Hoy Sábado de Pasión, vispera del Domingo de Ramos y principiando la Semana Grande, la Semana Mayor, nuestra Semana Santa.
Hoy es un día transido de dolor y sufrimiento de Jesús:
Acosado por escribas, fariseos y sumos sacerdotes.
Traicionado por uno de sus discípulos.
Negado por otro.
Y finalmente apresado, torturado y condenado a morir en la Cruz.
María, Nuestra Señora de los Dolores, sigue siendo siempre la MADRE, el auxilio de todos y para todos.
Y es la MADRE, sobre todo, en esos momentos, en esas visitas duras de la prueba, del dolor e incluso de la muerte, cuando se nos tambalean los cimientos de la existencia y nos hacemos preguntas que no le encontramos a veces respuestas.
En esos momentos es precisamente la Virgen, el auxilio, nuestro auxilio.
Es MADRE también cuando nos olvidamos de tantas cosas que un día tal vez prometimos y después echamos en olvido: promesas, compromisos...Tú eres también en esos momentos, María, el auxilio, nuestro auxilio.
Es MADRE también María, cuando al atardecer el día de la vida, volvemos la vista atrás y contemplamos las obras de nuestras manos y, no entendemos bien algunas de nuestras "locuras". No entendemos tantas y tantas posturas nuestras, tantas y tantas reacciones nuestras.
Pero también en esos momentos, Tú sigues siendo, MADRE, nuestro auxilio.
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