Celebramos que el sepulcro donde lo enterramos está vacío.
Celebramos que lo que antes hablaba de muerto, hoy huele a vida.
Celebramos que el que dábamos por perdido, se nos aparece vivo.
Celebramos que el que nos había desilusionado, ahora es compañero de
camino. Celebramos que el que creíamos había fracasado, ahora lo vemos triunfante. Pero la Resurrección no es algo que hemos visto, sino algo que experimentamos.
El hecho de resucitar no tiene testigos, pero sí testigos de que ha resucitado.
Yo no estaba allí presente, pero debo hacerle presente a El en mi vida.
Por eso, más que explicaciones, la Resurrección necesita de testimonios.
Esta mañana yo estoy llamado a gritar que es cierto, que “lo he visto”
Esta mañana yo estoy llamado a decir, no como El “vean mis manos”, sino “vean mi vida”.
Porque antes yo era esclavo de mí mismo y ahora soy libre.
Porque antes todo lo veía negro y ahora lo veo luminoso.
Porque antes todo me parecía imposible y ahora todo lo veo posible.
Porque antes me sentía a gusto con lo que era y ahora me siento nuevo.
Porque antes pensaba como todos y ahora pienso como Dios.
Porque antes le buscaba entre los muertos y ahora le reconozco entre los vivos.
Porque antes pensaba que las cosas tenían que ser así y ahora pienso pueden ser distintas.
Porque antes te veía como lejano y ahora te siento como a mi prójimo.
Porque antes pensaba que podía aprovecharme de ti y ahora siento que debo servirte.
Porque antes me encerraba en mi egoísmo y ahora siento que me debo a ti.
Porque antes sentía que las cosas eran mías y ahora siento que debo compartirlas.
Porque antes me sentía individualista y ahora me siento comunidad.
Porque antes sentía que la muerte era lo último y ahora siento que lo último es la vida.
Porque antes sentía el vacío de mi corazón y ahora te siento a ti dentro de mí.
Porque antes necesitaba razones para creer en ti y ahora me basta tu experiencia.
Porque antes creía que el mundo tenía la razón y ahora veo que la razón la tiene Dios.
Porque antes me sentía a gusto con mi pecado y ahora siento el gozo de tu gracia.
Porque antes veía el mundo como un montón de gente y ahora siento somos una comunidad de hermanos.
Porque antes pensaba en la gente y ahora siento que debo amarla.
Porque antes estaba cerrado y ahora tú me has abierto al mundo entero.
Sé que he resucitado porque la noche de mi vida también se ha convertido en un nuevo amanecer.
Hoy no soy el de ayer.
Hoy me siento nuevo, resucitado en el Resucitado.
Ayer sentía la tristeza de tu muerte, y hoy siento la alegría de tu nueva vida.
Hoy puedo cantar con gozo en mi corazón “Resucitó, aleluya”. “Resucité, aleluya”.
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