En el corazón se encuentra la comprensión, la dulzura, la mansedumbre y la paz; y Cristo que es todo esto en estado puro, muestra al mundo -que vive en un continuo ir y venir- la necesidad de descansar después de tanto trasiego.
Ahora precisamente que entramos en un periodo estival, vivimos momentos de cambio de actividad, pero muchas veces nos agobiamos hasta para preparar nuestro propio tiempo de ocio; incluso ahora que nos encontramos a punto de tomar el merecido parón en nuestra actividad, podemos ver el rostro triste de muchas personas porque no tienen lo necesario para vivir, o sufren dificultades. Se trata sin duda de una verdadera lección, para agradecer al Señor cuanto nos rodea, todos los bienes que nos dispensa.
El mejor descanso en Dios, es llenarnos el corazón de Él y dárselo así a los demás, para que encuentren también la paz y el alivio en los quehaceres cotidianos.
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