"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
UNO DE VOSOTROS, ME VA A ENTREGAR
14
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos
sacerdotes,
15 y les dijo: « ¿Qué queréis darme, y yo os lo
entregaré? » Ellos le asignaron treinta monedas de plata.
16 Y desde ese momento andaba buscando una
oportunidad para entregarle.
17 El primer día de los Ázimos, los discípulos
se acercaron a Jesús y le dijeron: « ¿Dónde quieres que te hagamos los
preparativos para comer el cordero de Pascua? »
18 Él les dijo: « Id a la ciudad, a casa de
fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy
a celebrar la Pascua con mis discípulos." »
19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les
había mandado, y prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, se puso a la mesa con los
Doce.
21 Y mientras comían, dijo: « Yo os aseguro que
uno de vosotros me entregará. »
22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno
por uno: « ¿Acaso soy yo, Señor? »
23 El respondió: « El que ha mojado conmigo la
mano en el plato, ése me entregará.
24 El Hijo del hombre se va, como está escrito
de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le
valdría a ese hombre no haber nacido! »
25 Entonces preguntó Judas, el que iba a
entregarle: « ¿Soy yo acaso, Rabbí? » Dícele: « Sí, tú lo has dicho. » (Mt.
26, 14-25)
La traición del Apóstol Judas ya estaba profetizada en los Salmos y los Profetas, varios siglos antes de que sucediera: “Eres tú, mi amigo y confidente, a quién me unía una dulce intimidad”… “Pero mi amigo, de quién yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme”… “Ellos pesaron mi jornal: treinta siclos de plata. Y Yahvé me dijo: es el precio irrisorio con el que me han apreciado, échalo en el tesoro de la casa de Yahvé”… Todo estaba ya escrito por inspiración del Espíritu Santo…
Para Jesús este Apóstol era tan querido como los otros once, al fin Él lo eligió “para que estuviera con Él”. Y al principio de su itinerancia con Jesús todo fue muy bien… Pero hubo un momento de prueba en la fidelidad a Jesús y todos la tuvieron que pasar, de forma que Jesús les tuvo que preguntar:“ ¿También vosotros queréis marcharos?”. Y Pedro se hizo portavoz de los doce y le contestó: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios”… Verdadera confesión y adhesión a Jesús; pero… ¿estaban todos tan convencidos como Pedro?… Fue el día en el que en la sinagoga de Cafarnaúm Jesús escandalizó a muchos con sus Palabras: “Yo soy el pan de la vida, el que come de este pan, vivirá para siempre”… “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna”... Y dice San Juan al final de este discurso: “¡Es duro este lenguaje!… ¿Quién puede escucharlo?”… Y dijo Jesús: “hay entre vosotros algunos que no creen. Porque Él sabía desde el principio quién era el que lo iba a entregar”… “Desde entonces, muchos de sus discípulos, ya no andaban con Él”... Y siguió diciendo Jesús: “¿No os he elegido yo a los doce?, y uno de vosotros es un diablo. Hablaba de Judas Iscariote que lo iba a entregar”…
Jesús caminó hacia su Pasión, no con el candor del que no sabe lo que le va a suceder, sino que todo lo tenía presente y se sumergió en este río de pasiones humanas, sin poder hacerlas retroceder ¡y eso que era Dios!... Pero Él nos ha dado el don precioso de la libertad y nunca la avasalla, ni la violenta… Sí que puede insinuarse con su gracia, como hizo con Judas, dándole oportunidad para el arrepentimiento… Pero Él no quiso forzarle y le dejó hacer hasta el final de una vil traición a su Señor y Amigo…
Está página del Evangelio es sumamente dolorosa y a veces nos rebelamos contra ella llenos de indignación… ¡Pero todo sucedió para nuestra enseñanza!: en frío no se traiciona a un amigo, pero si el corazón se ha dejado enfangar por alguna pasión o pecado, como es la codicia, uno es capaz de esos actos inconfesables y quizás otros peores…
¡Cuánto hemos de vigilar nuestro corazón para que no se le pegue nada que no sea la voluntad de Dios y sus santos Mandamientos, que son el antídoto de estos actos, en los que el Enemigo tiene mucha baza!… ¡De aquí lo importante de la vigilancia interior y una actitud de continúa conversión!....
¡Seamos siervo fieles, que siempre estén arropados por su gracia, con buenos pensamientos, buenos deseos y actos de amor!...
¡Qué así Dios lo haga en nosotros! …¡Amén, Amén!…
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