Paré al muchacho, y le dije:
¿Qué llevas ahí?
-Él contestó:
Son algunos pájaros viejos, voy a llevarlos a casa y a divertirme con ellos.
Voy a fastidiarles un poco y les voy a ir arrancando las plumas una a una para que se asusten.
¡Me lo voy a pasar en grande!
-Pero más pronto o más tarde te vas a aburrir de esos pájaros, y entonces -le dije- ¿qué harás con ellos?
Se los daré a los gatos. A los gatos les gustan los pájaros.
Guardé silencio por un momento, y después le dije:
¿Cuánto dinero quieres por esos pájaros, hijo?
-El muchacho extrañado, preguntó:
¿Y por qué los quiere usted, señor? Son simples pájaros silvestres y además viejos, no cantan y no son bonitos -exclamó el joven.
¿Cuánto pides -insistió el sacerdote.
El muchacho miró de arriba a abajo al sacerdote, como si estuviera loco, y le dijo:
Te los vendo por un billete de 20 rands.
El sacerdote echó mano a su cartera y sacó un billete de 20, depositándolo en la mano del joven.
En un santiamén el muchacho desapareció.
El sacerdote cogió la jaula y gentilmente la llevó al final de un callejón donde había un árbol y un lugar con hierba. Posando en el suelo la jaula, abrió la portezuela de la misma, y moviendo suavemente las barras, persuadió a los pájaros para que salieran y quedaran libres.
Así -decía el sacerdote- se explica el por qué de esta jaula que está aquí junto al altar.
Pero el sacerdote continuó contando la siguiente historia:
Un día Satanás y Jesús mantuvieron una conversación.
Satanás acababa de salir del Edén y estaba fanfarroneando y lleno de jactancia:
-¡Sí Señor! Acabo de coger aquí abajo a todo un mundo lleno de gente, les puse una trampa utilizando mi cebo al que yo sabía no podían resistir, y los cogí a todos.
-Preguntó Jesús:
¿Y qué vas a hacer ahora con ellos?
-Satanás añadió:
¡Me lo voy a pasar bien con ellos!
Les voy a enseñar cómo casarse y cómo divorciarse.
Cómo odiar y abusar de los demás.
Cómo beber, fumar y jurar sin medida.
Les voy a enseñar a fabricar armas, bombas...,para que se maten unos a otros.
¡Me lo voy a pasar en grande con ellos!
-Preguntó después Jesús:
Y cuando hagas todo eso ¿qué piensas hacer más?
-Satanás miró con orgullo y dijo:
¡Les aniquilaré!
-Preguntó entonces Jesús:
¿Cuánto quieres por ellos?
-Satanás intervino diciendo:
¡Jo, tú no quieres a esa gente , no tienen nada de bueno, les vas a coger y luego te van a odiar, te van a escupir, maldecir, te van a matar. ¡Venga, olvídate de ellos!
-¿Cuánto pides?-preguntó de nuevo Jesús.
¡Todas tus Lágrimas y toda tu Sangre!
-A lo que Jesús dijo:
¡Trato hecho!
Y pagó el precio acordado.
El sacerdote cogió la jaula, bajó del altar y se alejó".
Nuestro Señor Jesucristo ha muerto para darnos la salvación.
Ha derramado su Sangre preciosa por cada uno de nosotros.
Su Sangre es el bálsamo que cura nuestras heridas.
De la Cruz resurge para nosotros la Vida.
Y por esto es necesario que entendamos la proposición que el mismo Jesús nos hace a todos:
"Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salve por Él".
Es la salvación lo que Cristo viene a ofrecernos. Es el descubrir que todo lo perecedero se va de entre nuestras manos; por ello es hermoso poder confesar nuestros pecados y sentir como un bálsamo la Palabra que nos inunda de misericordia y nos vuelve a poner en camino. Sólo quien ha sentido la ternura del abrazo del Padre, puede transmitirla.
Por eso nos llenamos de Paz cuando escuchamos las palabras de Jesús.
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