El pájaro del Alma es un álbum ilustrado muy bueno, está escrito por Mijal Snunit e ilustrado por Nava Bouchaín.
Un cuento que invita a reflexionar sobre nuestros sentimientos, sobre la necesidad de amar y de ser comprendidos. Es ideal para toda la familia.
dentro del cuerpo habita el alma.
Nadie lo ha visto nunca
pero todos saben que existe,
saben tambien lo que hay en su interior.
Dentro del alma,
en su centro,
está, de pie sobre una sola pata,
un pájaro: el pájaro del alma.
Él siente todo lo que nosotros sentimos.
Cuando alguien nos hiere,
el pájaro del alma vaga por nuestro cuerpo,
por aquí, por allá, en cualquier direccion,
aquejándose de fuertes dolores.
Cuando alguien nos quiere,
el pájaro del alma salta,
dando pequeños y alegres brincos,
yendo y viniendo,
adelante y atrás.
Cuando alguien nos llama por nuestro nombre,
el pájaro del alma presta atención a la voz
para averiguar qué clase de llamada es esa.
Cuando alguien se enoja con nosotros,
el pájaro del alma se encierra en sí mismo
silencioso y triste.
Y cuando alguien nos abraza,
el pájaro del alma,
que habita hondo, muy hondo, dentro del cuerpo
crece, crece,
hasta que llena casi todo nuestro interior.
Hasta tal punto que hace bien el abrazo.
Dentro del cuerpo,
hondo, muy hondo, habita el alma.
Nadie la ha visto nunca,
pero todos saben que existe.
Hasta ahora no ha nacido hombre sin alma.
Porque el alma
se introduce en nosotros cuando nacemos,
y no nos abandona
-ni siquiera una sola vez- mientras vivimos.
Como el aire que el hombre respira
desde su nacimiento hasta su muerte.
Seguramente quieres saber
de qué esta hecho el pájaro del alma
Es muy sencillo:
esta hecho de cajones y cajones;
pero estos cajones
no se pueden abrir así y nada más.
Cada uno esta cerrado por una llave muy especial.
Y es el pájaro del alma
el único que puede abrir sus cajones
¿Cómo? tambien esto es muy sencillo:
con su otra pata.
El pájaro del alma está de pie sobre una sola pata;
con la otra -doblada bajo el vientre a la hora del descanso-
gira la llave, moviendo la manija, y todo lo que hay dentro
se esparce por el cuerpo.
Y como todo lo que sentimos tiene su propio cajón,
el pájaro del alma tiene muchísimos cajones.
Un cajón para la alegría
y un cajón para la tristeza,
una cajón para la envidia
y un cajón para la esperanza,
un cajón para la decepción
y un cajón para la desesperación,
un cajón para la paciencia
y un cajón para la impaciencia
También hay un cajón para el odio
y otro para el enojo
y otro para los mimos.
Un cajón para la pereza
y un cajón para nuestro vacío,
y un cajón para los secretos más ocultos
(éste es un cajón que casi nunca abrimos)
y hay más cajones
También tú puedes añadir todos los que quieras.
A veces el hombre puede elegir
y señalar al pájaro qué llaves debes girar y qué cajones abrir.
Y a veces es el pájaro quien decide;
Por ejemplo:
el hombre quiere callar
y ordena al pájaro abrir el cajon del silencio;
pero el pájaro, por su cuenta, abre el cajón de la voz,
y el hombre habla, y habla, y habla.
Otro ejemplo;
el hombre desea escuchar tranquilamente,
pero el pájaro abre, en cambio, el cajón de la impaciencia:
y el hombre se impacienta.
Y sucede que el hombre sin desearlo siente celos;
y sucede que quiere ayudar y es entonces cuando estorba.
Porque el pájaro del alma no siempre es un pájaro obediente
y a veces causa penas....
De todo esto, podemos entender que cada hombre es diferente
por el pájaro del alma que lleva dentro.
Un pájaro abre cada mañana el cajón de la alegría;
la alegría se desparrama por el cuerpo
y el hombre está dichoso.
Otro pájaro abre, en cambio el cajón del enojo;
el enojo se derrama y se apodera de todo su ser.
Y mientras el pájaro no cierra el cajon, el hombre continua enojado.
Un pájaro que se siente mal,
abre cajones desagradables;
un pájaro que se siente bien, elige cajones agradables.
Y lo que es más importante;
hay que escuchar atentamente al pájaro.
Porque sucede que el pájaro del alma nos llama,
y nosotros no lo oimos.
¡¡Que lástima!!
Él quiere hablarnos de nosotros mismos,
quiere platicarnos de los sentimientos que encierra en sus cajones.
Hay quien lo escucha a menudo.
Hay quien rara vez lo escucha
y quien lo escucha sólo una vez.
Por eso es conveniente
ya tarde, en la noche,
cuando todo está en silencio,
escuchar al pájaro del alma
que habita en nuestro interior,
hondo, muy hondo, dentro del cuerpo".
Mijal
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