Informe Especial:
María en el Antiguo Testamento
María profetizada en el Antiguo Testamento
GÉNESIS 3:15
ISAÍAS 7:1-17
MIQUEAS 5:2-3
JEREMÍAS 31:22
Tipos proféticos de María en el Antiguo Testamento
SARA, MUJER DE UNA NUEVA ALIANZA
Lucas 1, 34 — [...] “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”
Aunque estén separadas por miles de años, tanto Sara como María viven en tiempos importantes de la historia. En ambos tiempos Dios establece una nueva alianza con su pueblo.
HANNA, MADRE DE SAMUEL, EJEMPLO DE FE
Después de recibir la bendición de Elí, Hanna creyó fielmente que Dios iba a responder a su oración. Le prometió a Dios que, si le daba un hijo, le consagraría al Señor para servirle de por vida. La respuesta a esa plegaria fue el profeta Samuel, el gran profeta-sacerdote de Israel que nació ese año. Hanna cumplió su promesa y cinco años después llevó a Samuel para que fuera criado por Elí, que era sacerdote de Dios en ese lugar.
La Canción de Hanna, se encuentra en el segundo capítulo del primer libro de Samuel. Este hermoso poema fue seguramente la inspiración para el Magnificat de María (Lucas 1, 46-55).
DÉBORA Y JAEL, VALIENTES SIERVAS DE DIOS
JUDIT LIBRA A ISRAEL DE SUS ENEMIGOS
LA REINA ESTER, INTERCESORA DEL PUEBLO DE DIOS
El tema de María como la Nueva Eva está prefigurado en esta historia. En la antigua corte de Persia, la Reina Vasti es desterrada debido a su desobediencia. Cuatro años más tarde, el Rey Asuero elige a Ester por esposa y reina, al hallar que es hermosa e inteligente. Vasti pareciera prefigurar a la primera Eva, así como María es prefigurada en Ester.
Salmo 45 Profecía sobre la Virgen María y su legado
olvida a tu pueblo y la casa de tu padre,
y el rey se prendará de tu belleza.
El es tu Señor, ¡Póstrate ante el!”
con el oro de Ofir.”
olvida a tu pueblo y la casa de tu padre,
y el rey se prendará de tu belleza.
El es tu Señor, ¡Postrate ante Él!”
va adentro, con vestidos en oro recamados.
Con sus brocados es llevada ante el Rey.”
donde Él son introducidas;
entre alborozo y regocijo avanzan,al entrar en el palacio del Rey.”
príncipes los harás por toda la tierra.”
por todas las generaciones,
y los pueblos te alaben por los siglos de los siglos!”
por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada,…” (Lc 1, 48)
El Rosario rezado con los Salmos
LOS MISTERIOS DEL ROSARIO Y SALMOS QUE NOS AYUDAN A PROFUNDIZARLOS
Si usted ora solo o tiene la responsabilidad y el don de dirigir el santo rosario, le damos un listado al inicio de salmos con los que puede acompañar y hacer las variaciones que el Espíritu le dicte como pertinentes para profundizar la meditación de los misterios que corresponden a ese día.
MISTERIOS GOZOSOS
Se llaman gozosos porque celebran el momento en que Dios viene hasta el hombre en manera la más cariñosa de todas las posibles. Contrarrestando la Soberbia del Maligno que tentó al primer hombre: Seréis como Dios, ahora es Dios en su segunda Persona que se entrega Niño en brazos de una mujer. Todavía hay espíritus rebeldes que no aceptan esta suprema muestra de amor y de ternura pero Jesús lo dirá: Yo soy la Puerta y si no os hacéis como niños, no entraréis al Reino (Jn 10,9 y Mt 18,3). Los niños junto con los cuidados que sus madres les brindan, son uno de los rostros de la vida de Dios. Es María, la primera que en suprema pureza y sencillez, con fe profunda, es capaz de aceptar y vivir, con plenitud, este rostro tierno y delicado de Dios. Meditemos cómo sucedió esto, ayudados de los salmos 8, 40 y 131 donde se palpa que no todo es gozo sino un batallar en la pobreza del destierro.
· Organizador o el encargado de anunciar este misterio
En este misterio la virgen Madre como toda mujer a la cual se le encomienda la misión de tener un hijo, como a todo hombre al que se le encomienda la vida y una misión en ella, siente ansiedades o alegría ante la nueva perspectiva, siente miedo de la nueva empresa o seguridad y gozo ante el nuevo camino que se abre. En los salmos encontramos estos sentimientos: Alegría y júbilo o angustia.
Padre con la Virgen Madre que ansiaba tener una misión en la vida exultamos de gozo con el salmo 34, (2-11) que nos recuerdan su Magníficat expresión de alegría de la elegida como Madre del Mesías: Bendeciré a Yahvé en todo tiempo, en mi boca su alabanza, en Yahvé se gloría mi alma, óiganlos los humildes y alégrense. Engrandeced a Yahvé conmigo. El pobre ha gritado y Yahvé lo ha oído y le salva de todas sus angustias. Acampa el ángel de Yahvé en torno a los que le temen. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el hombre que se cobija en Él. Los ricos quedan pobres y hambrientos mas los que buscan a Dios de ningún bien carecen.
El lector reza un padrenuestro y el avemaría:
Virgen madre, junto contigo nos entregamos a los designios de Dios, de Quien recibimos la vida, y decimos con el salmo 40:
Dichoso el hombre que pone su confianza en Dios y no es rebelde, ni anda tras la mentira. Oh Dios! Cuántas maravillas en tus designios con nosotros. No quieres sacrificios, no pides dádivas y por eso digo: Aquí estoy para hacer tu voluntad. Yo te divulgo Dios y proclamo públicamente mi fe en ti. No me avergüenzo de mi fe. Tú no contengas tus ternuras para mí y que tu verdad y tu amor constantes me guarden
El lector reza un avemaría
Por el temor natural de su misión de madres y ante la angustia que sentimos frente a la vida, oremos junto con todas las mujeres actualmente embarazadas diciendo las palabras del salmo 40, 13 y ss.
Dios mío, ven en mi ayuda, pues me envuelven desdichas y mis culpas me dan caza, no puedo ver claro y el corazón se me oprime pues me siento culpable. Yo pobre y desdichado, oh Señor, piensa en mí, Tú mi socorro y libertador
El lector reza un avemaría
(salmo18, 31-33) Yahvé mi luz y salvación, ¿a quién he de temer? Yahvé mi refugio, ¿por qué he de temblar? Cuando todos los malhechores me quieren devorar, aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro en mi Dios. Una cosa he pedido a Dios, una cosa estoy buscando, morar en la casa de Yahvé todos los días de mi vida para gustar su dulzura y cuidar su Templo. Él me dará cobijo en su cabaña, me esconderá en lo oculto de su tienda, sobre una roca me colocará.
Para que todas las niñas embarazadas sientan esta fe de Dios con ellas recemos: El lector reza el avemaría y Gloria al Padre.
Exultemos de alegría con estas dos mujeres y su fe profunda en Dios:
Virgen madre, que vas presurosa por los montes, te acompañamos en la alegría que participas a tu prima Isabel con el salmo (18,34-49) : Yahvé hace mis pies ligeros como de cierva y en las alturas me sostiene de pie, persigo a mis enemigos, los quebranto, sucumben bajo mis pies, me ciñes para el combate, exterminas a los que me odian, los machaco como polvo, como al barro los piso, me pones a la cabeza de las gentes, los pueblos que no conocía me sirven, los hijos de los extranjeros me adulan. Viva Yahvé, bendita mi roca, el Dios de mi salvación sea ensalzado. Tú me liberas de mis enemigos, me libras del hombre violento.
El lector o encargado reza el padrenuestro y el avemaría
· Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Al eco de tu canto de alegría Virgen presurosa por las montañas de Galilea exultamos de gozo contigo diciendo con el salmo (salmo 18,34-49): Gritad justos en honor a Yahvé, dad gracias con la cítara, cantadle un cántico nuevo: por su palabra fueron hechos los cielos. Él reúne las aguas del mar como en un odre. Ante Él todos tiemblan, pues habló, mandó y se hizo. Yahvé mira de lo alto y ve a todos los hijos de Adán, Él forma el corazón de cada uno y repara en todas sus acciones. Los ojos de Yahvé están sobre quienes le temen, sobre aquellos que esperan su amor para librar su alma de la muerte y sostener su vida en la penuria. Nuestra alma en Yahvé espera, Él es nuestro socorro y escudo. En Él se alegra nuestro corazón, y en su santo nombre confiamos.
El lector reza un avemaría
Virgen Madre, tú la humilde y sencilla, contigo la amada, expresamos la alegría de tu Magníficat, con el hermoso salmo 131:
No está inflado mi corazón, Dios mío, ni mis ojos son altaneros. No he tomado un camino de grandezas, ni de prodigios que me vienen anchos. Guardo lisa y silenciosa mi alma, y mi alma está como niño destetado en el regazo de la madre. Mi pueblo espera en Dios ahora y siempre.
Cantar llenos de alegría el Avemaría y decir Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio…
Virgen madre te acompañamos en tu angustia, pues después del viaje de tres días en estado de preñez, nadie te quiere recibir y al ver la dureza de los hombres ante tu estado oramos con fervor con el Salmo 4: Cuando clamo, respóndeme Dios mío, mi justiciero. En la angustia Tú me abres las salidas. Vosotros hombres duros de corazón, amantes de la mentira, que se rigen por apariencia y vanidad. Sabed que Dios me cuida en mi aparente pobreza. El me ha dado más alegría que cuanto vosotros abundáis en bienes.
Pidiendo por las mujeres embarazadas para que tengan fe que Dios las acompañará en su misión aunque a veces parezcan grandes las dificultades recemos el padrenuestro y el avemaría.
· Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Oh virgen tranquila al lograr tener a tu Hijo en la pobreza del pesebre: Ahora que oyes el canto de paz de los ángeles decimos con el mismo salmo 4: Me acuesto en paz y en seguida me duermo, pues Tú Yahvé eres mi refugio.
El lector reza un avemaría
Al nacer el Niño, al ver el hermoso regalo de un niño entre nosotros, participamos jubilosos con la Virgen Madre que lo tiene entre sus brazos, brillantes sus ojos de pureza y admiración. Decimos con el Salmo 8: Padre, quiero cantar tu nombre que se alza por encima de los cielos. Por boca de los niños, aún de los que maman, has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde. Veo la luna, las estrellas y los cielos y me pregunto: ¿qué es el hombre para que lo ames, lo cuides y lo hagas dueño de tus obras? Hermoso es tu nombre por toda la tierra.
Dios Niño entre nosotros te alabamos, te bendecimos por tu sencillez, por tu pureza por tu entrega tan cariñosa, tan hermosa a la criatura
El lector reza un avemaría
En el paraíso la soberbia del maligno tentó al hombre diciéndole: Seréis como Dios (Génesis 3,4), pero Dios ha derribado toda soberbia con la presencia de un Niño, por eso el Salmo 8 dice: Por boca de los niños, aún de los que maman, has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.
Repitamos el hermoso salmo 131: No está inflado mi corazón, Dios mío, ni mis ojos son altaneros. No he tomado un camino de grandezas, ni de prodigios que me vienen anchos. Guardo lisa y silenciosa mi alma, y mi alma está como niño destetado en el regazo de la madre. Mi pueblo espera en Dios ahora y siempre. Pidamos la sencillez y humildad de la Virgen Madre que lo tiene entre brazos para que podamos contemplar a Dios en los niños.
El lector reza el avemaría y Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Vivía entonces en Jerusalén, Simeón, hombre justo, y el Espíritu Santo le había revelado que antes de morir contemplaría al Mesías. Impulsado por el Espíritu fue al templo y al entrar los padres con el Niño, Simeón lo tomó y dijo: Deja Señor que este siervo muera en paz pues ya mis ojos contemplaron a tu Salvador. (Lucas 2,25)
Para meditar este misterio cuando La Virgen subía a la ciudad bulliciosa de Jerusalén, es muy hermoso el salmo 55(54). Sus frases nos muestran la ciudad que no quiere recibir a Dios, ni le importa la virgen madre que lo lleva y se siente aislada sin que nadie conozca el don que lleva en sus manos. Cuántas madres sienten la inmensidad de Dios en sus hijos pero las rodea el cerco estrecho de un mundo lleno de indiferencia ante el don que Dios les ha encomendado.
Salmo 55: Escucha, Padre mi oración, pues estoy agitada, y quisiera huír, tener alas de paloma para alejarme al desierto. Veo discordia y altercado en la ciudad, rondan día y noche por sus murallas, y dentro de ella veo iniquidad y malicia, y aún el que era mi conocido y amigo me es extraño. Está el mal entre ellos y van a la muerte, pero yo te invoco, y a la tarde, al amanecer y al mediodía, a todo momento me quejo y gimo para que me oigas. Y Tú me escuchas, reinas siempre y humillas a los que no quieren enmendarse, a los que andan sin temor de Dios, a los que violan sus promesas y mienten con palabras dulces, los hundes en la fosa pero yo confío en Ti
El lector reza el padre nuestro y el avemaría
Pidamos a Dios que abra nuestros ojos como a Simeón para poderlo contemplar ya en este mundo y que su percepción nos dé la paz para morir tranquilos. Salmo 146:
Yahvé abre los ojos a los ciegos, endereza a los encorvados, protege al forastero y sostiene a la viuda y al huérfano. Yahvé ama a los justos y tuerce el camino de los impíos. Yahvé reina por siempre, tu Dios de edad en edad.
El lector reza 3 avemarías y Gloria
· Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Su madre se le quejó: – Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo, angustiados, te hemos estado buscando. Jesús les contestó: Pero ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo estar en la Casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron el alcance de su respuesta. Con ellos regresó a Nazaret y les estaba sujeto. Su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón y Jesús crecía en edad, en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres. (Lucas 2,46 y siguientes)
Señora que buscas angustiada a tu Hijo, junto a ti Señora los que buscamos el rostro de Dios oramos
Salmo 42: Como jadea la cierva buscando el agua, así jadea mi alma en pos de Ti, Señor. Tiene mi alma sed de Dios. ¿Cuándo podré ver su rostro? Son mis lágrimas mi pan, de día y de noche, y me dicen: ¿Dónde está tu Dios?
El lector reza el padre nuestro y el avemaría
Acompañemos a La Virgen que no sabe qué rumbo tomar para buscar a su Hijo diciendo con el salmo 25: Muéstrame tus caminos, Yahvé enséñame tus sendas, guíame en tu verdad. Tú eres mi salvación y estoy esperando todo el día. Acuérdate de tu ternura y de tu amor que son de siempre. Tú eres bueno pues muestras a los pecadores el camino, conduces a los humildes, y a los pobres enseñas tus senderos. Todos tus caminos son amor y verdad para quien los guarda. Mis ojos están fijos en Ti que sacarás mis pies del cepo. Mírame y tenme piedad que estoy solo y desdichado, alivia los ahogos de mi corazón, y hazme salir de mis angustias. Inocencia y rectitud me amparen que en Ti espero.
El lector reza el avemaría
Todos los que buscamos a Dios decimos contigo María y con el salmo 63: Dios, tú mi Dios, yo te busco, sed de ti tiene mi alma, en pos de ti languidece mi alma. Como cuando en el santuario te veía, al contemplarte, pues tu amor es mejor que la vida, así quiero en mi vida bendecirte. Yo exulto a la sombra de tus alas. Mi alma se aprieta contra ti.
