Carta a mi querida e inestimable amiga,
Hna Amparo.
Muy querida Hna Amparo...:
He dejado pasar el tiempo y ahora he decidido al fin ponerme en contacto con usted por este medio, al no obtener respuesta por su parte a la nuestra. La verdad es que nos sentimos bastante intranquilos y preocupados.
¿Cómo se encuentra usted, acaso está enferma?
¿Y su Comunidad de Religiosas?
¿Hay algún problema de tipo natural, como el monzón, tifones, el volcán o alguna otra cosa por el estilo?
¿Está todo bien, o no ?
Por favor, escríbanos aunque sólo sea una línea, diciendo cómo se encuentra usted y el pueblo hermano de Filipinas. No nos hace falta nada más.
¿Cuando vendrá de nuevo a España y la podremos tener entre nosotros unos días, para darle el abrazo que en nuestra mente y en nuestro corazón tantas veces y hondamente acariciamos?
Aunque nos consta que cuando viene, está suspirando por volver a Filipinas con toda esa gente amiga que usted quiere tanto, y que igualmente le corresponden con el mismo cariño que pone en ellos, en una reciprocidad constante.
Muchas gracias por enviarnos la foto con los niños en el comedor que usted ha fundado allí, y enseñarnos dónde van a parar nuestros humildes donativos, ese pequeño granito de arena, que se verá incrementado si Dios quiere, por todas esas almas buenas que van uniéndose para formar una enorme montaña. Y al mismo tiempo recibiremos las bendiciones del Cielo, al contribuir al bien común de nuestros hermanos en el Señor, y cuán agradecidos ellos lo reciben.
¡...Y nosotros manos a la obra!
En el día del juicio, Jesús dirá a los que estén a su derecha: "Vengan, entren en el Reino. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estuve enfermo y me visitaron..." Y luego el Señor les dirá a los que estén a su izquierda: "Apártense de mí, porque estuve hambriento y no me dieron de comer; estuve sediento y no me dieron de beber; estuve enfermo y no me visitaron". Y ellos le preguntarán: "¿Cuándo te vimos hambriento, sediento o enfermo, y no te asistimos? Jesús les responderá entonces: "Todo lo que no hicieron por el más pequeño de sus hermanos, tampoco lo hicieron por mí".
"Lo que hagáis a uno de estos pequeños,
a Mí me lo hacéis..."
Que el Señor les bendiga a usted, a su Comunidad de Religiosas "Esclavas del Divino Corazón" y a todo el país de Filipinas, que están tan lejos de nosotros en distancia, pero tan cercanos en el corazón.
Mientras quedamos a la espera de sus noticias, reciba nuestro abrazo más cariñoso:
Antonia y su familia, y mi familia y yo, estamos ansiosos por saber de usted y de todos allí.
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