"Ventana abierta"
La Buena Semilla
(Jesús dijo:) Gloria de los hombres no recibo… no buscáis la gloria que viene del Dios único.
Juan 5: 41, 44
Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada
es; mi Padre es el que me glorifica.
Juan 8: 54
Dios… le resucitó (a Jesucristo) de los muertos
y le ha dado gloria.
1 Pedro 1: 21
La popularidad
En época de elecciones, cada candidato trata de
darse a conocer, de conseguir seguidores, de convencer mediante promesas
seductoras…
Cuando Jesús vino a la tierra, él era el Mesías
prometido, el rey de los judíos. Podría haber hecho valer sus títulos, emplear
sus milagros para ganarse el favor de las multitudes, pero no fue así, todo lo
contrario: vivió en una profunda humildad (Mateo 11: 29). Cuando había
incredulidad en los corazones, no hacía muchos milagros (Mateo 13: 58). Pero las multitudes lo siguieron porque su
amor y su compasión las atraían. Jesús siempre decía claramente la verdad, sin
disimularla para agradar a sus oyentes. Sus actos y sus palabras eran
coherentes con las Sagradas Escrituras, y todos lo sabían.
Jesús no buscó la popularidad. Cuando sus
hermanos lo incitaron a mostrarse al mundo (Juan 7: 4), yendo a Jerusalén
a la fiesta para que admirasen sus milagros, él se quedó donde estaba. Cuando
sus discípulos le informaron que todo el mundo lo estaba buscando, simplemente
dijo: “Vamos a los lugares vecinos” (Marcos 1: 38). Y cuando quisieron hacerle rey, se fue solo al
monte a orar, pues todavía no había llegado el momento de Dios para que
reinase (Juan 6: 15). Dios halló su complacencia en este hombre sencillo y
fiel, cuyo gozo era hacer la voluntad divina (Mateo 17: 5).
Estos mismos caracteres deberían brillar en la vida de cada creyente animado por la vida de Cristo.
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