El lector reza un avemaría y canta otra con alegría de la madre que estrecha su hijo hallado y dice Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio… Oremos con aquellos que estén angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
MISTERIOS LUMINOSOS
No sabemos desde cuándo Jesús tuvo plena conciencia de ser el HIJO DE DIOS. Es una conciencia, que como en todo cristiano, se va madurando con el acontecer de la vida. En Jesús está vivencia tiene un matiz más profundo porque por naturaleza y no por adopción, es Hijo. Ya desde los doce años llamó : Mi Padre a Dios (Lc3,49), y dio muestras de conocer muy bien las Sagradas Escrituras donde El Espíritu Divino había escrito sobre el Hijo de Dios que iba a venir y que Él sabía por lo que le contaba su Madre, que se estaban cumpliendo. Ratos muy sublimes debió pasar La Sagrada Familia cuando juntos leían el Libro Sagrado, y a medida que La Madre comentaba lo que había acontecido en Belén y en el Templo, misterios gozosos que ya meditamos, el Niño les mostraba lo que al respecto se había escrito. Por eso se lee en Proverbios (8,30) tal como lo traduce la liturgia cuando celebra las fiestas de la virgen: Yo (La Sabiduría) era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia con la bola de la tierra, y gozaba con los hijos de los hombres. Y en otro lado: Ni una jota de lo escrito dejará de cumplirse (Mt5, 18). Pobre Madre, gozosa de La Sabiduría: Su Hijo, que no sospecha la tragedia del Calvario. Esa LUZ hogareña que no pudo ser apagada por la persecución de Herodes, ni por el destierro a Egipto, ni por las incidencias de la vida cotidiana como la pérdida del Niño en el templo, llegó a plena madurez y dejó el hogar para entregarse a los hombres. Es Juan, el Bautista, el primer hombre que oficialmente declara a Jesús como el Mesías. Tal vez ya María lo sabía. Esta manifestación pública de Jesús como Mesías, Dios con nosotros, iba a ser puesta a prueba por la incredulidad de los hombres como lo afirma el texto sagrado (Sabiduría 2,12ss): Tendamos lazos al justo que nos fastidia y se enfrenta a nuestro modo de obrar, al que se ufana de ser Hijo de Dios y lleva una vida distinta. Veamos si sus palabras son verdaderas, sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple, condenémosle a una muerte afrentosa pues según Él, Dios le asistirá. Pero antes de ser puesto a prueba por los hombres el Espíritu lo lleva al desierto para que los espíritus malignos lo tienten y sean testigos de su poder sobre ellos. Meditemos cómo Jesús es Dios con nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Los Misterios que vamos a meditar son los luminosos. Pero primero profesemos nuestra fe : Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra….etc.
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Pidamos que Jesús rija nuestra vida diciendo con el Salmista:
Salmo 72(71) Señor: Confía tu juicio a tu Ungido para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. Que Él defienda a los humildes de tu pueblo, socorra a los hijos del pobre. Que se postren ante Él los jefes de las naciones, que todos los pueblos le sirvan y le obedezcan, porque Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector.
El lector reza tres avemarías y Gloria al Padre, y al Hijo,….
Refiriéndonos a Jesús Nuestro intermediario para llegar al Padre digamos con el salmo:
Salmo 73(74) Yo siempre estaré contigo. Tú tomas mi mano derecha, me guías según tus planes y me llevas a un destino glorioso. ¿No te tengo a ti en el cielo? y contigo ¿qué me importa la tierra? Se consumen mi corazón y mi carne por Jesús, mi herencia perpetua. Para mí lo bueno es estar junto a Jesús, hacer del Señor mi refugio y contar todas sus acciones
El lector reza tres avemarías pidiendo que se haga la voluntad del Padre, así en la tierra como en el cielo, y dice Gloria al Padre, y al Hijo,….
Y les dio poder sobre los espíritus malos y les mandó que no llevasen nada para el viaje, fuera del bastón. Ni pan, ni provisiones, ni dinero (Marcos 6,8 y siguientes)
Jesús es cada vez más consciente de su pleno poder y reprocha con frecuencia la falta de fe de sus seguidores. Recordemos que con la presencia de Dios entre nosotros la angustia, la enfermedad, las necesidades materiales, y la misma muerte pueden ser asumidas en el poder de Aquel que tántas veces dijo a sus discípulos: No tengáis miedo (Lc5, 10; 12, 4 ,7). Estad alegres (Jn 16,20-24, 15,11)
Salmo 121: Levanto mis ojos a los montes. El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra. Tu guardián no duerme, no permitirá que tu pie resbale. El señor guarda tus entradas y tus salidas.
El lector reza el padrenuestro y el avemaría
Salmo 68(67) Se levanta Dios, que se dispersen sus enemigos. Bendito el Señor que cada día lleva nuestras cargas. El Señor nos hace escapar de la muerte. Es quien da fuerza y poder a su pueblo.
