Al autor y orador Leo Buscaglia se la solicitó una vez que fuera parte del jurado en un concurso.
El propósito del concurso era encontrar al niño más cariñoso.
El ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente..
El niño al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se se sentó en su regazo.
Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino, el niño le contestó:
"Nada, sólo le ayudé a llorar".
Mat 5:4
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
Mat 5:4
Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
Al leer la cita bíblica de una manera literal, surgiría la pregunta ¿Qué hay de bienaventurado y dichoso en llorar?. Normalmente cuando una persona llora lo hace por expresar un sentimiento que en un 99% se hace por tristeza, desolación, angustia y el 1% solo por felicidad.
La Palabra “Llorar” deriva del latín plorare, que significa lamentarse, despertar compasión. Muchos fueron educados con el pensamiento de que llorar es síntoma de debilidad, inseguridad, temor y miedo. Por esa razón reprendían al que lo hacía y más si era varón. Les decían “Los hombres no lloran, eso es para las mujeres”.
¿Dónde está la dicha, si lloro?.
Encontramos beneficios que nos harán dichosos al llorar, primero veremos el aspecto físico. Como el llanto es un proceso fisiológico, trae una mejora de la presión arterial, disminuye la presión sanguínea, nos hace sentir relajados. Cuando una persona llora de tristeza libera por medio de las lágrimas su angustia, por eso es conveniente llorar para liberar esa carga pesada interior, se caen toneladas de peso que cargábamos encima.
El otro beneficio es que recibiremos Consolación que implica una ministración en el alma, por la obra del Espíritu Santo, el Gran Consolador, que sana toda herida con el toque precioso de su presencia.
El que llora ante Dios, no está abandonado y tiene como premio la “consolación.”
Igualmente El amor cristiano verdadero nos hará participar en las penas y alegrías de unos y otros. De ahí la gran enseñanza de la ilustración de hoy, en la que un niño se dejo usar por el Espíritu Santo y sin Palabras Consoló.
Rom 12:15
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran
La Maestra.
La Maestra Debbie Moon estaba estudiando con su grupo de primer grado la pintura de una familia.
En la pintura había un niño que tenía el cabello de color diferente al del resto de los miembros de la familia.
Uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado´
"Yo sé todo de adopciones porque yo soy adoptada".
"¿Qué significa ser adoptado?"
Preguntó otro niño.
"Significa -dijo la niña- que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre".
Jamie estaba intentando conseguir un papel en una obra en la escuela.
Su mamá contaba que el niño había puesto su corazón en ello y ella temía que no fuera elegido.
El día que los papeles de la obra fueron repartidas, Jamie salió corriendo de la escuela con los ojos brillantes, con orgullo y emoción.
"Adivina qué ha pasado mamá", gritó y luego dijo las palabras que permanecerían como una lección para su mamá:
"He sido elegido para aplaudir y animar".
Recuerda decir "Gracias"...
Gracias Señor, por la persona que me envió este mensaje porque me invita a la reflexión, y por la oportunidad que me das de compartirlo con otras personas, y sobre todo, por darme amigos tan especiales y maravillosos con quien compartirlo.
¿Que pases un grandioso día!
No hay comentarios:
Publicar un comentario