad, memoria de una historia vivida en común, comunidad de bienes, proyecto compartido, fecundidad, fidelidad a la palabra dada. Es, por tanto, confianza en el otro, en la relación mutua y, para los creyentes,
en la gracia.
Los acontecimientos dichosos o tristes que se comparten y celebran en familia no son superficiales, sino realmente profundos. Los valores más profundos y los bienes más valiosos son compartidos gratuitamente en el marco de la vida familiar. Es ahí donde los cristianos son llamados a compartir también, dentro del conjunto de relaciones que en ella se desarrollan, el tesoro de su experiencia de fe. A la luz de la fe, la vida matrimonial y familiar, llamada a encarnar la igualdad del hombre y la mujer, a respetar la singularidad de sus componentes y a vivir en la unidad solidaria del amor, es un signo de la Nueva Alianza entre Dios y la familia humana. La finalidad sacramental del matrimonio es convertir a los esposos en señal visible del amor de Dios.
A través de las relaciones vividas en la familia, se puede despertar en los hijos la experiencia de la relación filial con Dios, y la percepción de que todo hombre o mujer, especialmente el pobre y el necesitado, es un hermano en el que se refleja el rostro de Jesucristo.