(Cuando el menor tiene trece años de edad y da su consentimiento, resulta que el "pederasta" no comete delito alguno), pedofilia..., así se encuentra el Código Penal español, respecto a esta ley, pero no la comparto.
En la Declaración de los Derechos del Niño (Proclamada por la Asamblea General en su resolución 1386 -XIV-, de 20 de noviembre de 1959) se estableció lo siguiente:
Principio 1: El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, y en su reunión celebrada en mayo de 2002, aprobó por consenso la afirmación: "Un mundo apropiado para nosotros",
con la finalidad de tomar las medidas pertinentes para estimular y proteger los derechos de todos los niños del mundo, que fueran menores de 18 años. A mayor abundamiento, según una de las principales conclusiones del informe 'Encuesta infantil 2008', presentado por la Universidad de Comillas (Santander), el 30 por ciento de los menores españoles –comprendidos entre 6 y 14 años– sienten la soledad, la soledad en su propia casa, aunque muchas veces cuenten con la presencia de sus propios padres. Pero... ¿cuántos niños están sintiendo la soledad en sus propias carnes, al encontrarse solos leyendo un libro -sin la presencia del padre o de la madre- porque están trabajando, o están divorciados, o se van de marcha, o no les da la real gana… de encontrar el momento oportuno para atender a sus retoños, hallándose éstos muchas veces, por desgracia, a solas con sus libros? Son los niños/as solitarios del siglo XXI.
Millones de niños experimentan, y por distintas causas –desastres naturales, guerras provocadas, abusos sexuales por parte de propios y extraños...– abusos en sus propias carnes. Los niños/as –uno piensa– que deben ser tratados como seres que se están haciendo día a día. No como personas inferiores o más débiles; sí como seres humanos a los que tenemos que informar de la verdad de las cosas, sin hipocresías, sin mentiras piadosas y, sobre todo, no se les debe engañar nunca jamás. ¡Fuera tabúes!, haciéndoles llegar una información de vida sexual sana adecuada a sus edades.
El sistema capitalista actual -que es el menos malo, en mi modesta opinión- exige que los miembros de un matrimonio -pareja- trabajen. Es decir, que ganen dinero a fin de pagar facturas, recibos y alimentos como Dios -el Dios de todas las religiones- manda. Esto hace que nuestros hijos -mucho más los americanos-, estén más tiempo en los centros educativos que en el hogar familiar... Los valores humanos se resquebrajan, y los pequeños pierden cariño, afecto, intimidad personal...
Tras más de treinta años de democracia, entiende uno que los españoles hemos aprendido a ser comunitarios. Hemos aprendido a qué tenemos derecho y a qué no. Hemo aprendido cuales son nuestros derechos y obligaciones como ciudadanos, aunque mucho nos queda aún por aprender. Y hemos aprendido también a hipotecarnos -de por vida- en la compra de un piso: como si uno no tuviera más remedio
El sistema capitalista actual –que es el menos malo, en mi modesta opinión–, exige que los miembros de un matrimonio –pareja– trabajen. Es decir, que ganen dinero a fin de pagar facturas, recibos y alimentos, como Dios –El Dios de todas las religiones –manda. Esto hace que nuestros hijos –mucho más los americanos–, estén más tiempo en los centros educativos que en el hogar familiar... Los valores humanos se resquebrajan, y los pequeños pierden cariño, afecto, intimidad personal...
Tras más de treinta años de democracia, entiende uno que los españoles hemos aprendido a ser comunitarios. Hemos aprendido a qué tenemos derecho y a qué no. Hemos aprendido cuáles son nuestros derechos y obligaciones como ciudadanos, aunque mucho nos queda aún por aprender. Y hemos aprendido también a hipotecarnos –de por vida–, en la compra de piso: como si uno no tuviera más remedio que hipotecarse a cualquier precio: pagando en cómodos plazos de veinte, treinta o cuarenta años... ¡Dios mío! Quizá me entierren sin haber pagado el pisito... No debemos tener miedo y comentar –con los menores–, que en el amor –relación entre hombre y mujer–: el hombre ataca y la mujer cautiva, o viceversa, el hombre cautiva y la mujer ataca.
