"Ventana abierta"
De la mano de María
Héctor L. Márquez
(Conferencista católico)
REFLEXIÓN PARA EL SEGUNDO
DOMINGO DE ADVIENTO (B) 6
En aquél entonces Juan predicaba un “bautismo
de conversión para perdón de los pecados” como preparación para la llegada del
Salvador.
La liturgia continúa su recorrido por el
Adviento y nos hallamos en el segundo domingo. La liturgia para el primer
domingo nos traía como tema principal la espera de la segunda venida del Señor,
el “mañana”, el sentido escatológico del Adviento. Por eso la liturgia nos
invitaba a estar “vigilantes”, en espera.
En esta segunda semana el tema de las lecturas
es la venida del Señor en el tiempo presente, el “hoy”. La liturgia de este
domingo nos invita a la conversión, que es la nota predominante de la predicación
de Juan el Bautista en el Evangelio que leemos (Mc 1,1-8) y que se proyectará
hasta la tercera semana de Adviento.
Durante esta semana la liturgia nos exhorta a
reflexionar sobre las palabras de Juan: “Una voz grita en el desierto:
‘Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos’”, porque Jesús llega.
Marcos nos quiere dejar saber que la actividad de Juan es el cumplimiento de la
profecía de Isaías, y para eso echa mano de un texto del profeta (1-5.9-11)
tomado de la primera lectura que contemplamos hoy: “Una voz grita: ‘En el
desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para
nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que
lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del
Señor, y la verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-’.”
Y, ¿qué mejor manera de “preparar el camino”
que buscando reconciliarnos con el Señor? En aquél entonces Juan predicaba un
“bautismo de conversión para perdón de los pecados” como preparación para la
llegada del Salvador. Durante esta segunda semana de Adviento la Iglesia nos
invita a acudir al sacramento de la reconciliación, que nos reconcilia con Dios
y nos devuelve la amistad que habíamos perdido por el pecado. De este modo,
cuando llegue la Navidad, estaremos en posición de unirnos sacramentalmente con
Jesús y nuestros hermanos en la Eucaristía, del mismo modo que los discípulos
de Juan Bautista estuvieron en disposición de recibir y aceptar a Jesús cuando
se hizo entre ellos.
Durante esta semana podemos buscar en los
diferentes templos que tenemos cerca, los horarios de confesiones disponibles,
para que cuando llegue la Navidad, estemos bien preparados interiormente,
uniéndonos a Jesús y a nuestros hermanos en la Eucaristía. No dejemos pasar
esta oportunidad que se nos brinda. El momento es AHORA. ¡Anda, anímate! Verás
qué diferente va ser tu Navidad.
“Oh Dios de la Alianza: Por medio de los profetas del pasado y de los de hoy tú nos llamas a vivir fielmente los retos del evangelio si queremos ser tu pueblo. Despiértanos de nuestro modo de vivir cómodo y auto-satisfecho. Danos la inquietud de acelerar la venida de tu Hijo y de tu reino y abrásanos con el fuego de su Espíritu para que podamos llevar el calor de su amor e integridad a este mundo frío y egoísta. Danos la paz eterna de Jesucristo nuestro Señor.” (Oración Colecta).
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