"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
Comentarios a la Palabra de Dios
25 DE DICIEMBRE - MISA DEL DÍA
NATIVIDAD
DEL SEÑOR
Is. 52, 7-10
7 ¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia
salvación, que dice a Sión: « Ya reina tu Dios! »
8 ¡Una voz! Tus vigías alzan la voz,
a una dan gritos de júbilo, porque con sus propios ojos ven el retorno de
Yahveh a Sión.
9 Prorrumpid a una en gritos de
júbilo, soledades de Jerusalén, porque ha consolado Yahveh a su pueblo, ha
rescatado a Jerusalén.
10 Ha desnudado Yahveh su santo brazo
a los ojos de todas las naciones, y han visto todos los cabos de la tierra la
salvación de nuestro Dios.
- Tenemos en esta
primera lectura, ya, el anuncio de la salvación. El libro de la
Consolación (Cap. 40-55) es un “Evangelio”, anuncia la Buena Nueva (40,
9). Los mensajeros que acuden al país y los vigías que los divisan
anuncian la alegría, es decir, la inauguración de un reino personal
de Jahvé en Sión. Este reino que reemplazará a los reinos terrestres, ha sido
anunciado ya hace mucho tiempo por los profetas: (43, 15; Jr. 3, 17; 8, 19; Ez,
20, 33; 34, 11-16; Mi. 2, 13; So. 3, 15). Lo exaltan igualmente los “salmos del
reino” (Sal. 47, 93; 145, 146, etc.)
(v.
7) - (Na. 2, 1; Mc.
16, 15-16) El mensajero de la paz, de la esperanza para el pueblo
que está en desconsuelo y servidumbre en Babilonia.
(v. 8-10)
- Y está tan cercano el mensajero, que ya le ve por el camino
y a los vigías gritando y cantando al Dios que viene como libertador. “El
retorno de Jahvé” es el comienzo de la partida hacia Sión. Su anuncio llena
la tierra y todas las ruinas parecen restauradas en la activa esperanza.
- Y al grito de
salvación, sucede inmediatamente el consuelo de Jahvé a su pueblo,
la caricia de su santo brazo que cuanto más tierno es para Israel, más poderoso
es para con los opresores. Todas las naciones serán testigos de
este desnudar su brazo Jahvé, para salvar a sus elegidos, hasta los confines de
la tierra llegará la salvación del Señor (Sal. 97).
Hb. 1, 1-6
1 Muchas veces y de muchos modos
habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas;
2 en estos últimos tiempos nos ha
hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien
también hizo los mundos;
3 el cual, siendo resplandor de su
gloria e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra
poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a
la diestra de la Majestad en las alturas,
4 con una superioridad sobre los
ángeles tanto mayor cuanto más les supera en el nombre que ha heredado.
5 En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna
vez: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y también: Yo seré para él
Padre, y él será para mi Hijo?
6 Y nuevamente al introducir a su
Primogénito en el mundo dice: Y adórenle todos los ángeles de Dios.
- Esta primera
sección de la carta quiere animarnos a prestar cada vez más atención al mensaje
de salvación de la nueva alianza, ¡qué prestemos oídos a la Palabra de Dios!.
- La carta comienza
sin encabezamiento, saludo, acción de gracias, etc… es que quiere forzar la
atención de los oyentes.
- Es una especie
de descripción de la entronización del Señor en el cielo. El
movimiento del pensamiento del autor, en este comienzo, nos recuerda el Prólogo
de San Juan: la aparición de Cristo sobre la tierra, entraña sobre todo, la
descripción de su entronización en el cielo. 1º) quiere
afirmar la superioridad de Cristo sobre todos los profetas antiguos,
puesto que Dios ahora habla definitivamente por El; y 2º) la
superioridad sobre los ángeles (los ángeles ocupaban en esta época un
sitio de honor) (Fp. 2, 11; Ap. 4, 5). Así la lectura se divide en dos
partes: a) (v. 1-3) y b) (v. 4-12).
a) Nos descubre la historia de la salvación: Dios
habló “antiguamente”... “últimos días”, “a nuestros padres”…,
“a nosotros”, “por los profetas”…; “por el Hijo”; “muchas
veces”…, “de una vez para siempre”. Con el Hijo, en esta segunda
etapa, la del cumplimiento, se ha realizado, haciendo caducar lo antiguo (Rm.
