JUAN PABLO II
EL PORTAL DE SAN GABRIEL TE RINDE ESTE HUMILDE HOMENAJE
SIEMPRE CREÍMOS QUE LOS HOMENAJES DEBEN SER HECHOS EN VIDA, PARA QUE QUIEN DEBE RECIBIRLOS, PUEDA APRECIARLOS Y SABER QUE DE ESTA MANERA HA HECHO LAS COSAS BIEN Y QUE POR MUCHO, MUCHO TIEMPO SU NOMBRE SERÁ RECORDADO, POR ELLO HOY ESTE HOMENAJE ES PARA TI JUAN PABLO II, UN SER QUE LLEVA A DIOS A TODO EL MUNDO.
¡¡¡ GRACIAS JUAN PABLO II !!!
EL PEQUEÑO KAROL JUNTO A SU MAMÁ EMILIA
UNA MUY TIERNA HISTORIA Y REAL
Emilia pertenecía a una familia de clase media en un país europeo que sufría estragos y carestías después de una prolongada guerra nacional. Hambre y epidemias amenazaban a toda la población.
Emilia desde pequeña había tenido una salud delicada, que no había podido mejorar por las condiciones en las que vivía. Siendo muy joven, se casó con un obrero textil y se establecieron en una población nueva lejos de familiares y conocidos.
Poco tiempo después nació su primer hijo, Edmundo, un chico atractivo, buen estudiante, atleta y con gran personalidad. Unos años más tarde, Emilia dio a luz a una niña, que sólo sobrevivió pocas semanas por las malas condiciones de vida a la que la familia estaba sometida.
Catorce años después del nacimiento de Edmundo y a casi diez de la muerte de su segunda hija, Emilia se encontraba en una situación particularmente difícil. Tenía cerca de cuarenta años y su salud no había mejorado: sufría severos problemas renales y su sistema cardiaco se debilitaba poco a poco debido a una afección congénita.
Por otro lado, la situación política de su país era cada vez más crítica, pues había sido muy afectado por la recién terminada primera guerra mundial. Vivían con lo indispensable y con la incertidumbre y el miedo de que estallase una nueva guerra.
Y justamente en esas terribles circunstancias, Emilia se dio cuenta de que nuevamente estaba embarazada. A pesar de que el acceso al aborto no era sencillo en esa época y en ese país tan pobre, existía la opción y no faltó quien se ofreciera para practicárselo.
Su edad y su salud hacían del embarazo un alto riesgo para su vida. Además su difícil condición de vida le hacía preguntarse: ¿qué mundo puedo ofrecer a este pequeño? ¿Un hogar miserable? ¿Un pueblo en guerra?. Emilia desconocía que sólo le quedaban diez años de vida a causa de sus problemas de salud.
Trágicamente, también Edmundo, el único hermano del bebé que esperaba, viviría sólo dos años más. Algunos años más tarde, estallaría la segunda guerra mundial, en la que el padre de la criatura que estaba por nacer también perdería la vida.
Emilia optó por darle la vida a su hijo, a quien puso el nombre de Karol.
Ese niño, ahora anciano, todavía vive, y cada vez que visita algún país y pasa por sus calles, millones de gargantas exaltadas le gritan: "Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo"...
Es la historia de como Dios había marcado que este niño cuyas perspectivas de vida aparentemente eran nulas, pero una vez mas Dios en su amor nos muestra, que si dejamos hacer a el su voluntad el decide y actúa acertadamente, Emilia, un ejemplo de madre que supo escuchar la voz de su corazón... la voz de Dios en su corazón, diciéndole "no temas yo estoy contigo".
Y así fue, gracias a la decisión correcta de Emilia, hoy nosotros podemos disfrutar de ese ser que es Karol Wojtyla, ese ser que es nuestro Papa, Juan Pablo II.
S.S. JUAN PABLO II
BIOGRAFÍA
Nació el 18 de Mayo de 1920 en Wadowice, sur de Polonia. Su familia estaba conformada por su padre Karol Wojtyla, un militar del ejército austro-húngaro, su madre, Emilia Kaczorowsky, una joven sileciana de origen lituano, y un hermano adolescente de nombre Edmund.
Los padres de Karol Wojtyla lo bautizaron a los pocos días de nacer en la Iglesia de Santa María de Wadowice. A los 9 años de edad recibió un duro golpe: el fallecimiento de su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde falleció su hermano y en 1941 murió su padre.
