Surgió una luz que cambió nuestras vidas
“El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”. Una luz brilló para aquellos pescadores. La luz del amor de Jesús les cambia su misión: ya no serán pescadores sino pescadores de hombres, apóstoles, enviados por el Maestro a anunciar su buena nueva.
Aquella luz les cambió, les transformó. Lo dejaron todo por seguirle y su vida se llenó de luminosidad.
También Jesús nos llama a cada uno de nosotros por nuestro nombre. ¿Sentimos su llamada? ¿Hemos descubierto esa luz que disipa la oscuridad en la que a veces habitamos? Llenémonos de esa luz.
Esta semana cuidaremos nuestra oración personal. Utiliza una vela, como símbolo de que la luz del Evangelio ha prendido en tu vida.
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