9, 45; Fp. 3, 7: Lc. 4, 12) y Cristo es el heredero de todas las cosas (Gn. 12,
1-3; I Re. 8, 26). La herencia ya no es una país, sino el mundo entero y Cristo
es el lugar de la gloria de Dios (los santuarios se han caducado Ex.
40, 34-35; Rm. 8, 10-11) y el único en sentarse a la derecha de Dios.
b) Este puesto, le hace pensar al autor a imaginar a
Cristo sobre los ángeles, y nos va refiriendo los tres momentos importantes
de la entronización real en Oriente:
1º) Proclamación: “Tú eres mi Hijo”
(v. 5)
2º) Presentación del nuevo
rey, para ser adorado por sus súbditos (los ángeles) (v. 6)
3º) Su colocación en el trono (v.
7-139
- Teniendo para los
judíos tanta importancia los profetas y los ángeles (que movían el universo),
se comprende el argumento del autor y cuidado en afirmar la creación de un
nuevo mundo, que reposa sobre la base más universal, que es Cristo.
Jn.1, 1-18
1 En el principio existía la Palabra
y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con
Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no
se hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida
era la luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y
las tinieblas no la vencieron.
6 Hubo un hombre, enviado por Dios:
se llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para
dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía
dar testimonio de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue
hecho por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron
les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de
deseo de hombre, sino que nació de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso
su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama:
« Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de
mí, porque existía antes que yo. »
16 Pues de su plenitud hemos recibido
todos, y gracia por gracia.
17 Porque la Ley fue dada por medio
de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 A Dios nadie le ha visto jamás: el
Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
- El Prólogo, no es
un prefacio al Evangelio, va más lejos, nos presenta a Jesús como el
Logos, mediante el cual Dios creó el mundo. Logos es para Juan algo
distinto de la “razón”, es la “Palabra”. Este concepto viene del mundo
judío, de la Teología del Antiguo Testamento, de los datos del cristianismo
primitivo: la Palabra que viene de Jesús, y sobre todo de los libros
sapienciales: la sabiduría divina, mediadora de la creación y autora de la
salud del hombre.
- Puede ser el
Prólogo la derivación de un himno preexistente que utiliza el
autor del cuarto evangelio. Los dos pasajes sobre el Bautista (6-8.15) son
añadidos posteriormente.
- El Prólogo y el
Evangelio están ligados por los temas: luz, vida, tinieblas, verdad, testimonio…
y la idea directriz es esta: El Verbo, por el que Dios hizo
el mundo, es el Hijo de Dios, Jesucristo, que nos trajo la luz y la vida, la
verdad y la gracia: FOS, DSOE, ALEZEIAS, JARITOS.
a) Su trascendencia:
- La sabiduría (o la Palabra)
anterior a la creación (Jn. 1, 1-2; Sab. 9, 10; Prov. 8, 22-33;
Eclo. 24, 2-4)
- La parte que toma en la creación
(Jn. 1, 1-2; Eclo. 24, 5-6; Prov. 8, 24-31; Sab. 9,9)
b) Su inmanencia:
- Su envío a la tierra para morar
entre el pueblo (Jn. 1, 9-11: Eclo. 24, 8; Sab. 9, 10)
- Los beneficios que aporta (Jn. 1,
12-14; Eclo. 24, 12-22; Prov. 8, 32-36; Sab. 9, 11-12)
- Es una
composición literaria semita, con un movimiento parabólico, cuyo centro son los
v. 12-13
1) El Verbo con Dios:
(1-2) 1) El Hijo en el Padre: (18)
2) Su papel en la creación:
(3) 2) Su
papel en la recreación: (17)
3) Don para los hombres:
(4-5) 3) Don para los hombres: (16)
4) Testigo: Juan Bautista:
(6-8) 4) Testigo: Juan Bautista: (15)
5) Venida al mundo:
(9-11) 5) Venida en carne mortal: (14)
6) Para que lleguemos a ser
hijo de Dios: (12-13)
(v.
