Tu vida nos rescata de la muerte
Juan 11, 1-45
Jesús acompaña a Marta y a María, comparte con ellas su dolor por la pérdida de su hermano, Lázaro. Pero su presencia no se limita a quedarse en sentimientos de muerte, a pesar de lo doloroso que supone no tener cerca al amigo, sino en conducir esa situación hacia la fe.
“Sí, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”, declara sin titubeos Marta. Es la fe la que nos abre a una vida nueva, que no tiene fin. Jesús, con su propia vida, nos rescata para siempre de la muerte. Por eso, la actitud del cristiano ha de ser de profunda esperanza, porque nuestra vida está en las manos de Alguien que no nos deja que caigamos en el abismo del sinsentido y de esa muerte, que tanto amenaza la existencia de aquellos que no se han encontrado con el Mesías.
Señor Jesús, despierta nuestra fe y alienta nuestra esperanza en medio de este tiempo de Cuaresma. Que el dolor y la muerte nunca nos impidan ver el final del camino, donde Tú vives en la gloria del Amor, esperándonos junto al Padre por los siglos de los siglos. Amén.
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