De joven, el futuro Pontífice mostró una gran inquietud por el teatro y las artes literarias polacas. Tanto, que aún en el colegio pensaba seriamente en la posibilidad de continuar estudios de filología y lingüística polaca, pero un encuentro con el Cardenal Sapieha durante una visita pastoral, le hizo considerar seriamente la posibilidad de seguir la vocación que tenía impresa -entonces aún sin develarse plenamente- en el corazón: el sacerdocio.
Al desatarse la segunda guerra mundial los alemanes cerraron todas las Universidades de Polonia con el objetivo de invadir no sólo el territorio sino también la cultura polaca. Frente a esta situación Karol Wojtyla con un grupo de jóvenes organizaron una Universidad clandestina en donde estudió filosofía, idiomas y literatura. Poco antes de decidir su ingreso al seminario, el joven Karol tuvo que trabajar arduamente como obrero en una cantera. Según relata el hoy Pontífice, esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor religioso de los trabajadores y los pobres.
En 1942 ingresó al Departamento teológico de la Universidad Jaguelloniana. Durante estos años tuvo que vivir oculto, junto con otros seminaristas, quienes fueron acogidos por el Cardenal de Cracovia.
El 1 de Noviembre de 1946, a la edad de 26 años, Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia y celebró su primera Misa en la Cripta de San Leonardo en la Catedral de Wavel. Al poco tiempo obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de ética en la Universidad Católica de Dublin y en la Universidad Estatal de Cracovia, donde interactuó con importantes representantes del pensamiento católico polaco, especialmente de la vertiente conocida como "tomismo lublinense".
El 23 de Setiembre de 1958 fue consagrado Obispo Auxiliar del Administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del Episcopado Polaco. Participó en el Concilio Vaticano II, donde participó activamente, especialmente en las comisiones responsables de elaborar la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium y la Constitución conciliar Gaudium et Spes. Durante estos años, el entonces Obispo Wojtyla combinaba la producción teológica con una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre.
El 13 de Enero de 1964 falleció Monseñor Baziak por lo que Mons. Wojtyla ocupa la sede de Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convierte a Cracovia en Arquidiócesis. Durante su labor como Arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.
En Mayo de 1967, a los 47 años de edad, el Arzobispo Wojtyla fue creado Cardenal por el Papa Pablo VI. En 1974 el nuevo Cardenal ordenó a 43 nuevos sacerdotes, en la ordenación sacerdotal más numerosa desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.
En 1978 muere el Papa Pablo VI y es elegido nuevo Papa el Cardenal Albino Luciani de 65 años quien tomó el nombre de Juan Pablo I. El "Papa de la Sonrisa", sin embargo, fallece a los 33 días de su nombramiento. El 15 de octubre de 1978, luego de un nuevo cónclave, el Cardenal polaco Karol Wojtyla es elegido como el sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de Octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II
La Virgen María, Madre de Jesús
Catequesis de Juan Pablo II
El rostro materno de María en los primeros siglos
Catequesis de Juan Pablo II (13-IX-95)
1. En la constitución Lumen gentium, el Concilio afirma que «los fieles unidos a Cristo, su Cabeza, en comunión con todos los santos, conviene también que veneren la memoria "ante todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo nuestro Dios y Señor"» (n. 52). La constitución conciliar utiliza los términos del canon romano de la misa, destacando así el hecho de que la fe en la maternidad divina de María está presente en el pensamiento cristiano ya desde los primeros siglos.
En la Iglesia naciente, a María se la recuerda con el título de Madre de Jesús. Es el mismo Lucas quien, en los Hechos de los Apóstoles, le atribuye este título, que, por lo demás, corresponde a cuanto se dice en los evangelios: «¿No es éste (...) el hijo de María?», se preguntan los habitantes de Nazaret, según el relato del evangelista san Marcos (6,3). «¿No se llama su madre María?», es la pregunta que refiere san Mateo (13,55).
2. A los ojos de los discípulos, congregados después de la Ascensión, el título de Madre de Jesús adquiere todo su significado. María es para ellos una persona única en su género: recibió la gracia singular de engendrar al Salvador de la humanidad, vivió mucho tiempo junto a él, y en el Calvario el Crucificado le pidió que ejerciera una nueva maternidad con respecto a su discípulo predilecto y, por medio de él, con relación a toda la Iglesia.
Para quienes creen en Jesús y lo siguen, Madre de Jesús es un título de honor y veneración, y lo seguirá siendo siempre en la vida y en la fe de la Iglesia. De modo particular, con este título los cristianos quieren afirmar que nadie puede referirse al origen de Jesús, sin reconocer el papel de la mujer que lo engendró en el Espíritu según la naturaleza humana. Su función materna afecta también al nacimiento y al desarrollo de la Iglesia. Los fieles, recordando el lugar que ocupa María en la vida de Jesús, descubren todos los días su presencia eficaz también en su propio itinerario espiritual.
3. Ya desde el comienzo, la Iglesia reconoció la maternidad virginal de María. Como permiten intuir los evangelios de la infancia, ya las primeras comunidades cristianas recogieron los recuerdos de María sobre las circunstancias misteriosas de la concepción y del nacimiento del Salvador. En particular, el relato de la Anunciación responde al deseo de los discípulos de conocer de modo más profundo los acontecimientos relacionados con los comienzos de la vida terrena de Cristo resucitado. En última instancia, María está en el origen de la revelación sobre el misterio de la concepción virginal por obra del Espíritu Santo.
Los primeros cristianos captaron inmediatamente la importancia significativa de esta verdad, que muestra el origen divino de Jesús, y la incluyeron entre las afirmaciones básicas de su fe. En realidad, Jesús, hijo de José según la ley, por una intervención extraordinaria del Espíritu Santo, en su humanidad es hijo únicamente de María, habiendo nacido sin intervención de hombre alguno.
Así, la virginidad de María adquiere un valor singular, pues arroja nueva luz sobre el nacimiento y el misterio de la filiación de Jesús, ya que la generación virginal es el signo de que Jesús tiene como padre a Dios mismo.
La maternidad virginal, reconocida y proclamada por la fe de los Padres, nunca jamás podrá separarse de la identidad de Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios, dado que nació de María, la Virgen, como profesamos en el símbolo niceno-constantinopolitano. María es la única virgen que es también madre. La extraordinaria presencia simultánea de estos dos dones en la persona de la joven de Nazaret impulsó a los cristianos a llamar a María sencillamente la Virgen, incluso cuando celebran su maternidad.
Así, la virginidad de María inaugura en la comunidad cristiana la difusión de la vida virginal, abrazada por los que el Señor ha llamado a ella. Esta vocación especial, que alcanza su cima en el ejemplo de Cristo, constituye para la Iglesia de todos los tiempos, que encuentra en María su inspiración y su modelo, una riqueza espiritual inconmensurable.
4. La afirmación: «Jesús nació de María, la Virgen», implica ya que en este acontecimiento se halla presente un misterio trascendente, que sólo puede hallar su expresión más completa en la verdad de la filiación divina de Jesús. A esta formulación central de la fe cristiana está estrechamente unida la verdad de la maternidad divina de María. En efecto, ella es Madre del Verbo encarnado, que es «Dios de Dios (...), Dios verdadero de Dios verdadero».
El título de Madre de Dios, ya testimoniado por Mateo en la fórmula equivalente de Madre del Emmanuel, Dios con nosotros (cf. Mt 1,23), se atribuyó explícitamente a María sólo después de una reflexión que duró alrededor de dos siglos. Son los cristianos del siglo III quienes, en Egipto, comienzan a invocar a María como Theotókos, Madre de Dios.
Con este título, que encuentra amplio eco en la devoción del pueblo cristiano, María aparece en la verdadera dimensión de su maternidad: es madre del Hijo de Dios, a quien engendró virginalmente según la naturaleza humana y educó con su amor materno, contribuyendo al crecimiento humano de la persona divina, que vino para transformar el destino de la humanidad.
5. De modo muy significativo, la más antigua plegaria a María (Sub tuum praesidium..., «Bajo tu amparo...») contiene la invocación: Theotókos, Madre de Dios. Este título no es fruto de una reflexión de los teólogos, sino de una intuición de fe del pueblo cristiano. Los que reconocen a Jesús como Dios se dirigen a María como Madre de Dios y esperan obtener su poderosa ayuda en las pruebas de la vida.
El concilio de Efeso, en el año 431, define el dogma de la maternidad divina, atribuyendo oficialmente a María el título de Theotókos, con referencia a la única persona de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Las tres expresiones con las que la Iglesia ha ilustrado a lo largo de los siglos su fe en la maternidad de María: Madre de Jesús, Madre virginal y Madre de Dios, manifiestan, por tanto, que la maternidad de María pertenece íntimamente al misterio de la Encarnación. Son afirmaciones doctrinales, relacionadas también con la piedad popular, que contribuyen a definir la identidad misma de Cristo.