El lector entona tres avemarías y Gloria al Padre
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Jesús en este episodio demuestra que Él domina la esfera terrena y la esfera sobrenatural. Habla con Moisés que había muerto y con Elías arrebatado a los cielos en carro de fuego. Con sus milagros se muestra Rey y Señor de este mundo y de los espíritus rebeldes que expulsa. Pero su poder va más allá al comunicarse con los que lo habían anunciado y habían sido su figura en el Antiguo Testamento. Por eso decimos jubilosos con el salmo 66:
El lector reza el padrenuestro y tres avemarías pidiendo que nuestra fe en Jesús sea cada vez más fuerte.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
¿Seréis capaces de beber el cáliz que he de beber ? (Mateo 20,23)
Jesús llegado a plenitud, en plena identidad con el Padre, todo lo domina. En los evangelios, ante todo en el de San Juan, se nota tenso pero lleno de júbilo porque va a ser sometido a la máxima prueba. Sabe que sus discípulos no resistirán: heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas (Mr 14,27). Pero volverán a Él. En una ceremonia sencilla y llena de significado nos invita a recibir plenamente su misterio: ¿Seréis capaces de beber el cáliz que he de beber? (Mt20, 23). El sacrificio que va a realizar se condensa en esta ceremonia tan simple. Como explica Juan Pablo II en la carta encíclica Ecclesia de Eucharistia 3, 5, 10, 11, 30, la celebración eucarística, no se puede confundir con una mera celebración de la palabra. Sólo se entiende dentro del Triduo Pascual: Cena del jueves, Crucifixión el viernes y Resurrección al amanecer del sábado, Sacrificio pleno de Cristo que se repite y está en manos de los sacerdotes y su Iglesia y en el cual Jesús prolongando su sacrificio presenta continuamente al Padre los dolores, angustias de la Iglesia Itinerante o sea de los que cada día toman su cruz y completan en sí lo que falta a las tribulaciones de Cristo (Col 2,4). Cuando Jesús invita a comulgar con Él, nos invita a su sacrificio y a la fe profunda que nuestra muerte diaria está unida a la del que venció la muerte en La Cruz, signo inconfundible del Cristianismo en el que toma pleno sentido el dolor y la muerte por la que debemos pasar junto con Jesús. Digamos con el salmista:
Salmo 30 (29): Yo te ensalzo, Padre, porque me has levantado, tú has sacado mi alma del seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa. No permitiste que los enemigos se burlaran de mí
El lector reza el Padrenuestro y el avemaría
Recordemos el sacrificio de Jesús descrito en el solemne salmo 89 (88), 39ss. Mas con todo has rechazado y despreciado a tu Ungido, rompiste la alianza con tu Siervo, has abreviado los días de su juventud y le has cubierto de ignominia. ¿Hasta cuándo Yahvé te esconderás? ¿Dónde están tus primeros amores que juraste a David por tu fidelidad? Llevo en mi seno todos los ultrajes de los pueblos. Bendito sea Yahvé por siempre. Amén. Amén.
El lector reza tres avemarías y Gloria al Padre, y pide que sin temor a ninguna prueba sigamos al Maestro tomando su cáliz con alegría y venciendo la muerte como Él.
Oremos por los más angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
Pidiendo por los peregrinos y el Papa, recemos La Salve
MISTERIOS DOLOROSOS
Los sentimientos que Jesús tuvo en los momentos de su máxima prueba, están expresados en muchos salmos. La Virgen Madre y Jesús conocían perfectamente los salmos, himnos antiquísimos que El Divino Espíritu regaló al pueblo para que expresara sus sentimientos delante de Dios según fueran las vicisitudes diarias. Vamos a meditar los misterios dolorosos apoyados con las palabras de algunos salmos que expresan lo que estaba Jesús viviendo en ese momento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Los Misterios que vamos a meditar son los dolorosos. Pero primero profesemos nuestra fe : Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra….etc.
Y sumido en angustia, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración vino donde sus discípulos y los encontró dormidos por la tristeza. Les dijo: ¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación (Lucas 22, 44-47)
Jesús junto a tu angustia colocamos, la angustia de los que sufren la guerra, la drogadicción, el desempleo, la soledad, el sin sentido de la vida, los encadenados por un vicio, las madres que sufren por sus hijos y unidos a tu plegaria, decimos con el salmo 69, 2:
Dios mío, sálvame que me llega el agua al cuello y me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie.
El lector reza el padre nuestro y el avemaría
Salmo 69, 4: Estoy agotado de gritar y se me nublan los ojos de tánto aguardar a mi Dios
El lector reza el avemaría.
Pidamos fortaleza para aquellos que están siendo probados y que en estos momentos estén participando de las angustias de nuestro hermano Jesús: decimos con el salmo 69, 6:
Dios mío, Tú conoces mi debilidad, no se te ocultan los hechos de mi vida, que por mi causa no queden defraudados los que esperan en Ti. Yo soy un pobre mal herido, respóndeme con la bondad de tu gracia.
El lector reza el avemaría
Oigamos estas hermosas palabras de triunfo con que acaba el mismo salmo 69,31-37 dando gracias a Dios por aquellos que superan sus pruebas:
Alabaré el nombre de Dios con cantos pues el Señor escucha a sus pobres. Alábenlo el cielo y la tierra las aguas y cuanto bulle en ellas.
Cantar el avemaría y al final se dice:
Por la angustia de Jesús y la fuerza con que la superó: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.
Oremos por los más angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Tomó entonces Pilatos a Jesús y mandó a azotarle (Juan 19,1)
En el salmo 35,11ss el Divino Espíritu nos enseña a orar en momentos como los que Jesús está pasando en su flagelación:
Testigos falsos se levantan. Me hacen preguntas de lo que nada sé. Se me paga mal por bien. Mi alma está desolada. Ellos se ríen, se reúnen contra mí, desgarran sin descanso. Burla tras burla, rechinando sus dientes contra mí. Oh Señor: ¿hasta cuándo te quedarás mirando? Señor, no te estés mudo, no te estés lejos de mí. Despiértate, levántate a mi juicio.
Señor: regálanos tu silencio, tu paciencia, tu perdón cuando nos encontremos burlados como tú. Regálanos esos hermosos sentimientos que dirigías a tu Padre, cuando nos sintamos aporreados por la vida.
El lector reza el padre nuestro y el avemaría
Salmo 59, 2, 3: Líbrame de mis enemigos, Dios mío, de mis agresores protégeme, líbrame de los agentes del mal, de los hombres sanguinarios sálvame
El lector reza el avemaría
Salmo 62, 2, 5, 11: En Dios sólo el descanso de mi alma, de él viene mi salvación. Hasta cuándo atacaréis a un solo hombre. Doblez sólo proyectan. Su placer es seducir. Con mentira en la boca bendicen, y por dentro maldicen. En Dios solo descansa alma mía. No os fiéis de la opresión, no os ilusionéis con la rapiña, no apeguéis el corazón a las riquezas cuando aumenten que de Dios es la fuerza y suyo el amor.
El lector canta el avemaría y reza Gloria al Padre. Oremos por los más angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Cantar un avemaría y rezar Gloria. Oremos por los más angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Si quiere seguirme: Tome su cruz cada día y sígame (Lucas 9,23) Y llevando Él mismo su cruz a cuestas fue caminando hacia el sitio llamado el Calvario. (Juan 19,17)
En el camino diario de la vida decimos con el salmo 142, 2 ss: A Yahvé mi clamor imploro, ante Él derramo mi lamento y expongo mi angustia: Tú conoces mi sendero, el camino por donde voy lleno de lazos. Nadie me conoce, nadie que cuide mi alma. A Ti clamo y te digo: Eres mi refugio, mi porción entre los vivos. Atiende mi clamor porque estoy abatido, saca mi alma de la cárcel te daré gracias y todos los justos se alegrarán por tu favor para conmigo
El lector reza el padrenuestro y el avemaría
Digamos con todos los que están siendo probados las palabras del salmo 3,2-4: Padre, cuán numerosos son mis adversarios, cuántos los que dicen: No hay salvación para Él en Dios. Pero, Tú, mi Dios, me ciñes, realzas mi cabeza. El lector reza el avemaría
Acompañemos con el salmo 143,7 ss a aquellos cuya cruz se les vuelve muy pesada: Respóndeme pronto Yahvé que el aliento me falta, no me escondas tu rostro pues estoy bajando a la fosa. Haz que sienta tu amor en la mañana, dame a conocer el camino a seguir, a ti acudo para que me enseñes porque tú eres mi Dios. Tu divino Espíritu me guíe y en ti me darás vida, por tu justicia sacarás mi alma de la angustia y por tu amor aniquilarás a los enemigos de mi alma. Yo soy tu servidor.
El lector reza el avemaría
Vamos a cantar la última avemaría con júbilo por aquellos que como Jesús llevan su cruz y animan a los demás a llevarla como lo hizo Él : Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras pues si así se trata a la leña verde,¿ cómo será con la seca ? (Lc23,28 y siguientes)
Cantar el avemaría y rezar Gloria al Padre Oremos por los más angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Con Jesús y con todos aquellos que están pasando momentos muy difíciles, decimos estas palabras del salmo 22: Padre, ¿por qué nos has desamparado? De día clamamos y no nos respondes, y en la noche solo silencio. Somos como gusanos y no como hombres. Somos burla y mofa y nos dicen: Confían en Dios, que Dios los salve. Pero nosotros acudimos a Ti, pues Tú nos sacaste del vientre materno, nos confiaste a los pechos de nuestras madres. Desde el vientre de nuestras madres eres nuestro Dios. No andes por lo tanto lejos de nosotros que la angustia nos cerca. Te alabaremos porque no has desdeñado nuestra miseria, has oído nuestro clamor y nuestra alma vivirá para Ti.
El lector rezar el padrenuestro y el avemaría
Vamos pues a orar con el salmo 31: En ti Yahvé me cobijo, no sea confundido jamás, sé para mí roca de refugio. En tus manos encomiendo mi espíritu, pues tú me rescatas. Tú que has conocido mi miseria, y has conocido la angustia de mi alma. Tenme piedad pues sufro angustia, sucumbe mi vigor y soy espanto para mis familiares
El lector reza el avemaría
El lector reza el avemaría
Vamos a cantar la última avemaría después de leer el triunfo de Jesús en su prueba más dolorosa según lo narra el salmo 30 (29), 2-6:
Yo te ensalzo, Padre porque me has levantado, Tú has sacado mi alma del Seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa. No permitiste que los enemigos se burlaran de mí pues clamé a ti y me sanaste. De un instante es tu cólera, de toda una vida tu favor. Salmodiad a Yahvé los que le amáis.
Cantar el avemaría y rezar Gloria Oremos por los más angustiados: Oh Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a las almas ante todo a las más necesitadas de tu divina misericordia
Por el Papa y la iglesia peregrina recemos La Salve
MISTERIOS GLORIOSOS
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Los Misterios que vamos a meditar son los gloriosos. Pero primero profesemos nuestra fe : Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra….etc.
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Vio a Jesús y no lo reconoció y creyendo que era el jardinero, le dijo : Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo iré por él. Jesús la llamó: María. Ella lo reconoció y exclamó en arameo: Rabbuni, esto es: Maestro. Jesús le indicó: déjame por ahora, ya que aún no he subido al Padre. Vete mas bien a llevar este mensaje a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. (Juan 20, 14 y siguientes)
Con Cristo triunfante de la muerte y el salmo 30 (29), decimos: Yo te ensalzo, Padre, porque me has levantado, tú has sacado mi alma del seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa. No permitiste que los enemigos se burlaran de mí pues clamé a ti y me sanaste. Yo en mi paz decía: No vacilaré pero retiraste tu rostro y quedé conturbado. De un instante es tu cólera, de toda una vida tu favor. Salmodiad a Yahvé los que le amáis.
