Mil recuerdos llegan hoy a mi memoria.
Recuerdos tristes y felices,
de mi niñez perdida.
Hoy que no estoy con mi familia,
que me encuentro en lejanía.
Cuánto diera hoy Dios mío...
Por poder abrazar a mi madre,
y besar a mi hija.
Brindarles mi sonrisa,
aunque sea por un momento.
Sonrisa que se ha marchitado
al sentirme sola y desprotegid a.
con el paso del tiempo.
Cuánto diera hoy Dios mío...
Por no estar aquí,
hoy me invade una sensación de amargura.
De tanto llorar mi alma esta reseca.
Y el jardín de mis anhelos,
se cubre de flores muertas.
Cuánto diera hoy Dios mío...
por tener a mi madre, a mi hija,
a mi familia cerca,
para poder mitigar, este dolor
que me atormenta,
y me encadena a mi tristeza,
sólo el amor de mi madre,
me ayuda a soportar esta prueba.
En la hoguera de mi casa hay un leño,
que hoy no quema,
es mi hermano que se ha ido,
y de él dulces recuerdos me quedan.
Hoy en mi pecho se anida,
una grande pena.
La distancia se ha convertido ,
en mi terrible condena.
Cuánto diera hoy Dios mío...
Por derrotar la impotencia,
salir de la oscuridad
entre nidos de luciérnagas,
disfrutar la Navidad,
con mi familia
como lo hice en otras épocas,
besar el rostro ajado de mi madre,
verla reír de contenta.
Poder estar a media noche,
para compartir la cena,
levantar nuestras copas
y brindar en nochebuena.
Cuánto diera hoy Dios mio...
Mari Mar, precioso poema.
Un poco triste, la verdad.
Con mucho gusto lo añado a mi blog.
Espero que esta Navidad te sonría más y
seas inmensamente feliz el próximo año que ya se nos avecina, pudiendo disfrutar de la cercanía de tu familia que tan intensamente añoras y necesitas.
Un cordial saludo de corazón a corazón.
Angelita.
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