"¡Mujer, qué grande es tu fe!"
Se lo escucharemos hoy decir a Jesús en el Evangelio, dirigido a la cananea, y lo podríamos repetir de muchas mujeres y hombres cristianos.
En ocasiones, Dios mismo se encarga de probar esa fe; y en las circunstancias más duras y adversas es cuando se comprueba si confiamos absolutamente en Dios, o si le pedimos con la boca chica y con la fe tibia.
¡Seamos sinceros! ¿Cuántas veces le hemos rogado a Dios con la fuerza y abandono conque vemos en la mujer extranjera del Evangelio?
Y entre la permanencia de los problemas y dificultades, ¿cuántas veces hemos perseverado con fe en nuestra plegaria como hizo la buena cananea?
Mañana llegarán a Madrid millares de jóvenes de todo el mundo. Podremos ver la salvación que anuncia el profeta Isaías en la 1ª Lectura hecha carne en la juventud de hoy, porque Dios no se cansa de esperar y de buscarnos, dado que su llamada es irrevocable -como nos recuerda S. Pablo en su Carta a los Romanos.
Que la J.M.J, nos sirva para renovar nuestra fe y entrega absoluta a Dios, que sigue curando hoy a los hombres.
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