El lector reza un Padre nuestro y tres avemarías
Con la fe que participaremos de este Cristo que entregamos a la iglesia triunfante, repetimos con tu salmo 18 (17), 2-7 lo que vivieron Jesús y su madre cuando eran peregrinos como nosotros:
Yo te amo Yahvé mi fortaleza, mi roca, mi baluarte que me has salvado de la violencia. Mi escudo, mi cuerno de salvación, mi altura inexpugnable, mi refugio. Invoco tu nombre y quedo a salvo de mis enemigos. Las olas de la muerte me envolvían, los lazos del seol me rodeaban, delante de mí había trampas de muerte. Clamé a Yahvé en mi angustia y escuchó mi voz desde su templo. La tierra fue sacudida y vaciló. Retemblaron las bases de los montes
Cantar exultantes el avemaría y luego decir:
Por los misterios que acabamos de meditar y las divinas palabras que lo contienen digamos: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen
Los once discípulos se encaminaron a Galilea, a la montaña que Jesús les había señalado, y allí al verlo, lo adoraron. Pero algunos dudaron: Jesús entonces declaró a sus discípulos: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues a hacer discípulos míos a todos los pueblos. Bautizadlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñadles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28,16 y siguientes)
Para celebrar tu ascensión a los cielos decimos con el salmo 24 (23)
¿Quién subirá al monte de Yahvé? ¿Quién podrá estar en su recinto santo? El de manos inocentes y puro corazón. El que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura. Puertas levantad vuestros dinteles, alzaos puertas eternas para que entre el Rey de la gloria. ¿Quién es el rey de la gloria?, Yahvé, el fuerte, el valiente, Yahvé, valiente en la batalla. Puertas levantad vuestros dinteles, alzaos puertas eternas.
El lector entona el Padrenuestro y el avemaría
Como iglesia peregrina que sólo en fe conocemos tu triunfo, exultamos junto a ti con las maravillas que proclama el salmo 19:
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama su grandeza. El día al día comunica su mensaje, la noche a la noche transmite su noticia. Por toda la tierra se adivinan sus rasgos. En el mar construyó una tienda para el sol y sale como un atleta a correr su carrera, jubiloso como esposo recién levantado de su cama. Sean gratos ante ti el susurro de mis palabras y el latir sin tregua de mi corazón
El lector reza el avemaría
Te doy gracias Yahvé de todo corazón. Cantaré tus maravillas, quiero alegrarme y exultar en ti. Mis enemigos retroceden, perecen delante de tu rostro. Has borrado su nombre para siempre. Pero Yahvé se sienta para siempre, es refugio para el oprimido, ciudad fortificada en tiempos de angustia. En Ti confíen los que saben tu nombre, pues Tú, Yahvé, no abandonas a los que te buscan. Ten piedad de mí, mira mi aflicción. Tú eres el que me recobras de las puertas de la muerte para que yo cuente gozoso tu salvación. Van los impíos al seol, los que se olvidan de Dios a la muerte. Pero el pobre no quedará olvidado, nunca perderá la esperanza, el desdichado.
Cantar exultantes el avemaría y decir Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio…
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Ven creador Espíritu de los tuyos la mente a visitar, a encender en tu amor los corazones que de la nada te gustó crear. Dios te salve María etc.
Tú, promesa magnífica del Padre que el torpe labio vienes a soltar, con tu luz ilumina los sentidos, los afectos inflama con tu amor. Dios te salve María etc.
Con tu fuerza invencible fortifica la corpórea flaqueza y corrupción. Dios te salve María etc.
Lejos expulsa al pérfido enemigo. Danos pronto tu paz. Dios te salve María etc.
Siendo Tú nuestro guía toda culpa logremos evitar. Dios te salve María etc.
Dénos tu influjo conocer al Padre. Dénos también al Hijo conocer y en Ti, del Uno y Otro, Santo Espíritu creer. Dios te salve María etc.
Lava todo lo manchado, riega lo que es árido, sana lo que sufrió golpe mortal, doblega lo que es rígido, calienta lo que es gélido, lo descarriado ven a gobernar. Dios te salve María etc. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio etc.
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
¿Quién es Ésta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla ? (Cantar de los Cantares 6, 10 y siguientes)
Virgen madre con el salmo 45, 11 ss decimos:
Hija, mira y a mí tu oído inclina, deja el amor de tu padre y nación, que el Rey está prendado de tu esplendor. Él es tu dueño, pon tu alma en sus manos que los pueblos vendrán con dones soberanos y los poderosos esperan de ti su favor. La Hija del rey va radiante de gloria, recamada de oro y entre brocados es llevada al Rey. Tras ella va un coro de vírgenes doncellas, danzando alegres, primorosas y bellas. Los pueblos todos honrarán tu historia.
El lector reza el padrenuestro y el avemaría
Con el salmo 18, 21-28 digamos: Yahvé me recompensa conforme a mi justicia, me paga conforme a la pureza de mis manos, porque he guardado sus caminos, he sido ante Él irreprochable. Yahvé es piadoso con el piadoso, intachable con el que no tiene tacha, con el puro es puro y con el ladino es sagaz. Yahvé salva al humilde y abate a los altaneros. Virgen Madre, alégranos junto a ti.
El lector reza el avemaría
Virgen madre que entras a la gloria decimos con el salmo 16, 5 ss:
Yahvé la parte de mi herencia, me asignas un recinto de delicias, mi heredad es primorosa para mí. Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa, pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa. Me enseñarás el camino de la vida, hartura de goces delante de tu rostro, a tu derecha delicias para siempre.
Cantar jubilosos un avemaría y luego decir:
Llenos de gozo por tu alegría decimos al que te colmó de bienes:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio etc.
• Organizador o el encargado de anunciar este misterio
Un gran portento apareció en el cielo: Una mujer, cubierta por el sol, apoyadas sus plantas en la luna, coronada su sien con doce estrellas… dio a luz un varón… y a la mujer le fueron concedidas dos alas de águila potente para emprender el vuelo a su refugio en el desierto. (Apocalipsis 12, 1 – 5, y 14).
