"Ventana abierta"
HOY EL RETO DEL AMOR ES APRENDER DE NUESTROS MAYORES
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
¿CON 96 AÑOS?
Estos días estábamos leyendo en el refectorio el
testimonio de una monja de 96 años. Siempre son muy interesantes y
enriquecedoras las palabras de una hermana mayor, pero esta dijo algo que nos
hizo mucha gracia a todas:
-Yo lo que le pido al Señor cada día es que persevere
hasta el final.
Te puedes imaginar la carcajada amistosa que se oyó en
el refectorio. Todas pensábamos por dentro: “Pero, a los 96 años, a dónde vas a
ir...”. Pero es que lo más gracioso es que sor Puri, nuestra monja más mayor
(de 90 años), siempre que se presenta a alguien en el locutorio, dice lo mismo,
exactamente igual.
Claro, nos hizo gracia por aquello de la edad, pero, en
el fondo, todas sabemos bien a qué se refieren y cuánta razón tienen.
Y es que en su sabiduría hablan de “perseverar”, que no
es solo que tu persona, “tu cuerpo”, permanezca en un lugar, en un convento,
comunidad o familia... sino que hablan de otra perseverancia: la del corazón.
Hablan de perseverar con el corazón totalmente en Cristo, de permanecer
entregadas a Él y a la Vida que Él les ha ido poniendo en el camino, de
permanecer en el amor a las hermanas y a la misión que Cristo les ha
encomendado.
La verdad es que, al mirarlas a ellas, me doy cuenta de
que también yo quiero pedirle esto mismo al Señor. Quiero que todo mi ser
persevere cada día en Él, que mi corazón permanezca enamorado, porque el Amor
madura en la elección de cada día.
En la sabiduría de otra hermana que siempre me repite lo
mismo, viene a decir esa idea con otras palabras: “Que el Señor quiere que
seamos felices, y para ello, necesitamos darnos por completo en cada cosa que
hagamos y que disfrutemos en ello sin esperar nada más allá”.
Hoy el reto del amor es aprender de nuestros mayores.
Cuánta sabiduría esconden en su interior, cuántas vivencias y cuánta fortaleza
de la vida se esconden detrás de esa “aparente debilidad”. Deja que el Señor
pueda darte una palabra inspiradora a través de esa persona. Una llamada, una
visita, un simplemente sentarte a su lado... Cristo estará detrás de sus palabras.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
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