"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
Manuel Enrique Figueroa
EL MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO EN
PENTECOSTÉS 2021
Pentecostés y el Espíritu Santo
El 23 de mayo, el Papa Francisco, al celebrar
la Santa Misa en la Solemnidad de Pentecostés, volvió a iluminar un mundo con
innegables tinieblas. Así, dijo en la Homilía que hoy es el tiempo de
la consolación, del gozoso anuncio del Evangelio, de llevar la alegría del
Resucitado. Tres ideas están inmersas en la frase. Primera,
Pentecostés es tiempo de consolación, evocando el concepto, de acuerdo con la
Real Academia, la acción y el efecto de consolar que implica aliviar la pena o
aflicción de alguien. Hoy, el mundo y nuestra sociedad cercana tienen motivos
para mostrar aflicción. En Pentecostés, el Espíritu Santo nos da luz para
consolar, una luz que deberíamos mantener siempre, pero que se renueva con cada
contacto espiritual que tengamos con el Espíritu Santo, algo que deberíamos
frecuentar. La segunda idea es el gozoso anuncio del Evangelio, cuya lectura
meditada y comprendida en su auténtica dimensión nos mueve a materializar el
bien común en un ámbito de trascendencia para los creyentes. Pero el Evangelio
también debería ser fuente de inspiración para los no creyentes, compartiendo,
creyentes y no creyentes, un deseo común de transformación del mundo. El Papa
Francisco insiste en la unidad para la acción bajo la fuerza inspiradora del
Evangelio, que, insistimos, podría ser común para creyentes, incluidos los de
otras religiones y creencias, y no creyentes. Llevar la alegría del Resucitado
es la tercera idea. Cuando Jesús resucita, dispersa las sombras de tinieblas y
se recupera alegría del mensaje que para algunos parecía perdido.
Para el Papa Francisco, Pentecostés es el
tiempo para derramar amor sobre el mundo; y también es el tiempo de la
misericordia. Amor es lo que necesita el mundo y también, como nos ha insistido
el Papa de forma reiterada, misericordia. Necesitamos mucho amor y mucha
misericordia. El Papa incide en la idea del Paráclito como consolador en los
momentos difíciles como el que estamos atravesando debido a la pandemia,
sindemia teniendo en cuenta que causa más daño a los más débiles y
desprotegidos. Nos podemos sentir perdidos en una realidad líquida, de acuerdo
con Zygmunt Bauman, un mundo incierto lleno de inequidad. Por ello, invita a
mirar a los Apóstoles en el tiempo previo a la Resurrección, en aquella
mañana estaban solos y perdidos, tenían las puertas cerradas por el miedo,
vivían en el temor y ante sus ojos estaban todas sus debilidades y fracasos,
sus pecados, puesto que habían renegado a Jesucristo. Pero nos dice el
Papa Francisco que tras haber recibido el Espíritu todo cambió: los
problemas y los defectos siguieron siendo los mismos, pero, sin embargo, ya no
los temían porque tampoco temían a quienes les querían hacer daño. Se sentían
consolados interiormente.
El Papa nos llama a ser paráclitos
consoladores, haciéndonos próximos. Estamos en el tiempo gozoso
del anuncio del Evangelio derramando amor sobre el mundo. De acuerdo
con el Papa, el Paráclito también aconseja buscar el todo, no la parte,
que nos constituye como Iglesia en la multiforme variedad de carismas, en una
unidad que no es nunca uniformidad. Es en el conjunto, en la comunidad, donde
el Espíritu prefiere actuar y llevar la novedad.
El Papa nos insiste que entre los apóstoles
había ideas políticas opuestas, visiones del mundo muy diferentes. Pero
cuando recibieron el Espíritu aprendieron a no dar la primacía a sus puntos de
vista humanos, sino al todo de Dios. El Paráclito impulsa a
la unidad, a la concordia, a la armonía en la diversidad. Nos hace ver como
partes del mismo cuerpo, hermanos y hermanas entre nosotros. ¡Busquemos el
todo! El enemigo quiere que la diversidad se transforme en oposición. Es
un mensaje muy importante cuando vemos en el mundo de la política tanta
oposición de unos a otros que nos hace pensar si nos han olvidado en sus luchas
partidistas. Estoy seguro no es así, pero se debería buscar con más afán el
escenario común del bien compartido.
Busquemos el todo es una hermosa petición del Papa Francisco, pidamos la luz del Espíritu Santo para lograrlo, y seamos misioneros de la consolación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario