DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO

Nos cuenta el evangelio que bien entrada la noche, cuando la barca iba muy lejos de tierra, ya en el centro del mar, la barca se comienza a agitar por un viento huracanado, por una tormenta, estaba siendo agitada por una tempestad desconcertante que casi la hunde; este pasaje lo compara con nuestra vida cotidiana, navegamos por este mundo y sin darnos cuenta distraídos nos adentramos en el, por el dialogo y el ruido ensordecedor, nos olvidamos del maestro, seguramente los apóstoles se olvidaron de Jesús y se acomodaron en la barca, somos iguales, cuando llevamos una vida muy cómoda nos olvidamos de Dios rotundamente, entonces sobrevienen las tempestades y las grandes tormentas, y cuando estas llegan nos asustamos, tenemos miedo y nos sentimos solos, cuando de repente se presenta en medio de las tormentas una silueta desconocida, - quien dice que en medio de las tormentas no está Dios para auxiliarnos, quien a dicho que Jesús no camina en medio de la tempestad a auxiliarnos, - el problema es que cuando se presenta lo confundimos con un fantasmas, y como lo vemos como un fantasma le tememos, y en vez de acercarnos y preguntarle, quien eres, que es esa silueta que parece un fantasma, nos quedamos con nuestros propios juicios, y decimos, es un fantasma y luego remamos más adentro de la tormenta, y posiblemente perecemos; los apóstoles gritan de miedo, pero tienen confianza, saben escuchar las palabras que Jesús les dice, reconocen su voz, creen ver un fantasma, dudan, pero reconocen un poco su voz, Jesús les habla con serenidad, les dice “Animo, soy yo, no tengan miedo” Animo, no te hundas, animo no vaciles en este momento no estás solo, animo que la tormenta va a pasar, animo que ya amanecerá, animo que las lagrimas de la tempestad se secaran, animo los problemas no son eternos. Pero Pedro interrumpe el comentario y añade “Señor, si eres tu mándame ir hacia ti caminando sobre las aguas” Jesús le contesta con serenidad “Ven” Pedro cuestiona al maestro y él lo entiendo, pero Pedro tiene más miedo que confianza, porque ve más la oscuridad que a Jesús, se fija mas en el viento que sopla que en El, todos los seres humanos somos iguales, nos fijamos más en la tormenta que vivimos que en el maestro que nos grita Animo!!! Tu puedes hacerlo, que increpa a caminar sobre la tormenta, que nos increpa a vencer la tempestad, cuando siente que se esta hundiendo, le grita con pánico ¡Señor Sálvame!, me imagino que Jesús riéndose le dice ¡Qué poca fe!, y extendiendo la mano lo agarró y le dijo ¿Por qué has dudado? Que similares somos a Pedro con la poca fe, pero que di

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