Cuentan que había una vez un hombre que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijito había muerto.
Lloraba y lloraba hasta que amanecía.
Un día -continúa el cuento- se apareció un ángel en sueños.
Y le dijo: – Basta ya.
- Es que no puedo soportar la idea de no volverlo a ver nunca más.
El ángel le respondió:
- ¿Lo quieres ver?
Entonces lo cogió de la mano y lo subió al cielo.
- Ahora lo vas a ver, quédate aquí.
Por una acera enorme comenzaron a pasar un montón de niños, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos, como uno se imagina el cielo con los angelitos.
El hombre preguntó:
- ¿Quiénes son?
Y el ángel le respondió:
- Estos son los niños que han muerto en estos años, y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros…
- ¿Mi hijo está entre ellos?
- Sí, ahora lo vas a ver.
Y pasaron cientos y cientos de niños.
- Ahí viene- le avisó el ángel.
Y el hombre lo vió. Radiante, como lo recordaba.
Pero se dio cuenta de algo que lo conmovió:
entre todos los niños era el único chico que tenía la vela apagada, y él sintió de pronto una enorme pena y una terrible congoja por su hijo.
En ese momento su hijo lo vio, salió corriendo y se abrazó a él.
Él lo abrazó también con fuerza y le dijo:
- Hijo, ¿ por qué tu vela no tiene luz?
¿no encienden tu vela como la de los demás?
-El hijo le contestó: Sí, papá, cada mañana encienden mi vela igual que la de todos, pero… ¿sabes qué pasa?, que cada noche tus lágrimas apagan la mía.
29 -Septiembre- Día de los Santos Arcángeles
Oración por los hijos
No dejes que caiga en la ira o la desilusión, porque ellos son cuanto yo les doy, y si solo les doy tristeza, ellos no podrán crecer en la alegría.
Enséñame Ángel mío, el buen camino para moldearlos con la libertad de existir, y el regocijo de vivir.
Dame confianza y esperanza sin límites, para que pueda llenar sus corazones, así mañana mis hijos sean alabanza del Señor.
Permíteme encontrar a cada momento una alegría que sembrar en su presente, para que mañana una semilla de ternura crezca en sus mantos para cuantos les rodean.
Enséñame el camino de cómo volver a ser niño, para llegar a comprenderlos, hacerlos sentir especiales y amados.
Para enseñarles que la vida puede ser una amorosa cuna protegidos por mis brazos
Pero sobre todo Ángel mío:
Llévame a donde los sueños son libres, para permitirles a mis hijos, ser lo que ellos quieran ser, para no hostigarlos, ni oprimirlos con mis propios sueños.
Para que sean libres, y el día de mañana entregar con orgullo a la humanidad sus sueños hechos realidad.
Trae ¡Oh Ángel Mensajero! , todas las bendiciones para ellos.
Porque hijo es una palabra de amor que Dios nos ha entregado
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