ventana

ventana

Sean bienvenidos

Sean bienvenidos

Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 24 de diciembre de 2010


Los pañales

Aunque todo fue tan sorpresivo e imprevisible, ello no eximió a José y a María de tener que preocuparse por cada uno de los detalles que estaban bajo su responsabilidad. La gruta no vino hacia ellos, ni quizá tampoco nadie se la prestara. Tuvieron que salir a buscarla, y en el corto tiempo del que disponían tuvieron que prepararla de la mejor manera posible.
La profunda fe de María y su total entrega a la voluntad del Señor Dios no le quitó nada de su delicadeza femenina de madre. (...)  No todo podía ser previsto en este viaje sorpresivo durante el cual ciertamente se daría el parto. Pero los pañales estuvieron entre las cosas que María llevó consigo. Lo que le tocaba a ella no tenía por qué confiarlo a la providencia.
Tal vez no hubiera un lugar apropiado donde colocar la cuna. O quizá ni siquiera se podría contar con ella. Pero los pañales estarían disponibles para ese momento. Porque María sabía que los iba a necesitar, y se preocupó por ellos. Pequeño detalle. Pero que serviría de signo para ángeles y pastores.


   


Lucas es sumamente discreto al contarnos el nacimiento de Jesús en Belén (...) Y sin embargo, en esto de los pañales, se propuso insistir. Quizá fuera un recuerdo de aquellos que María tantas veces rumió en su corazón, y que luego confió al evangelista.



-         Y sucedió que mientras estaban allí,se le cumplieron los díasde su alumbramiento,y dio a luz a su hijo primogénito,lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre,porque no había lugar para ellosen el alojamiento.



Y sigue contando lo que pasó a unos pastores que estaban cuidando sus ovejas en aquella comarca. Nada menos que el mismo Angel del Señor, ese que tantos encargos importantes había cumplido de parte de Dios, ahora fue enviado a aquellos pobres cuidadores de rebaños para anoticiarles del cumplimiento de la promesa esperada desde el tiempo de los patriarcas, reyes y profetas:



- No tengan miedo,que vengo a anunciarles una gran alegría,que también lo será para el pueblo:Hoy les ha nacido en la ciudad de David,Un Salvador que es Cristo el Señor.Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niñoenvuelto en pañalesy acostado en un pesebre.El hijo del hombre, cuando nace, es un ser aún más indefenso que cualquier otro animal. Es totalmente dependiente para cualquiera de sus necesidades. (...) Necesitará de los demás para poder sobrevivir. Diría que los pañales son el símbolo de esta dependencia. Es quizá el elemento que distingue un parto humano, del de cualquier otro animal. Es un gesto de protección y de ternura que la mujer tiene para con su pequeño y que ninguna otra madre hace con su recién nacido.
El Hijo de Dios, al nacer como hijo del hombre, aceptó hacerlo en la geografía de los animales: en un establo. En su pobreza y despojo necesitó compartir como cuna lo que estaba destinado para comedero de las bestias. Pero al aceptar plenamente su humanidad, quiso compartir lo específico de su especie, los pañales.
Al no tener lugar entre los hombres se vio obligado a nacer entre animales, usando como cuna su pesebre. Pero su madre le regaló el primer gesto humano que fue envolverlo en pañales.En el relato de su vida, que nos traen los evangelios, su ropa seguirá teniendo un enorme simbolismo. Quizá no tenga a veces ni un lugar donde reclinar su cabeza. Tal vez, ni siquiera logre tener lo que los zorros tienen, una madriguera donde guarecerse.  Pero siempre lo veremos envuelto en su manto, signo distintivo del humano. Manto que tendrá la fuerza sanadora de su propia carne. Túnica que no será rasgada en el reparto que los soldados harán de sus ropas... Sábana perfumada que guardará su cuerpo yerto en el sepulcro. Lienzos que nos dejará como signo visible de que su cuerpo resucitado ya no los necesita más.
 

Huellas de pastores
El Pueblo de Dios perdió a veces el rumbo de su historia. Sus infidelidades le hicieron nublar la estrella de las promesas recibidas, y con ello la huella para seguir andando futuro arriba. Entonces Dios le mandó a los profetas.
Esos hombres no tuvieron la misión de predecir el futuro, sino de ayudar a construirlo. Para mostrar un camino hacia delante en un presente incierto, generalmente obligaron a mirar hacia el pasado. Volvieron a las raíces de su historia y allí se encontraron con el Desierto.
Un pueblo de pastores caminaba lentamente tras la estrella de la esperanza rumbo a una tierra prometida. No se tenía en propiedad nada de lo que se pisaba. Solamente las majadas, peregrinas como ellos mismos en busca de un descanso. En aquellos lejanos orígenes se habían sentido un pueblo de hermanos, compartiendo las mismas dificultades y las mismas esperanzas.
El oficio de pastor se había convertido en nostalgia, para este pueblo ya instalado y sedentario, Allí mismo, en Belén, el gran patriarca David había sido pastor. Dios lo había llamado de detrás de los rebaños para pastorear a su pueblo Israel.
Pero como sucede tantas veces en la historia de un pueblo, lo que era nostalgia en la memoria, solía ser una pobre realidad cuando a algunos no les quedaba otro recurso que tener que vivirla. Lo que los instalados cantan emocionados en el folklore, los pobres de ese mismo pueblo tienen que vivirlo penosamente y sin mucho romanticismo. Los que cantan canciones en defensa de los pobres, suelen vivir cómodamente con los beneficios que les proporciona su canto.
Ser pastores en los campos de Belén no tenía nada de tierno ni placentero. Era un trabajo rudo y mal visto. Los propietarios de ganado, de tierras o viñedos sentían una instintiva desconfianza hacia ellos. Algunos autores de aquella época nos cuentan que había dos oficios mal pagos y peor vistos: pastor cuidador de rebaños ajenos, y transportista camellero. Tenían mala fama y se los consideraba gente de poco fiar.

El misterio de Navidad parece construido con cosas desproporcionadas. Como si Tata Dios hubiera querido unir todos los contrarios: una madre-virgen da a luz a un pequeño, lo envuelve cariñosamente en pañales y lo recuesta en un comedero de animales, y unos ángeles van a dar la noticia a los pastores. Los paganos se ponen en camino detrás de una estrella lejana, mientras los sacerdotes y el pueblo de Dios duermen allí cerca sin enterarse de nada. La noche mala se convierte en Noche Buena.
Realmente: para Dios no hay nada imposible.

El texto es del libro Esperando el Sol, de Mamerto Menapace




¡¡¡A todos mis queridos lectores y a mis amigos,
les deseo una muy feliz Navidad!!!
Que el Niño Jesús colme sus corazones de todo lo que anhelan.
¡Gracias, también, por el afecto que durante este corto espacio de tiempo que ha pasado desde que inauguré mi blog, me han brindado!!
Espero seguir contando desde ya, y para siempre, con su amistad.

Les abraza,
Angelita.



No hay comentarios: