"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14: 6
Nuestro Salvador Jesucristo… quitó la muerte y
sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.
2 Timoteo 1: 10
Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida (6)
– Cuando Jesús dice: “Yo soy el camino”, nos
revela que hay un camino y solo uno para conocer a Dios como Padre, y para
acercarnos a él. Ese camino es él mismo, Jesús. Al depositar nuestra confianza
en él descubrimos quién es Dios: no es un Dios lejano e indiferente, sino un
Padre que nos ama, nos perdona y cuida de nosotros hasta en los pequeños
detalles de nuestra vida.
- Yo soy “la verdad”. Esto significa que hay
una verdad absoluta; no se trata de una ideología, un saber, un método, sino de
una persona que no miente: Jesús. Él nos enseña qué es el bien, el mal, el
hombre, Dios mismo. Jesús nos revela a Dios plenamente, en particular como
nuestro Padre. Saca todas las cosas a la luz, tal como son a los ojos de Dios.
Ese camino que nos conduce al Padre, y esta verdad que nos lo revela también
nos permiten entrar en el misterio de los propósitos de Dios.
- Yo soy “la vida”, dijo Jesús a sus
discípulos, cuando estaba a punto de morir. ¿Es paradójico? No, porque a través
de su muerte anuló la muerte e hizo brillar la vida y la incorruptibilidad
mediante el Evangelio (palabra que significa buena nueva). Su muerte y su
resurrección pasaron a ser esta buena nueva. Por medio de la muerte destruyó
“al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2: 14).
Él es la vida: nos da su vida en abundancia, vida necesaria para hacernos
conocer y apreciar todo lo que él nos reveló.
(continuará el próximo martes)
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