"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
¿SABIAS QUE...
...EN LA PRIMERA PARADA OFICIAL, NUESTROS MISIONEROS SE
TOPARON CON ALGUIEN DE SU TAMAÑO?
Su
destino era la ciudad de Beziers. El obispo de esta diócesis era fiel a la
Iglesia... pero, poco antes, estaba la región de Servián, donde el señor local,
don Esteban, protegía abiertamente la herejía. Tan abiertamente, que en su
castillo tenía hospedados a los dos principales cátaros de la zona. ¿Cómo no
parar a hacerles una visita?
Estos dos
jefes de los herejes eran nada menos que Balduino y Teodorico. A nosotros,
obviamente, esos nombres no nos dicen nada, pero, en aquel entonces, estaban
entre las personas más populares de la sociedad. Especialmente Teodorico.
Resulta
que su verdadero nombre era Guillermo y había nacido y crecido como católico.
Más aún, había sido ordenado sacerdote y había sido deán del cabildo de la
iglesia catedral de Nevers; o sea, traduciendo a nuestro idioma, había ocupado
un cargo al menos igual (si no superior) al de Domingo, subprior del cabildo de
Osma.
Este
hombre se había ido metiendo en jaleos cada vez más gordos de toda calaña,
hasta el punto que tuvo que fugarse de su cabildo para huir de la justicia
civil y eclesiástica. Fue entonces cuando se unió a los cátaros y cambió su
nombre (tal vez como “signo de conversión”, pero es más que seguro que también
era una jugada para despistar a sus perseguidores...). Los cátaros le acogieron
con los brazos abiertos, y pronto fue ascendiendo hasta ser un ministro cátaro
muy respetado y valorado... especialmente por sus ataques agudos y certeros
contra la Iglesia.
En el
castillo de Servián, Teodorico y su compañero Balduino no hacían otra cosa sino
estudiar, comenzando por la Sagrada Escritura... y continuando por los puntos
flacos de la Iglesia. Así pues, estos jefes no eran precisamente personas
ignorantes, groseras o incultas. Se trataba de hombres inteligentes, hábiles y
muy preparados. Unos auténticos campeones en las luchas dialécticas.
Cuando
estos dos buenos señores se enteraron de la llegada del obispo Diego y sus
compañeros, se miraron con una sonrisa entre compasiva y divertida. Los
misioneros no se andaron con rodeos: venían a desafiar a los herejes a una
controversia. Los cátaros aceptaron sin dudarlo.
Estos
debates causaban una enorme expectación en la sociedad medieval. Es más, se
puede afirmar que era uno de los pasatiempos favoritos. Las cosas funcionaban
de la siguiente manera:
La
controversia se realizaba ante todo el pueblo, ya fuera en la plaza o en una
sala amplia del castillo. Los nobles y las damas importantes se sentaban junto
al señor del lugar y, guardando una distancia considerable, en pie, encontramos
al resto de la población, desde burgueses hasta campesinos. Y, en medio de
estos dos grupos, los equipos enfrentados, uno a la derecha y el otro a la
izquierda. Un jurado estaba encargado, por decirlo de alguna manera, de contar
los golpes (que el pueblo jaleaba con entusiasmo) y proclamar a los vencedores.
Obviamente
era importante poder escuchar bien lo que se decía, por lo que, antes de
comenzar, cada equipo elegía un portavoz. Por parte de los herejes, fue elegido
portavoz Teodorico; por parte de los católicos, el obispo Diego.
La
polémica en Servián fue encarnizada y sabemos que se prolongó, al menos, ocho
días. De lo que se discutió durante tanto tiempo, no nos ha llegado
absolutamente nada, para lamento de teólogos e historiadores. Tan solo nos ha
quedado un pequeño detalle. En medio del ardor de la discusión, Teodorico,
viendo que Diego rebatía incansable todos sus argumentos, espetó:
-¡Ya sé
quién eres! ¡¡Verdaderamente has venido en el espíritu de Elías!!
A
nosotros con tal afirmación ni se nos mueve la ropa, pero, para los cátaros,
Elías era uno de los peores demonios de la Biblia. Diego sí que lo sabía, y, al
punto, respondió a su adversario con un insulto a la medida:
-¡¡Y tú
has venido en el espíritu del Anticristo!!
Para
regocijo del público, los portavoces se enzarzaron entre insultos e injurias...
y nada más terminar la sesión de ese día, el equipo católico tuvo una reunión
de urgencia. Ellos querían evangelizar con la mansedumbre y el amor de
Cristo... así que todos vieron conveniente dejar al obispo Diego en el
banquillo para las próximas jugadas. El nuevo portavoz del equipo católico
sería Domingo.
