Bienaventurados
Dios no está nada lejos. San Agustín lo buscó por fuera y resultó que Él habitaba muy dentro. Quien tiene esa experiencia de encuentro, queda marcado por una huella tan honda que ya puede pasar por fuera la peor adversidad que, sin embargo, el rumbo y el norte de la existencia se orientan hacia una esperanza cargada de una alegría que recorre la vida y da saltos de plenitud.
Pero que Dios habite en nosotros tiene también sus desafíos: persecución, sufrimiento por su causa, estilo de vida pobre y sencillo… ¿Nos dejaremos habitar por Aquel que con los brazos abiertos quiere transformar nuestro corazón?
Feliz semana, amigos.
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