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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

martes, 16 de marzo de 2021

Cuentos para pensar de Jorge Bucay. EL ZAR, EL SASTRE Y EL OSO

"Ventana abierta"

Jorge Bucay

EL OSO

Esta historia habla de un sastre, un zar y su oso. 

Un día el zar descubrió que uno de los botones de su chaqueta preferida se había caído. El zar era caprichoso, autoritario y cruel (cruel como todos los que enmarañan por demasiado tiempo en el poder), así que, furioso por la ausencia del botón mandó a buscar a su sastre y ordenó que a la mañana siguiente fuera decapitado por el hacha del verdugo. 
Nadie contradecía al emperador de todas la Rusias, así que la guardia fue hasta la casa del sastre y arrancándolo de entre los brazos de su familia lo llevó a la mazmorra del palacio para esperar allí su muerte.

 Cuando, cayó el sol un guardiacárcel le llevó al sastre la última cena, el sastre revolvió el plato de comida con la cuchara y mirando al guardiacárcel dijo: 
– Pobre del zar. 

El guardiacárcel no puedo evitar reírse. 
- ¿Pobre del zar?, dijo pobre de ti tu cabeza quedará separada de tu cuerpo unos cuantos metros mañana a la mañana.
 
- Si, lo sé pero mañana en la mañana el zar perderá mucho más que un sastre, el zar perderá la posibilidad de que su oso la cosa que más quiere en el mundo su propio oso aprenda a hablar. 

- ¿Tú sabes enseñarle a hablar a los osos?, preguntó el guardiacárcel sorprendido. 

- Un viejo secreto familiar... – dijo el sastre. 

Deseoso de ganarse los favores del zar, el pobre guardia corrió a contarle al soberano su descubrimiento: 
- ¡¡El sastre sabía enseñarle a hablar a los osos!! 

El zar se sintió encantado. Mandó rápidamente a buscar al sastre y le ordenó: 
- ¡¡Enséñale a mi oso a hablar.

- Me gustaría complaceros pero la verdad, es que enseñar a hablar a un oso es una ardua tarea y lleva tiempo... y lamentablemente, tiempo es lo que menos tengo... 

-El zar hizo un silencio, y preguntó: 
- ¿Cuánto tiempo llevaría el aprendizaje?

 - Bueno, depende de la inteligencia del oso... Dijo el sastre. 

- ¡¡El oso es muy inteligente!! – interrumpió el zar – De hecho es el oso más inteligente de todos los osos de Rusia. 

- Bueno, musitó el sastre... si el oso es inteligente... y siente deseos de aprender... yo creo... que el aprendizaje duraría... duraría... no menos de...... DOS AÑOS. 

El zar pensó un momento y luego ordenó: 
- Bien, tu pena será suspendida por dos años, mientras tanto tú entrenarás al oso. ¡Mañana empezarás! 

- Alteza - dijo el sastre – Si tu mandas al verdugo a ocuparse de mi cabeza, mañana estarán muerto, y mi familia, se las ingeniará para poder sobrevivir. Pero si me conmutas la pena, yo tendré que dedicarle el tiempo a trabajar, no podré dedicarme a tu oso... debo mantener a mi familia. 

- Eso no es problema – dijo el zar – A partir de hoy y durante dos años tú y tu familia estarán bajo la protección real. Serán vestidos, alimentados y educados con el dinero de la corte y nada que necesiten o deseen, les será negado... Pero, eso sí... Si dentro de dos años el oso no habla... te arrepentirás de haber pensado en esta propuesta... Rogarás haber sido muerto por el verdugo... ¿Entiendes, verdad?.

 - Sí, alteza. 

- Bien... ¡¡Guardias!! - gritó el zar –Que lleven al sastre a su casa en el carruaje de la corte, denle dos bolsas de oro, comida y regalos para sus niños. 

Ya... ¡¡Fuera!!. El sastre en reverencia y caminando hacia atrás, comenzó a retirarse mientras musitaba agradecimientos. 

- No olvides - le dijo el zar apuntándolo con el dedo a la frente – Si en dos años el oso no habla... 

– Alteza... 

- ...Cuando todos en la casa del sastre lloraban por la pérdida del padre de familia, el hombre pequeño apareció en la casa en el carruaje del zar, sonriente, eufórico y con regalos para todos. La esposa del sastre no cabía en su asombro. Su marido que pocas horas antes había sido llevado al cadalso volvía ahora, exitoso, acaudalado y exultante... 
Cuando estuvo a solas el hombre le contó los hechos.

 - Estás LOCO – chilló la mujer – enseñar a hablar al oso del zar. Tú, que ni siquiera has visto un oso de cerca, ¡Estás, loco! Enseñar a hablar al oso... Loco, estás loco... 

- Calma mujer, calma. Mira, me iban a cortar la cabeza mañana al amanecer, ahora... ahora tengo dos años... En dos años pueden pasar tantas cosas en dos años. En dos años... – siguió el sastre - se puede morir el zar... me puedo morir yo... y lo más importante... por ahí el ¡¡oso habla!! 

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