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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 29 de abril de 2021

¿Por qué no pagaste el rescate?. Cuarta Semana de Pascua. Jueves, 29 - Abril - 2021

 "Ventana abierta"

La Buena Semilla

En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.

Salmo 31: 15

¿Por qué no pagaste el rescate?

En marzo de 1987, Marco, un niño de ocho años de edad, fue secuestrado y separado violentamente de su familia. Durante diecisiete meses lo mantuvieron escondido en una montaña en Italia, mientras sus secuestradores exigían un rescate de dos millones de dólares. Cuando finalmente la policía lo localizó y se acercaba a la cabaña donde lo tenían prisionero, sus secuestradores lo sacaron de su escondite, lo abandonaron en un sendero de la montaña y le ordenaron que caminara.

La policía lo encontró en ese lugar. El pelo le había crecido hasta los hombros. Alrededor de su muñeca izquierda tenía marcas de la cadena que lo sujetaba a la pared, y llevaba puesta la misma camiseta que tenía el día del secuestro.

Los medios de comunicación informaron sobre la liberación del niño; muchas personas lloraron de la emoción al enterarse de que el pequeño estaba a salvo. Sin embargo, la alegría de la madre se disipó cuando su hijo la miró sin ninguna emoción en sus ojos marrones, y fríamente le preguntó: “¿Por qué no pagaste el rescate? No querías que volviera, ¿verdad?”.

Probablemente los secuestradores le habían dicho que sus padres no lo amaban porque no estaban dispuestos a pagar el rescate. La suma exigida estaba muy por encima de lo que la familia podía pagar, pero los secuestradores habían repetido su mentira tantas veces al chico que este había terminado creyéndoles.

A Dios nunca se le puede hacer la pregunta: “¿Por qué no pagaste el rescate?”, pues él pagó el rescate supremo por nosotros. Nadie puede dudar de Su amor, debido al costo de ese rescate.

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