Los niños/as dan y desean recibir amor, y, desde pequeños, son receptivos a éste. Sin amor el niño –hombre mañana– crece entre el olvido y la oscuridad. Evidentemente, existe la 'Inteligencia Infantil', y sabemos que el niño o niña posee ésta en vías de desarrollo. Pero hemos de comprender que la facultad que tienen los menores para aprender ha de estar motivada por la enseñanza para que más tarde se adapten al medio ambiente: desarrollo cultural, verbal, problemas concretos, situaciones problemáticas...: a todo esto se le llama enseñanza por antonomasia. Nadie pone en cuestión que, hoy por hoy, la sexualidad –en el ser humano–, ha subido el escalón de ser un mero instinto animal –que lo es–, para convertirse y ser considerada una ciencia: la sexología.
En tiempos pasados se tenía la costumbre de no hablar de sexo a los pequeñuelos: "¡Ya lo aprenderás cuando llegues a mayor!", se decía. Esta expresión la hemos oído una y mil veces. Pero afortunadamente, en los momentos actuales, y salvo raras excepciones al respecto, tenemos una concepción más humana, lógica y natural de la sexualidad, siendo considerada ésta como una cualidad más del humano ser. La sexualidad, y en su forma más natural, en ningún instante atenta contra la moral, y si atenta contra la deformación insidiosa de ella.
Los Gobiernos -que pagan a los que enseñan- entienden que sale más barato dictar normas y leyes -que repriman y sancionen actos y conductas humanas que educar. En EE.UU. –donde existen sobre 30 millones de homosexuales (gays y lesbianas): respeto a los genéticos, pero hemos de entender a aquellos que escogen esta opción sexual– deberían respetar las preferencias sexuales de todos, y enseñar que existen homosexuales -hombres y mujeres-, que genéticamente, y al nacer, están en posesión de esta inclinación sexual -así lo manifiestan los doctos en la materia-. Más tarde, los factores socioculturales han de influir en que la homosexualidad -de hombres y mujeres- sea una realidad: moral y educación sexual han de enseñarse en los centros educativos. Más no hemos de rasgarnos las vestiduras: existen gays y lesbianas en todas las religiones. Los norteamericanos han llegado a la luna, pero navegan inseguros por la propia tierra.
Todos sabemos que han existido, y probablemente existen, sacerdotes católicos pederastas en todo el mundo. Casos concretos: en Dublín (República de Irlanda, 2002), en Boston (EE.UU., 2002), en Canadá... Y aquellos también existen en otras religiones del mundo.
El papa Benedicto XVI , y en su periplo por EE.UU., manifestó con anterioridad:
"Constituye un gran sufrimiento para la Iglesia en Estados Unidos, para la Iglesia en general y para mí personalmente que esto haya podido ocurrir. Me resulta difícil comprender cómo fue posible que sacerdotes traicionaran de tal manera su misión... ante estos niños. Estoy profundamente avergonzado y haremos todo lo posible para que esto no vuelva a suceder".
Por desgracia, también hay muchos menores trabajando en fábricas con más horario de trabajo que el normal estipulado para adultos. El trabajo infantil –ilegal en China– es denunciado regularmente por las organizaciones de defensa de derechos humanos. Y aquí no pasa nada. La ONU: no sabe, no contesta. Muchas veces los menores trabajan por tan sólo pan y agua... No obstante, y en las grandes ciudades chinas, los nuevos ricos hacen alarde de sus riquezas paseando en potentes y lujosos automóviles. Tocante al trabajo de los menores, y en China, las autoridades tienen abierta una investigación, a fin de esclarecer si es cierto que ciertas empresas han empleado a niños menores, con motivo de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
El niño, la esperanza del mañana, está siendo maltratado física y psicológicamente en distintas partes del mundo: tenemos ejemplos patentes en China, Brasil, México... diría uno que en el mundo entero: triste realidad que nos muestran a diario los medios de comunicación, al esclarecer, informar y emplear eso que ha venido en llamarse, y debemos decir que es cierto, periodismo de investigación.
"Las desventuras de la niñez repercuten sobre toda su vida y dejan una fuente inagotable de melancolía en el corazón del hombre". P.Brulat, Pensées, 11.
La Coruña, 4 de febrero de 2011
Mariano Cabrero es escritor
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