"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor
L. Márquez (Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL MIÉRCOLES DE LA VIGÉSIMA QUINTA SEMANA DEL T.O. (2) –MEMORIA OBLIGATORIA DE SAN PÍO DE PIETRELCINA
La lectura evangélica
que nos propone la liturgia de hoy (Lc 9,1-6), nos narra el “envío” de los
doce, que guarda cierto paralelismo con el envío de “los setenta y dos” que el
mismo Lucas nos narra más adelante (Lc 10,1-12). En ambos relatos encontramos unas
instrucciones para la “misión” casi idénticas. En la de los doce que
contemplamos hoy nos dice: “No llevéis nada para el camino: ni bastón ni
alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto”. A los setenta y
dos les dirá: “No lleven dinero, ni alforja, ni sandalias…” La intención es
clara; dejar atrás todo lo que pueda estorbarles en su misión.
Es de notar que en ambos casos
la “misión” es la misma: el anuncio del Reino, que fue precisamente la misión
de Jesús. “También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del
Reino de Dios, porque para eso he sido enviado” (Lc 4,43). Esa es la gran
misión de la Iglesia, anunciar al todo el mundo la Buena Nueva del Reino, dando
testimonio del amor de Jesús. Y de la misma manera que Jesús abandonó Nazaret
dejándolo todo, eso mismo instruye tanto a los apóstoles como a los setenta y
dos.
Aunque hay ciertas variantes
entre ambos envíos, nos concentraremos en las citadas “instrucciones” a ambos
grupos; instrucciones que son de aplicación a todo discípulo, incluyéndonos a
nosotros. Ese “dejarlo todo”, incluyendo las cosas “básicas” para sobrevivir,
es la prueba del verdadero discípulo que confía en la Divina Providencia, y nos
evoca la vocación de los primeros apóstoles, quienes “abandonándolo todo, lo
siguieron” (Lc 5,11), y la de Mateo, que “dejándolo todo, se levantó y lo
siguió” (Lc 5,28). “Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan,
ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los
alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?” (Mt 6,26).
Si creemos en Dios y le
creemos a Dios, sabemos que cuando Él nos encomienda una misión siempre va a
proveer y permanecer a nuestro lado, acompañándonos y dándonos las fuerzas para
cumplirla (Cfr. Ex 3,12; Jr 1,8). Por eso el verdadero discípulo no teme
enfrentar la adversidad. “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros?” (Rm 8,31).
Hoy, pidamos al Señor que nos
permita liberarnos de todo equipaje inútil que pueda estorbar u opacar la
misión a la que hemos sido llamados, de anunciar la Buena Noticia del Reino y
el Amor de Dios.
Hoy celebramos la memoria
obligatoria de san Pío de Pietrelcina, quien durante su vida supo vivir de
manera heroica la pobreza evangélica y el abandono a la Divina Providencia.
Pidamos la intercesión de san Pío de Pietrelcina, para que aprendamos a deshacernos de todo lo que pueda obstaculizar nuestro seguimiento de Cristo, y poder así anunciar eficazmente a todos la Buena Noticia del Reino y el Amor de Dios.
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