La crisis universal del matrimonio
se manifiesta en todas las culturas
Alberto y Constanza, responsables para España e Hispanoamérica
de los Equipos de Nuestra Señora
Ha pasado por Extremadura un matrimonio perteneciente a los Equipos de Nuestra Señora, un movimiento matrimonial que reúne dentro de sí a más de 50.000 parejas en todo el mundo, 450 de ellas en Extremadura. Esta pareja, Constanza Fandiño y Alberto Alvarado, de nacionalidad colombiana, es uno de los seis matrimonios responsables internacionales del movimiento, encargados concretamente de los países de habla hispana. Hemos tenido la oportunidad de dialogar con ellos sobre los aspectos que preocupan a las familias hoy: modelos, estabilidad, diálogo y lugar que ocupa Dios en el seno familiar.
- Por desgracia es general. La crisis de la familia y de los matrimonios en el sentido católico es evidente. En Hispanoamérica es muy marcado, hay muy variadas formas de estructura familiar. Por denominar algo existe lo que se llama el "madresolterismo"que toma cada vez más fuerza, familias donde el cabeza de familia es una mujer sola, con ausencia total de marido. Ahora cada vez más se separan las parejas y se vuelven a unir bien bajo fórmulas de unión civil o sin ninguna legalización.
- Eso a ustedes como miembros de un movimiento matrimonial debe preocuparles mucho.
- Sin ninguna duda. Pensamos que una de nuestras misiones concretas es demostrarle al mundo que el matrimonio está al servicio del amor, es una forma de llevar el amor a plenitud, que el matrimonio está al servicio de la felicidad y que el matrimonio, y esto es específicamente cristiana, está al servicio de la santidad, que a través de él los seres humanos podemos acercarnos de forma maravillosa a Dios realizando su plan en nuestras vidas.
¿Por qué sois así?
- A lo largo de su experiencia suponemos que cuentan con muchas anécdotas enriquecedoras.
- Hemos conocido parejas muy diversas en los Equipos de Nuestra Señora. En esa diversidad el espíritu es el mismo. En países de Centroamérica hay parejas de niveles socioeconómicos muy escasos y su espíritu es exactamente el mismo, de alegría, de buscar la felicidad, de transmitírsela a los hijos, de entregarse a los demás... Muchas veces hemos visto entrar parejas nuevas en el Movimiento porque ven en sus amigos o en sus vecinos, que no saben que pertenecen a los Equipos, un estilo diferente. Le preguntan a las parejas ¿ustedes qué hacen? ¿por qué viven así?
Una receta
- Ya sabemos que esto no funciona así, pero si tuviésemos que hacer una receta para superar la crisis de las familias ¿qué dirían?
- Se puede dar un consejo muy concreto. En nuestra experiencia muchos matrimonios se acaban porque no dialogan. Los problemas en el matrimonio empiezan a presentarse de una forma insignificante, cuando esos problemas se dejan avanzar, no se discuten y analizan en pareja, van creciendo y, cuando menos se piensa, se echan encima y desbaratan el matrimonio. Nosotros diríamos a las parejas, cristianas o no cristianas: dialoguen.
- En el caso de parejas cristianas, además del diálogo hay más cuestiones en común que facilitan el encuentro.
- Las parejas cristianas tenemos además un elemento extraordinario y es que cuando nos hemos casado delante de Dios y nos hemos comprometido ante Él para hacer una vida en común, Él también se ha comprometido con la pareja.
Una tarjeta de crédito
Alberto y Constanza aseguran que la presencia de Dios en el matrimonio que se deriva del sacramento es como una tarjeta de crédito. "En el sacramento -dicen- nos dan una tarjeta de crédito, pero si la tenemos guardada en el último cajón del armario no nos sirve de nada, sin embargo si la utilizamos nos va sacando de muchos apuros".Afirman que muchas casas cambian cuando Dios forma parte del matrimonio. "No es que no tengamos los mismos problemas del común de la gente, somos humanos y hay diferencias y discusiones, pero con Dios en medio de los dos el camino se aclara".
Preguntados si tal vez nos hemos acostumbrado a pasar por el altar sin que ello, interiormente para muchas personas, sea diferente a pasar por el juzgado o unirse sin ningún tipo de compromiso formal, nos contestan que a ellos, en alguna conferencia o charla que han dado les preguntan qué diferencia hay entre una pareja que se casa por la Iglesia y una que se casa por lo civil o no se casa. "Nosotros -aclaran- respondemos que la gran diferencia está en que en el matrimonio sacramento somos tres y Dios es el gran socio. Cuando damos el sí empezamos, luego hay que construir y en eso Dios es indispensable".
No hay comentarios:
Publicar un comentario