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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 19 de marzo de 2021

Día del Seminario. La vocación es un llamado de Dios. DIOS SE FIJÓ EN TI. Viernes, 19 - Marzo - 2021

"Ventana abierta"

DIOS SE FIJÓ EN TI

P. Miguel Ángel Díaz Granados, OCD

La vocación es un don de Dios. Es la invitación a vivir a plenitud tu condición de hijo de Dios en un proyecto de vida que te encamine a la santidad desde cualquier estado de vida. De esta forma, somos invitados a un camino de realización en la vida Consagrada, la cual, “enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu” (Vita Consecrata 1).

Por ello, en medio de nuestra realidad, con lo que somos y tenemos, así nos convoca Cristo, recordándonos que “somos vasijas de barro que llevamos un Tesoro por dentro” para que seamos instrumentos de su gracia; lo cual implica un camino de conversión, entrega, pasión por Dios y por la Iglesia; camino que desemboca en un estado de vida donde con San Pablo podamos confesar que “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (Gal 4,4).

En los pasajes evangélicos de la vocación de los primeros discípulos, podemos observar cómo Jesús llamó a cada uno por su nombre. Así mismo sigue llamándonos para seguir construyendo su Reino. Esta invitación es libre, exige decisión y valentía, pero también nos acomaña una certeza: quién ha iniciado la obra es Él, quien guía el sendero y sostiene   caminar es Él y será Él quien la lleve a feliz término.

Ahora bien, luego de cada llamada viene una respuesta, que debe nacer de la confianza plena en que Dios mismo conducirá nuestros pasos hacia la plenitud que Él mismo es y significa. Un camino como nos diría Santa Teresita del Niño Jesús, “hecho todo de abandono y de confianza”.

En el Carmelo Descalzo, esto implica como dice Santa Teresa de Jesús, una “determinada determinación” para llenar la vida de alegría, cumplir la misión que el Señor nos encomienda y realizarnos como seres humanos. Aquí descubrimos que estamos llamados a asumir con gozo todo lo que venga, incluso la cruz, que se convertirá en “camino para ir al cielo”. Así pues, la vocación implica aprender a ser dóciles a la voz de Dios y abandonarnos en sus manos, dejando que sea Él quien guie nuestro caminar, viviendo con la convicción de que si nos llamó, Él mismo nos concederá todo lo necesario para recorrer el camino. Llevamos en la mente y en el corazón la certeza de San Pablo que “solo nos basta su gracia” para llegar a ser verdaderos discípulos.

Si tienes inquietud a la vida consagrada, con deseos de ser un hombre orante y amigo fuerte de Dios, te invitamos a que te acerques al Carmelo Descalzo para acompañarte en un proceso de discernimiento vocacional que te ayude a descubrir el llamado del Señor y el modo de realizarlo. Como nos invita Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), descubrir que: “Los muros de nuestro convento circundan un espacio estrecho. Quien aquí quiere construir el edificio de la santidad tiene que cavar profundamente y construir hacia lo alto; tiene que adentrarse en la noche oscura de la propia nada para ser elevado hasta la luz del amor y la misericordia divinas”.

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS? ¿Te sientes llamado al seguimiento radical de Jesús? ¿De qué manera percibes ese llamado? ¿Qué estás dispuesto a hacer para responder a esta inquietud vocacional?

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