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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

lunes, 24 de mayo de 2021

REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA OCTAVA SEMANA DEL T.O. (1) 24 - Mayo - 2021

  "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL LUNES  DE LA OCTAVA SEMANA DEL T.O. (1)

“Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”

Hoy retomamos el tiempo ordinario. Comenzamos la octava semana de ese tiempo litúrgico que nos conducirá hasta el próximo “tiempo fuerte”; el Adviento. Atrás quedaron la penitencia representada por el ayuno, la oración y la limosna de la Cuaresma, y el gozo y espíritu de fiesta de la resurrección, y la cincuentena Pascual que culminó ayer con la gran fiesta del Espíritu.

Nos sentimos como en la mañana siguiente a una gran fiesta; un tanto aturdidos. Nos queda en el alma el gozo y la alegría de la fiesta, pero al despertar nos levantamos y ponemos los pies en el piso. Aterrizamos. Nos enfrentamos a la cotidianidad.

¿De verdad interiorizamos, hicimos parte de nuestra vida, el gozo de la gran fiesta? ¿Cambió de alguna manera nuestra vida esa experiencia? ¿O vamos a conformarnos simplemente con el gozo momentáneo, y regresar a nuestros problemas y conflictos de día a día, permitiendo que estos nublen todo recuerdo de la fiesta?

¿Seremos acaso como el rico que nos presenta la lectura evangélica de hoy (Mc 10,17-27), que luego de experimentar el gozo de reconocer a Jesús, al enfrentarse a la realidad de su riqueza, y que el seguimiento de Jesús implicaba dejarla atrás, optó aferrarse a lo terrenal y olvidar el gozo que sintió al postrarse a los pies del Maestro?

Meditemos la pregunta que le formula el hombre rico a Jesús; tal vez la pregunta más trascendental que podemos hacerle a Dios: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”, es decir, ¿qué tengo que hacer para salvarme? Luego de repasar los preceptos del decálogo con el hombre, ante la aseveración de este de que cumplía con todos ellos, Jesús lanza su remate: “Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme”.

Una vez más Jesús enfatiza la radicalidad del seguimiento. Si queremos ser santos, como Jesús es Santo, no puede haber nada más importante que las cosas Dios, que el seguimiento. Ni la familia, ni las posesiones, ni los títulos, ni los privilegios, ni los honores, ni el dinero, ni los placeres, ni los vicios… En el caso del hombre del pasaje de hoy, Jesús nos explica que no es la riqueza lo que obstaculiza su salvación; es su apego, su confianza en las cosas de este mundo: “¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!”

Pidámosle al Espíritu, cuya fiesta celebramos ayer, que derrame sus dones sobre nosotros para que la alegría que nos produjo la Pascua perdure en nosotros a pesar de lo que la vida pueda lanzarnos. “La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo” (1 Pe 1,3-9).

¡Hermosa semana!

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