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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 31 de diciembre de 2020

REFLEXIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD. MIÉRCOLES, 31 - Diciembre - 2020

 "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

“Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad”.

Hoy es el séptimo día de la infraoctava de Navidad. Para este día la liturgia nos presenta nuevamente como lectura evangélica el prólogo de Evangelio según san Juan, que leímos para la Solemnidad de la Natividad del Señor (Jn 1,1-18).

En este prólogo se nos adelantan los cuatro grandes temas que Juan irá desarrollando a través de su relato evangélico: el Verbo, la Vida, la Luz, la Gloria, la Verdad. También se presentan las tres grandes contraposiciones que encontramos en el cuarto evangelio: Luz-tinieblas, Dios-mundo, fe-incredulidad. Y reverberando a lo largo de este pasaje, la figura del precursor, Juan el Bautista: “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”.

La Palabra ha estado entre nosotros desde el momento mismo de la creación (“el mundo se hizo por medio de ella”). Para los judíos la Palabra tiene poder creador, por eso vemos que en el relato de la creación cada etapa de la misma está precedida de la frase “dijo Dios”, o “Dios dijo” (Cfr. Gn 1,1-31).

Pero como no la reconocieron, decidió encarnarse, hacerse uno con nosotros, juntando ambas naturalezas, la humana y la divina, para “divinizar” nuestra naturaleza humana de manera que recibiéramos el “poder para ser hijos de Dios”, para convertirnos en otros “cristos” (Gál 2,20). De ese modo nos dio el poder de salir de las tinieblas en que había estado sumida la humanidad en el Antiguo Testamento, hacia la Luz de Su Gloria. La decisión es nuestra, u optamos por la Luz, o permanecemos en las tinieblas; o somos hijos de la Luz, o de las tinieblas.

“Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad”. Juan quiere enfatizar que la plena revelación de Dios que se logra mediante la Encarnación, es real (“hemos contemplado su gloria”). Jesús no es un fantasma, un sueño, una fantasía, una ilusión; es real, tangible. Dios siempre ha estado presente entre su pueblo, pero a partir de la Encarnación esa presencia se tornó real y viva, para no abandonarnos jamás (Mt 28,20).

Que la Luz que aparta las tinieblas inunde nuestros corazones en el año nuevo que comienza en unas horas, para que creamos en Su nombre y podamos ser llamados Hijos de la Luz y, al igual que Juan, ser testigos de la Luz aún en medio de la tribulación, para que todos los que se crucen en nuestro camino crean en Jesús.

¡Feliz Año Nuevo!

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