Aquella
fue su primera actuación en público dentro de la misión. Y no dejó a nadie
indiferente. Sabemos que su compañero cisterciense, el maestro Raúl, quedó muy
sorprendido de su habilidad, de sus conocimientos... ¡incluso de su porte y de
su forma de hablar, tan serena y segura!
El
debate, por aclamación popular, se saldó con la victoria para el equipo
católico y, como muestra de cariño y agradecimiento, cuando los misioneros se
despidieron, el pueblo les acompañó... ¡¡nada menos que una hora de camino!!
Prueba de que, realmente, no querían separarse de ellos...
-PARA ORAR
¿Sabías que... Cristo también espera de ti que seas un
apóstol de la verdad?
Dice san Pedro en su carta: “Estad siempre dispuestos a
dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo
con dulzura y respeto” (1 Pe 3, 15-16).
Scott Hahn, gran estudioso, convertido al catolicismo de
adulto, aseguró una vez que había aprendido más de nuestra fe discutiendo con sus
amigos ateos que en la biblioteca. Decía que había leído mucho durante su
conversión, y eso le había hecho descubrir las razones que hay detrás de cada
afirmación de la Iglesia. Pero, en los debates con sus amigos, ¡había
descubierto que había muchas cosas que no sabía! El hecho de no saber, no
supuso para él un problema, sino un desafío: ¡encontrar nuevas respuestas a las
nuevas preguntas!
Cada uno de nosotros estamos llamados a crecer en la fe,
¡tienes derecho a hacerte preguntas, y debes buscar las respuestas! ¡Cuántas
veces nos dice el Evangelio que los apóstoles preguntaban a Jesús! ¿Y tú? ¿Le
preguntas?
Estar abierto a tus preguntas y a las preguntas de los
demás es una fuente de enriquecimiento. Eso mismo descubrió Domingo en estos
debates, comenzando a forjarse ahí uno de los principios de nuestra Orden
democrática: “No discutimos para tener razón, sino para llegar juntos a la
Verdad”.
Domingo aprendió de los cátaros, incluso se inspiró en
ellos... ¡pero eso lo dejamos para más adelante!
VIVE DE CRISTO
Pd: A partir de ahora, las controversias con los cátaros
(y con sus “primos” albigenses y demás herejes) van a ser una constante en la
vida de Sto. Domingo. Por ello, si quieres conocer algo más de la doctrina
cátara, hemos preparado este artículo con sus tesis principales:
CONOCIENDO A LOS CÁTAROS
A partir de este momento de nuestra historia, veremos a
Domingo enfrentarse una y otra vez a los herejes cátaros. Pero, ¿sobre qué
discutían?
Trataremos de exponer brevemente cuáles eran los temas
en esas discusiones. Bueno, brevemente, y simplificando a nuestra manera. Los
tratados católicos sobre las doctrinas cátaras se reservaban para los
estudiantes de los últimos cursos de teología, y solo para los más preparados.
Si alguno de aquellos maestros viera hoy este escrito, lo más probable es que
se echase las manos a la cabeza... En fin, que me disculpen mis muy sabios
hermanos dominicos... pero hay que ser didácticos.
Así pues, “sobresimplificando”, algunas de las tesis
cátaras más relevantes son las siguientes:
EXISTE UN DIOS DEL BIEN Y UN
DIOS DEL MAL
Según ellos, un dios bueno no puede crear cosas malas;
como en el mundo existe el mal, consideran que es prueba suficiente de la
existencia también de un dios malo, eternamente enfrentados el uno contra el
otro.
-Respuesta católica:
Bueno, antes que católica, esta respuesta la encontramos en los filósofos de la
antigua Grecia. Ellos fueron los que llegaron a la conclusión de que no puede
haber nada más que un Dios, y este debe ser, por lógica, omnipotente y
todopoderoso. Si hubiera dos dioses, el uno sería el límite del otro, ninguno
de los dos sería omnipotente, y, por tanto, ninguno de los dos sería dios.
(Estos razonamientos lógicos fueron los que terminaron con la entonces ya
decadente mitología politeísta).
Y, si hay un solo Dios, en su Palabra nos revela que Él
es bueno, Él es amor. Todo lo ha creado por amor, y todo lo ha hecho bien. Los
seres humanos fuimos creados en perfecta justicia y santidad... sin embargo,
por la desobediencia de nuestros primeros padres, entró el pecado en el mundo.