(L´ Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 15-IX-95)
GRUTA DE LA NATIVIDAD
EL VIAJE A TIERRA SANTA
El Pontífice completó un ciclo como portador de un mensaje universal
A Juan Pablo II, que tantos países ha recorrido, sólo le quedaba pendiente visitar un lugar: la Jerusalén histórica, testigo del calvario y la muerte de Jesús. Ya esa deuda se saldó.
El Papa viajero, durante 21 años y 5 meses, subió y bajó las escalerillas de los aviones, celebró misa en todas las lenguas y ante multitudes de todas las razas besó el suelo de los cinco continentes. Como un apóstol más, cumplió al pie de la letra el mandato impartido por Jesucristo: "Id por el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación".
Juan Pablo II, gran amigo del pueblo judío
Con el calificativo de "gran amigo del pueblo judío y del Estado de Israel",se refirió el primer embajador israelí ante el Papa Juan Pablo II, durante la visita a Tierra Santa.
Muchos israelíes consideran que ésta es la visita más trascendente que recibió el Estado de Israel en sus 52 años de vida. Para la mayoría se trata de una figura bienvenida, a la que se admira y cuya presencia es asociada con la paz. Todos quedaron profundamente impresionados por su personalidad, en la que su fuerza interior es más poderosa que sus achaques físicos, que visiblemente lo afectan como si fuese una cruz invisible diseñada a la medida de su cuerpo.
La visita de Juan Pablo II marcó un antes y un después. Aún quienes se profesan agnósticos quedaron admirados por su testimonio y por su enérgica prédica a favor de la dignidad de toda persona.
El Papa quiso hacer de esta visita "histórica" un acontecimiento cargado de sentidos. Rezó por una renovación de la fe de todos los hijos de la Iglesia en el espíritu de las Bienaventuranzas; abogó en defensa de la familia contra las amenazas a su naturaleza, su estabilidad y su misión; promovió y llevó a cabo el diálogo interconfesional; defendió la vida y la vigencia de los derechos de todo ser humano; y predicó la paz y sus exigencias de justicia.
Un mensaje para todos
Consciente de la dimensión política de cada uno de sus pasos en esta suerte de territorio minado que es Medio Oriente, enfrentó cuestiones candentes, peleas y disputas con un discurso moral que fue mucho más allá de las reivindicaciones partidarias. En todo momento llamó a la paz, a la justicia, a la reconciliación, al diálogo y a la hermandad.
Como nunca antes, el mensaje universal que envió el líder espiritual de mil millones de católicos llegó a todos: a cristianos, a judíos y a musulmanes. Y nadie, pese a las diferencias de credos, a las rivalidades, a las desconfianzas y al desconocimiento, ha sido indiferente a su presencia.
A los israelíes les ofreció las cortesías protocolares que el Vaticano se abstuvo de presentar durante tanto tiempo al Estado judío y también su muestra de pesar histórico por el Holocausto.
A los palestinos les llevó públicamente un caluroso apoyo a sus aspiraciones políticas y expresó su conmiseración por la desdicha sin fin de los refugiados.
A la comunidad cristiana, una menguante minoría a ambos lados de la línea divisoria política, llevó palabras de fe y de aliento.
Fin de un viaje trascendente
Con un gesto extraordinario, que sorprendió al mundo entero, el Papa no sólo rezó en el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo, sino que también, en otro gesto de enorme trascendencia tanto política como religiosa, lo bendijo con la señal de la cruz.
Además colocó entre sus milenarios bloques de piedra un "fituch": papelito que, según la tradición, contiene pedidos, meditaciones y oraciones a Dios. En la carta, volvió a pedir perdón divino por los sufrimientos ocasionados "en el curso de la historia" al pueblo judío.
Juan Pablo II, el Papa que más hizo para impulsar y mejorar las turbulentas relaciones entre el cristianismo y el judaísmo, volvió a demostrar de esta forma su firme voluntad de reconciliación y paz: su gran objetivo en el tercer milenio.
El fue quien mucho hizo para ponerles fin a las tensiones entre católicos y judíos. Fue el primer Papa en rezar en una sinagoga, el primero en reconocer la omisión de los católicos, individualmente, por no desalentar el Holocausto, así como el primero en calificar el antisemitismo como un pecado "contrario a Dios y el Hombre".
Texto de la Carta dejada en el Muro de los Lamentos
"Dios de nuestros padres, habéis elegido a Abraham y a sus descendientes para llevar vuestro nombre a las naciones: estamos profundamente entristecidos por el comportamiento de aquellos que, en el curso de la historia, hicieron sufrir a vuestros hijos, y os pedimos vuestro perdón. Deseamos comprometernos en una auténtica fraternidad con el pueblo del Libro".
QUERIDOS AMIGOS DEL PORTAL DE SAN GABRIEL ARCÁNGEL, HEMOS DE ESTA MANERA REALIZADO UN BREVISIMO VIAJE POR LA VIDA DE NUESTRO SANTO PADRE, QUE TIENE MUCHÍSIMAS CONNOTACIONES ESPLÉNDIDAS, SUS VIAJES, SU PASTORAL, SU AMOR A MARIA LA MADRE DE CRISTO, SU ENTREGA TOTAL E INCONDICIONAL A DIOS NUESTRO PADRE, HACEN DE EL, UN SER ESPECIAL, MUCHOS SUCESORES DE PEDRO TUVIERON CARISMA EN DISTINTAS ÁREAS, PERO CREO COINCIDIRÁN CON NOSOTROS QUE ESTE SUCESOR DE PEDRO, ES ÚNICO, SU PASTORAL ES INTACHABLE, UNIÓ EL MUNDO ENTERO CON SUS VIAJES, LLEVANDO ESE AMOR PATERNO HACIA TODOS LOS RINCONES DE LA TIERRA, REALMENTE SU FORTALEZA ES UN EJEMPLO DE VIDA, CARTAS, ENCÍCLICAS, LIBROS Y MILES DE ESCRITOS SERÁN SU LEGADO PARA EL FUTURO DE NUESTRA IGLESIA, HACIENDO UN REPASO POR TODOS SUS AÑOS COMO SUMO PONTÍFICE, PODEMOS DECIR QUE NO QUEDAN DUDAS DE QUE TODO SU SER ES MOVIDO Y MOTIVADO POR EL ESPÍRITU SANTO, QUE SUS DONES ESTÁN EN EL. TE PIDO A TI AMIGO, AMIGA QUE ESTAS DE VISITA EN ESTA SECCIÓN QUE TE SUMES EN ORACIÓN JUNTO A NOSOTROS, EN ESTA ORACIÓN ESPECIAL QUE HEMOS ESCRITO PARA PEDIR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO, PARA QUE DIOS NUESTRO PADRE LE CONCEDA LAS FUERZAS SUFICIENTE PARA CONTINUAR CON ESTA LABOR EVANGELIZADORA.
ORACIÓN POR NUESTRO PAPA
DIOS, PADRE BUENO Y ETERNO, QUE ELEGISTE A TU SIERVO JUAN PABLO II PARA QUE CONDUZCA LA BARCA DE PEDRO, Y EN ELLA A TODAS LAS ALMAS QUE ESTAMOS EN ESA BARCA, INFUNDE EN EL LA FORTALEZA PARA CONTINUAR ADELANTE EN SU CAMINAR, LA SABIDURÍA, PARA QUE TOME LAS DECISIONES CORRECTAS, EL ENTENDIMIENTO, PARA LOGRAR ASÍ CUMPLIR TUS DESIGNIOS, EL CONSEJO PARA QUE COMO PADRE NOS CONDUZCA SIEMPRE POR ESTE CAMINO SEÑALADO, LA PIEDAD, ESA QUE BROTA DE SU SER, AUMÉNTALA, LA CIENCIA, PARA FORTALECERSE ESPIRITUALMENTE PARA CONTINUAR VISIBLE EN TU IGLESIA, EL TEMOR DE DIOS PARA QUE EN EL NOS LLEVE HACIA TI, POR EL CAMINO DE LA PERFECCIÓN, DIVINA TRINIDAD UN SOLO DIOS, CUAN ACERTADOS ESTUVISTEIS EN SEÑALAR A JUAN PABLO II COMO HOMBRE JUSTO PARA GUIARNOS, ASÍ MISMO PEDIMOS, QUE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO, DESCIENDAN SOBRE TODOS NOSOTROS PARA QUE SEPAMOS ACOMPAÑAR EN SU PASTORAL A NUESTRO PAPA, PARA QUE SIGUIENDO SU EJEMPLO, SEAMOS FIELES AMANTES DE TI, Y DE TU IGLESIA, HASTA QUE TU PADRE CREADOR NOS REÚNAS A TODOS TUS HIJOS QUE TE AMAMOS EN TU PATRIA CELESTIAL. AMEN
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