El agua profunda que quita la sed
Jn 4,5-11.19b-26.39a.40-42
De la mano de la samaritana del Evangelio nos adentramos en el tercer domingo de cuaresma. Aquella mujer con una historia tan complicada, buscadora y con ganas de vislumbrar el sentido a su vida, se encuentra con Jesús. Ese encuentro la transforma. Es el encuentro de Jesús y de una mujer junto al pozo.
Resultó que aquel pozo tan hondo era el propio Corazón de Jesús. En el diálogo de corazón a corazón aquella mujer se sintió sanada, reorientada, integrada en una vida que salta hasta la vida eterna.
“Señor, dame esa agua”. Es la petición de la samaritana. También puede ser nuestra petición en esta semana: “Señor, danos a beber de un agua que quita la sed, que nos orienta, que despierta nuestra esperanza y nos compromete con los que peor lo pasan. Señor, con tu agua, nuestra vida se convertirá también en pozo para otros, en corazón que bombea amor y solidaridad, refresco y descanso en medio del desierto”.
El domingo, 27 de marzo, nuestra Congregación de los Sagrados Corazones celebra la fiesta de nuestro Fundador, el Buen Padre, José María Coudrin ss.cc., un hombre que bebió del Corazón de Jesús y que, de una manera incansable, anunció el Amor de Dios. Nos unimos también en este día en nuestra oración por la Congregación, que quiere ser experta en servir “agua viva” del Corazón de Dios.
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