Contigo Virgen Madre, después del Cristo, la más sencilla, la de ojos claros y limpios como los del Niño que tuviste en los brazos, la desapercibida, la obediente como el Hijo, la casta sin concupiscencias, la del perdón y la angustia como el Cristo postrado, la del amor y comprensión a toda criatura con generosidad sin límites junto a tu Hijo en la cruz, te proclamamos reina y decimos con el hermoso salmo 103 que con frecuencia orabas:
Bendice, alma mía, al Señor, no olvides sus muchos beneficios. El perdona todas tus culpas, cura tus dolencias, rescata tu vida de la fosa. Te colma de amor y ternura. Otorga el derecho a los oprimidos, señaló el camino a Moisés, es tardo a la cólera y lleno de amor. No guarda rencor, aleja de nosotros nuestras rebeldías. Es tierno como un padre con sus hijos y sabe de qué estamos plasmados, se acuerda que somos polvo. El hombre pasa como flor del campo, como un soplo ya no existe. Pero el amor de Dios es de siempre y para siempre para los que le temen. Bendigamos a Dios en todas sus obras y en todos los lugares.
El lector reza el Padre nuestro y el avemaría
Desde siempre reina porque estabas junto al Rey y le decías entregada con el salmo 23:
Eres mi Pastor, nada me falta, me apacientas con frescura y reposo en tu agua fresca. Me guías con justicia y no me dejas caer por amor a tu nombre. Aunque caminé por valle tenebroso, nunca tuve miedo pues Tú estabas junto a mí
El lector reza el avemaría
El monte Sion se regocija, exultan las hijas de Judá a causa de tus juicios. Andad por Sion, corred en torno de ella, enumerad sus torres, recorred sus palacios para contar a la edad venidera que así es Dios, nuestro Dios por los siglos de los siglos, Áquel que nos conduce.
Cantar el avemaría con júbilo
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio….
Fuente: http://www.elrosarioylossalmos.net/
Divino Espíritu, reconocemos que Tú eres el que alienta toda vida y te manifiestas de múltiples maneras en la creación. Reconociéndote en nuestras manos, en nuestro latir, en nuestra voz, en la fuerza de nuestros brazos, exultamos sin temor con todas las maravillas que proclama tu salmo 29.
El Dios de la gloria truena, es Yahvé sobre las inmensas aguas. Voz de Yahvé con fuerza. Es Yahvé que desgaja los cedros. Voz de Yahvé que afila llamaradas. Voz de Yahvé que sacude desiertos que estremece encinas. Yahvé da el poder a su pueblo, bendice a su pueblo con la paz
El lector reza el padrenuestro y el avemaríaY desnudándole le cubrieron con un manto de grana. Entretejieron una corona de espinas. Se la pusieron sobre la cabeza y una caña por cetro en su mano derecha. Y con la rodilla doblada en tierra, le escarnecían diciendo: Dios te salve Rey de los judíos. (Mateo 27,28)
Al ver al Cristo en esta hermosa figura, tan deplorable, vestido de loco, nuestro hermoso Dios humilde, manso, humillado podemos decir con el salmo 44, 12ss:
Como ovejas de matadero nos entregas, nos haces objeto de burla, gritos de insulto y de blasfemia, odio y venganza. Nos llegó todo esto sin haberte olvidado, nos cubres con la sombra de la muerte sin haber traicionado tu alianza. ¿Es que no te das cuenta Padre de nuestra situación? Por Ti se nos mata cada día, se nos trata como ovejas de matadero. Despierta ya. ¿Por qué duermes? ¿Por qué ocultas tu rostro? Nuestra alma está hundida en el polvo. Rescátanos por tu amor.
El lector reza el padrenuestro y el avemaríaY como faltara el vino, le dice su Madre: No tienen vino. Jesús le responde: Qué tengo que ver contigo. Mi hora no ha llegado. La Madre indicó a los que servían: Haced lo que Él os diga. (Jn 2,5)
Este pasaje nos manifiesta que aunque todo está escrito y Ni una jota de lo escrito dejará de cumplirse (Mt5, 18), podemos precipitar la llegada del Reino a nosotros, así como María precipitó la hora de Jesús, y como lo dice Pedro en su segunda carta: Esperad y apresurad el día de la Venida del Señor, viviendo en paz y siendo inmaculados e irreprochables (2P3, 12,14).
Reconozcamos a Jesús de tal forma que en nosotros se precipite su plena manifestación.
El lector reza el padrenuestro y el avemaríaY desde el cielo resonó esta voz: Este es mi Hijo, muy Amado. Escuchadle. (Lucas 3,20)
A medida que rezamos el padrenuestro y el avemaría, reconozcamos a Jesús como el anunciado por las Escrituras prefigurado por David según estas palabras del Salmo 89.
Salmo 89 (88), 21 y siguientes: He ungido con óleo santo a mi siervo David. Mi mano será firme para él, también mi brazo le hará fuerte. No le ha de sorprender el enemigo, el hijo de iniquidad no le oprimirá. Yo aplastaré sus adversarios ante él. Heriré a los que le odian. Mi lealtad y mi amor irán con él, por mi nombre se exultará su cuerno, pondré su mano sobre el mar, sobre los ríos sus derecha. Él me invocará: Tú, mi Padre y yo haré de Él mi primogénito.
El lector reza el padrenuestro y el avemaría
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