1) - Mediante una
progresiva valoración del triple imperfecto: era (en), Juan
expresa respectivamente la eternidad, la personalidad y la
divinidad del Verbo.
Antes de nada (en arqué) el Verbo
está en acto, preexistía sin sombra de principio, como persona
distinta pero próxima a Dios Padre, era Dios.
(v. 2-3)
- Resume las tres afirmaciones y prepara en antítesis
la función del Verbo en la creación. De su unidad con el Padre,
surge la fecundidad: Todo (PANTA) y nada (JORIS)
fuera de El existe. El Verbo tiene pleno poder como Dios y hace todas las
cosas.
(v. 4-5)
- El Verbo hace brillar en las criaturas su realidad
divina: fuente de vida. Esta luz (FOS) no cesa de imprimir en el
hombre su orientación a Dios. Las tinieblas del mal (SKOTIA) no
pueden impedir que resplandezca (FAINEI).
(v. 6-8)
- En contraste con el fondo eterno aparece el campo
histórico: Juan Bautista, enviado y testigo de la luz
(martirian), superior a un profeta (Mt. 11, 9). La luz al encarnarse necesita
un testigo, porque viene encubierto, y Juan Bautista de algún modo la vio.
(v.
9) - Esta
exposición empalma con el v. 5 y toca los momentos más culminantes: creación (v.
10); revelación en la era ya superado (v. 11); la encarnación (v.
14). Estos tres momentos están anticipados en este (v. 9): el Verbo es la luz
verdadera que ilumina a todos los hombres.
(v. 10)
- El mundo del evangelio es el teatro en
donde se desenvuelve la acción salvífica del Verbo. El mundo no tiene luz
porque le falta un conocimiento vivo de Dios: fidelidad amorosa al
Verbo y a su ley.
(v. 11-12) - Repite
lo anterior pero en progreso: el Verbo-Luz, vino al pueblo hebreo y no aceptó
el don, pero fueron excepción los que le aceptaron y sometieron a El,
reconociéndole como Mesías. Estos obtienen por el Verbo una nueva
filiación: la nueva revelación del Padre y del Hijo, que engendra la fe y
un germen espiritual íntimo.
(v. 13)
- Así han nacido en virtud de lo alto.
(v. 14)
- Llegamos al culmen del misterio con la afirmación más
sublime y paradójica: a los hombres les ha sido dado ser engendrados
por Dios, sobre todo porque Dios mismo se ha dignado ser engendrado hombre:
esta es la máxima luz.
- Ninguna religión
imaginó jamás tal misterio. El Verbo ha puesto su tienda entre nosotros
(ESKÉNOSEN). Con esta expresión, Juan alude a una concepción grata a los
hebreos: ESKÉNOSEN = SEKINAH, que designa la
gloria de Jahvé, la nube que le ocultaba a las miradas
humanas. La carne del Verbo es la verdadera nube que vela y
atestigua la divinidad presente. Con la Encarnación, Dios ha
honrado en los hombres con la más profunda intimidad. Todos los que como Juan
creyeron, vieron en Cristo la gloria del Padre.
- Pero los
esplendores más intensos se reservan para el Calvario, donde el velo de la
carne se hace tan trasparente que aun escondiendo el esplendor de la gloria, se
confunde con ella (Ex. 34, 6; Pro. 20, 28).
- La expresión. “de
gracia y de verdad” (JARITOS KAI ALEZEIAS), es paralela a la autodefinición
con la que Dios se presenta a Moisés: HESED WE´EMET = misericordia y
fidelidad, es decir, tenaz y constante en la misericordia. Así
el Verbo encarnado es la clave de toda la historia.
(v. 18) - Este versículo afirma implícitamente una estrecha vinculación entre filiación y conocimiento.
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