San Agustín explica que el mal como tal no existe, sino que es ausencia de
bien. Siguiendo ese razonamiento, podemos afirmar que el pecado es en realidad
una ausencia de amor.
EL DIOS BUENO HA CREADO LO
ESPIRITUAL, EL DIOS MALO HA CREADO LO MATERIAL
Esta afirmación tiene muchas consecuencias. Por lo
pronto, el matrimonio está fatal considerado, pues se ve como una colaboración
con el dios malo, encerrando almas en cuerpos al traer hijos al mundo...
Disfrutar de la comida o la bebida, sería también caer en manos del dios malo,
¡todo lo que sea material, sensitivo, está prohibido! Y, si la materia es tan
terriblemente mala, evidentemente Jesucristo no fue un hombre de verdad, sino
que solo tomo “apariencia humana”... ¡pues su santidad no podía mezclarse con
algo tan sucio y tan material como es un cuerpo!
-Respuesta católica:
Al final del relato de la Creación, la Sagrada Escritura afirma que “vio Dios
todo lo que había hecho, y era muy bueno”. Si todo el universo creado es obra
de nuestro Padre, ¡se trata de un regalo que Él nos hace para que gocemos con
él! El mismo san Pablo afirma: “Dios nos provee espléndidamente de todo para
que lo disfrutemos” (1 Tm 6, 17). Todo es motivo de acción de gracias por el
cuidado y el cariño de nuestro Padre. (Podía haber decidido que nos
alimentáramos solo de hierba... ¡pero mira la cantidad de colores, sabores y
texturas que hay en un plato de comida! No era necesario; si lo hizo así, fue
en un derroche de amor). El matrimonio es también bendecido por Jesucristo, y
se considera una continuación y colaboración con el plan creador de Dios.
En cuanto al tema de la Encarnación, dejemos que un
testigo autorizado lo aclare: “Todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido
en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios”
(1 Jn 4, 3). Si Jesús no fue verdadero hombre, su Muerte en Cruz sería simple
teatro, y la Salvación que nos regala en Su Sangre... sería mentira. Como ves,
este asunto es muy serio, pues los cátaros, aunque se consideraban a sí mismos
los legítimos herederos de los apóstoles... estaban muy, pero que muy lejos de
ser siquiera cristianos...
EL ANTIGUO TESTAMENTO FUE
ESCRITO POR EL DIOS MALO, MIENTRAS QUE EL NUEVO TESTAMENTO FUE ESCRITO POR EL
DIOS BUENO
No es difícil imaginar que este planteamiento es el que
más “escocía” a los misioneros católicos. Sí, porque... ¡perdían más de la
mitad de la Biblia para la argumentación de sus tesis! En cuanto salía una cita
de los profetas, o incluso de los salmos, eran abucheados por los cátaros, que
no le daban ninguna autoridad. Y, si la idea era dialogar, era necesario usar
el mismo lenguaje...
-Respuesta católica:
Jesucristo dijo claramente: “No he venido a abolir la Ley y los profetas; no he
venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mt 5, 17). A lo largo de su vida, Jesús
cumplió más de 150 profecías que se referían a Él en el Antiguo Testamento. Sin
esos Libros Sagrados, no captaríamos la mayor parte del sentido de la vida de
Cristo: ahí está la Alianza, la Pascua, los Mandamientos, las Promesas... “Sin
el Antiguo Testamento no se puede comprender a Jesús” (Youcat, nº 17). La
Iglesia ha defendido desde el principio la unidad entre los dos Testamentos:
“El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se
hace manifiesto en el Nuevo” (san Agustín).
¡¡Y hasta aquí nuestro contenido extra!! Como ves, cada
una de las tesis daría para mucho, ¡y nos hemos dejado aún más en el tintero!
Sin embargo, con los datos aportados consideramos que es suficiente para
hacerse una idea de qué se hablaba en las controversias públicas. Pero, si te
ha sabido a poco, ¡te animamos a seguir investigando! Nada mejor que
preguntarse sobre nuestra fe, ¡así podrás conocerla y comprenderla más a fondo!
Y realizarás el consejo que nos dejó san Pedro:
“Estad siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que
os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con dulzura y respeto...” (1
Pe 3, 15-16).
VIVE DE CRISTO
Pd: Si te gusta el estilo de “preguntas y respuestas” en
el que se ha inspirado este artículo, te recomendamos seguir el estudio con el
Youcat, el catecismo para jóvenes del papa Benedicto XVI. ¡Una auténtica joya!
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