"Ventana abierta"
LA MIRADA DE JESÚS
Leonardo Molina García S.J.
En el Evangelio de Lucas leemos lo
siguiente:
Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué
hablas!». Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo, y el Señor
se volvió y miró a Pedro... Y Pedro, saliendo fuera, rompió a llorar
amargamente.
Yo he tenido unas relaciones bastante
buenas con el Señor. Le pedía cosas, conversaba con Él, cantaba sus alabanzas,
le daba gracias...
Pero siempre tuve la incómoda sensación de
que Él deseaba que le mirara a los ojos..., cosa que yo no hacía.
Yo le hablaba, pero desviaba mi mirada
cuando sentía que Él me estaba mirando. Yo miraba siempre a otra parte. Y sabía
por qué: tenía miedo.
Pensaba que en sus ojos iba a encontrar
una mirada de reproche por algún pecado del que no me hubiera arrepentido.
Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una exigencia; que había algo que Él
deseaba de mí.
Al fin, un día, reuní el suficiente valor
y miré. No había en sus ojos reproche ni exigencia. Sus ojos se limitaban a
decir: «Te quiero». Me quedé mirando fijamente durante largo tiempo. Y allí
seguía el mismo mensaje: «Te quiero». Y, al igual que Pedro, salí fuera y lloré.
Me viene esta hermosa historia al hilo del
evangelio de hoy, el de san Mateo.
Dice que Jesús pasaba y vio… y a pesar de
todo (era uno de esos publicanos y pecadores) lo eligió y lo llamó. Yo
puedo ser uno de esta gentuza…O no…
Pedro lloró arrepentido. Yo puedo adoptar
su actitud. Pero también aceptar la enorme alegría de que, a pesar de todo lo
que yo sé de mi vida, Él me ve, me elige, me invita…
Eso es puro evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario