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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 25 de abril de 2021

DOMINGO 4º. DE PASCUA. EL BUEN PASTOR. 25 - Abril - 2021

  "Ventana abierta"

Leonardo Molina García S.J.

DOMINGO 4 DE PASCUA

EL BUEN PASTOR

Este domingo en el que se lee el evangelio del buen pastor recibió el nombre de domingo sacerdotal. Las meditaciones que se hacen tienen por tema la vocación y la función del sacerdote. Generalmente se tratan varios aspectos: la preocupación por la disminución de las vocaciones en el mundo unida a interrogantes como a quién se da la vocación y cómo se debe seguir...

Cuando los primeros cristianos comenzaron a representar a Cristo, el símbolo más frecuente era el del buen pastor, que encontramos ya en las pinturas de las catacumbas. Muestra a Cristo como el que ha venido para atender a la humanidad perdida, como el que se preocupa por cada uno de los hombres y quiere llevarlos de nuevo a Dios. Con este símbolo se indica la incansable solicitud y la total entrega de Jesús, que vale para todos los hombres.

En el Antiguo Testamento, la actitud de Dios hacia su pueblo es ilustrada en repetidas ocasiones con la imagen del pastor. En Ez. 34,16 se dice “Buscaré a la oveja perdida y haré volver al redil a la descarriada; curaré a la herida y atenderé a la enferma; me ocuparé de la gorda y la robusta. Las pastorearé con justicia”.

Jesús sostiene que sólo él es ese pastor. Marca las diferencias con los malos pastores, que únicamente buscan el propio interés y se escabullen en el momento de peligro. Subraya de modo especial que él da la vida por los suyos y que los conoce. Jesús es el buen pastor, que ha venido para hacerse cargo de nuestras necesidades y conducirnos a la vida en toda su plenitud. Él demuestra que es el buen pastor porque da su vida por nosotros. Su empeño y su esfuerzo no tienen límites. Nos ama más que a sí mismo y este amor es el que rige la preocupación que se toma por nosotros.

La relación del buen pastor con sus protegidos no es una relación fría, impersonal; está modelada sobre la relación más cordial y personal de todas, como es la que existe entre el Padre y el Hijo: “Conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre”. El buen pastor no nos mantiene a distancia, no quiere que seamos siempre pequeños e inmaduros; nosotros debemos ir madurando y capacitándonos para entrar en comunión personal con él.

La imagen del buen pastor se ha devaluado con el paso de una sociedad rural a otra urbana; con el paso de la agricultura a una forma de industria alimenticia. Los pastores son reliquia de un pasado que crecientemente tienden a desaparecer y, con frecuencia, son personas que no pueden encontrar otro tipo de trabajo. No era así en los tiempos del Señor. Pero Jesús usa símbolos que puedan comprender los que le escuchan. Otras veces Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el pan de vida”, “Yo soy la Vid y vosotros los sarmientos”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”...

Pidamos hoy al Señor que siga siendo nuestro “buen Pastor” y que nos dé vocaciones sacerdotales de “buenos pastores”.

San Antonio de Padua (1195-1235) en un sermón dijo:

Yo soy el buen Pastor. La palabra “pastor” viene de la palabra “pacer”. Cristo nos apacienta cada día con su carne y con su sangre en el sacramento del altar. Jesé, el padre de David, dijo a Samuel: Mi hijo menor es un niño y está apacentando el rebaño. Nuestro David, pequeño y humilde, apacienta también a sus ovejas como un buen pastor.

En Isaías se lee: Como un pastor apacienta el rebaño, su mano los reúne, lleva en brazos a los corderos, cuida a las madres. En efecto, cuando el buen pastor conduce a su rebaño a los pastos o los saca de ellos, reúne a todos los corderos pequeños que todavía no pueden caminar; los toma en sus brazos, los lleva en el regazo; lleva también a las madres, las que van a parir o a las que acaban de dar a luz. Eso mismo hace Jesucristo; cada día nos alimenta con las enseñanzas del evangelio y los sacramentos de la Iglesia. Nos reúne en los brazos que extendió sobre la cruz para reunir en un solo cuerpo a los hijos de Dios dispersos. Nos acoge en el seno de su misericordia, como una madre acoge a su hijo”.

Termino con un soneto del poeta actual Rafael Prieto Ramiro que se titula:

Guardián de nuestras vidas

Buen pastor y guardián de nuestras vidas,

prefiere dar su vida, que no muera

por enferma, por hambre o por la fiera

ni una de sus ovejas redimidas.

Ahí le vemos curando las heridas

con vino, aceite y vendas, cual si fuera

médico y medicina, o si aún quisiera

ser pasto preferido en sus comidas.

Guarda, Pastor, mi débil existencia

en tu zurrón seguro y poderoso

y átame con correas de indulgencia,

no vaya por camino caprichoso;

para que no me aparte de tu lado

escóndeme en la herida del costado.

j.v.c.

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